miércoles, 19 de julio de 2017

Una Oración Efectiva

Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó el modelo de oración para que nosotros lo pudiéramos hacer de una manera efectiva. Él no quería que estuviéramos haciendo vanas repeticiones, como hacían los fariseos. Tampoco quería que fuéramos ostentosos a la hora de hacerlo. Quería que tuviéramos una comunicación con el Padre, así como Él la había tenido. Él nos dio su ejemplo. De forma que ahora veremos cómo orar, y las partes de que está compuesta la oración.
Mateo 6:8  “No os hagáis, pues, semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.”
 El Padre Nuestro Mateo 6:9-13 
oracion, pasos, biblia, adoracion
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos metas en tentación, sino líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén.
No puede haber mejor ilustración que la que nos dio nuestro Señor Jesucristo.

Punto 1 ¿Qué debe tener una oración?

Mateo 6:9-13. La oración debe de tener 3 elementos claves que nos enseña el mismo Señor Jesús.
1º Debe tener Adoración:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre… porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén.”
Como vemos, el Señor Jesús le está dando el poder, la gloria, el honor y la honra al Padre celestial. Pues lo mismo tenemos que hacer nosotros, ya que Dios es el Todopoderoso, el Eterno, Elohin, El Shadai, Jehová Rafá, etc. Tenemos que adorarlo en espíritu y en verdad. Lo vemos en Juan 4:24 “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren”.
2º Confesión:
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”
Como vemos en esta parte estamos confesando que somos pecadores, y que estamos dispuestos a perdonar también a los que nos han ofendido, para que el Señor pueda ver nuestra oración con olor fragante y pueda escuchar nuestras peticiones.
3º Petición:
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”
Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad, no es necesario pedirle mucho. Él no nos concederá lo que no nos conviene; pero como ya sabe lo que necesitamos, eso nos dará.

4ª Acción de Gracias: dando gracias en cualquier circunstancia. 1 Tesalonicenses 5:18

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

¿Serviría más el celibato?

El diccionario de la Real Academia Española llama continencia a la facultad que le permite al hombre moderar y refrenar las pasiones y afectos del ánimo, y que hace que viva con sobriedad y templanza.
Consiste en poder (y saber) abstenerse de los deleites carnales, sean estos impropios como glotonería, alcoholismo, fornicación, adulterio, etc. o propios de las relaciones sexuales entre esposos, por solo poner un ejemplo.
Resultado de imagen de ¿Serviría más el celibato?La incontinencia, como es de suponer, es todo lo contrario y está presente en la inmensa mayoría de los seres humanos, haciéndoles infelices en ese particular aunque se ignore o se quiera ignorar, y es precisamente esto último lo que más conspira contra el hombre en su concupiscencia.
La fe, combinada con el deseo de agradar a Dios, es un buen camino para apartarse de lo incorrecto e inmoral; pero cuando se trata de apartarse de algo, que aunque esté bien, se quiere dejar de hacer por alguna razón especial o por entrega y servicio a Dios, entonces se requiere de mucha fe y convicción.
En estos días, la iglesia católica ha sido objeto de múltiples comentarios, al conocerse las acciones deplorables de algunas autoridades de esta religión en diversos países. Sacerdotes católicos involucrados en relaciones sexuales -heterosexuales y homosexuales-, algunas catalogadas como violaciones.
Aunque es bien cierto que las acciones de un individuo o de un grupo de individuos, a su arbitrio y rompiendo con la disciplina y estatutos de una institución o religión, no deben ser tomadas y esgrimidas para atacar arremetiendo contra ellas, la posición correcta sería tratar de ser todo lo justo posible en los comentarios, sin dejar de reprender el nefasto acto. Por lo tanto, la iglesia católica no se la debe hacer responsable de tales barbaridades, ya que a fin de cuentas, estos individuos hubieran hecho lo mismo en cualquier lugar en que se encontrasen.
Ahora bien, lejos de criticar a la iglesia del Vaticano, tratemos sobre el celibato. Como decíamos al principio, la voluntad de abstenerse de las relaciones sexuales normales, que no constituyen un adulterio, debe ser resultado de una firme convicción o entrega total a Dios. En este caso el celibato funciona dando fortaleza y tiempo a la persona entregada a este estado de vida.

¿Cómo Escuchar la voz de Dios?

La palabra de Dios llega de modos muy variados hasta el hombre: en la Creación o la Revelación, en los acontecimientos de la historia o en la voz de la conciencia.
escuchar, Dios, voz, oracion, estudio biblicoNo pensemos que la voz de Dios es un sonido misterioso, como si se oyera en una película de espanto, no es un murmullo extraño que pueda darse en una casa abandonada o en un túnel oscuro. Es la voz del Padre que de múltiples maneras nos llama a la conversión, a la madurez y al compromiso.
Y a veces para escuchar esa voz, hay que sumergirse en el silencio teniendo atentos los sentidos del alma, a se­mejanza de los indígenas que pegan su oído al suelo para conocer si alguien se acerca. A veces habrá que orar y su­plicar a Dios, pidiéndole una palabra, diciéndole como Samuel, cuando era niño:
“Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:10).
En otras ocasiones habrá que mirar a Cristo, en nuestras pruebas y en nuestras alegrías, y descubrir su amor aún en los momentos más difíciles, como el ladrón casi agonizante que comprendió todo al mirar los ojos de Jesús. En otras ocasiones habrá que prestar atención a quien nos habla del Señor, y decirle como Cornelio a Pedro: “estamos aquí, en la presencia de Dios, para oír todo lo que el Señor te ha mandado” (Hechos 10:33). O quizá sea necesario abrir la Biblia y leer atentamente lo que en ella dice; o sencillamente analizar, a la luz de la fe, los acontecimientos del mundo o las circunstancias de nuestra vida. Escuchar la Palabra de Dios es captarla más con el corazón y con el espíritu que con los oídos del cuerpo, más con la intuición y con el amor, que con la frialdad de un discurrir racional.
Acoger así la Palabra del Señor ha de volverse una fuente de alegría para los creyentes, por algo el evangelio nos recuerda las palabras de Jesús, que son una verdadera bienaventuranza:
Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan. Lucas 11:28