lunes, 3 de junio de 2013

La Noche Más Larga - Familia - Video

Era un 6 de mayo como cualquier otro y mi esposa iba tranquila a su cita de control; tenía 6 meses y medio de embarazo. Se hallaba relajada y contenta. No sospechaba, que segundos después de atravesar la puerta del consultorio, su ginecóloga le diagnosticaría una severa preclampsia y ordenaría su hospitalización inmediata.
Toda aquella noche entraban y salían enfermeras del cuarto con medicamentos para mi esposa, y además monitoreaban los latidos del bebé. La situación era desesperante…no había mejoría. La angustia de mi esposa tampoco ayudaba a su condición. El Señor nos trajo aliento aquella madrugada, en medio de la oscuridad del cuarto, por medio de un sencillo cántico que entonamos con cierta incertidumbre: “…cuando pases por los ríos, no te anegarán, aunque pases por el fuego, no te quemarás…”.  
Esa noche no dormimos, y al llegar la mañana, la doctora me dijo en privado que iban a tratar de salvar a mi esposa, pero que la vida de Andrea Sofía podría llegar a su fin, tras tantas semanas en el vientre de su madre.
Los médicos esperaban lo peor, por lo que se me impidió entrar al quirófano. Mi esposa y yo habíamos soñado estar juntos en el momento del alumbramiento, pero en ese momento ella se sintió más sola que nunca. La doctora nos contó que la tensión de mi esposa subió tanto, que esperaron lo peor. Sin embargo, al sacar al bebé se dieron cuenta de que estaba viva, si bien delicada por la falta de desarrollo de sus pulmones.

Se lucha por lo que se quiere - Ánimo en mensaje


Desde el día que una persona me dijo esta frase, no he dejado de recordarla. Es como una de esas palabras que en ocasiones las demás personas te dicen, sin imaginar el significado realmente grande que pueden tener. 
Hay momentos en los que es necesario recordar que hay que luchar por las cosas que queremos, pues todos tenemos por lo menos un deseo o un sueño que vive en nuestro corazón, pero olvidamos que los sueños y los deseos tienen una segunda parte: SE CUMPLEN.

A veces deseamos tanto algo, que en lugar de usar nuestras fuerzas para luchar por cumplirlo, las malgastamos perdiendo el tiempo llorando, enojados, desesperados, o decimos y hacemos cosas sin sentido; no nos damos cuenta que eso sólo nos aplaza el tiempo de espera más de lo que debería ser; muchas veces nos entristecemos por no recibir lo que queremos, pero no hemos hecho ni el más mínimo esfuerzo por conseguirlo. Si todo en esta vida fuera fácil, no existiría el esfuerzo y tampoco las recompensas.

¿Qué es eso que tanto deseas para ti, que te ha legado a entristecer?: el trabajo, la familia, la pareja, la estabilidad económica o laboral. Cualquier deseo que haya en tu corazón puede realizarse si LUCHAS por él; tal vez ya has pedido mucho a Dios por ello, pero seguro que Él quiere lo mejor para ti, son sus planes que en tu vida nada te falte, pero tu parte está en mantenerte en la lucha por merecer las bendiciones de Dios.

El Jugador de Fútbol - Reflexiones - Vídeo

Un muchacho vivía solo con su padre y ambos tenían una relación extraordinaria y muy especial.
El joven pertenecía al equipo de fútbol americano de su colegio; habitualmente no tenía oportunidad de jugar, bueno, casi nunca, sin embargo su padre permanecía siempre en las gradas haciéndole compañía.
El joven, que era el más bajo de la clase cuando comenzó la secundaria, insistía en participar en el equipo de fútbol del colegio; su padre siempre le daba orientación y le explicaba claramente que “él no tenía que jugar al fútbol si no lo deseaba en realidad”. Pero el joven amaba el fútbol, tanto que no faltaba ni a un entrenamiento ni a un partido y estaba decidido a dar lo mejor de sí, se sentía felizmente comprometido.
Durante su vida en la secundaria, le recordaron como el calentador de banquillos, debido a que siempre permanecía sentado en él… Su padre, con su espíritu de luchador, siempre estaba en las gradas dándole compañía, palabras de aliento y el mejor apoyo que ningún hijo podía esperar. 
Cuando comenzó la universidad, intentó entrar al equipo de fútbol. Todos estaban seguros de que no lo lograría, pero a todos venció entrando al equipo.
El entrenador dio la noticia, admitiendo que le había aceptado, sobre todo por como él demostraba entregar su corazón y su alma en cada uno de los entrenamientos y al mismo tiempo, le daba a los demás el entusiasmo perfecto. La noticia llenó por completo su corazón, corrió al teléfono más cercano y llamó a su padre, quien compartió con él su emoción. Le enviaba en todas las temporadas, las entradas para que asistiera a todos los partidos de la universidad.
El joven atleta era muy persistente, nunca faltó ni a una práctica ni a un partido durante los 4 años de la universidad y ¡nunca tuvo la oportunidad de participar en ningún partido!
Era el final de la temporada, y justo unos minutos antes de que comenzara el primer partido de la eliminatoria, el entrenador le entregó un telegrama. El joven lo tomó y después de leerlo, se quedó en silencio… y temblando le dijo al entrenador: “mi padre murió esta mañana, ¿hay algún problema en que falte al juego?; el entrenador le abrazó y le dijo: “toma el resto de la semana libre, hijo, y no se te ocurra venir el sábado”

Alabemos a nuestro Dios - Devocional, reflexión

Hay días, en los que en realidad, en el sentido humano, es difícil alabar a Dios; porque nosotros muchas veces lo hacemos basándonos en el momento que estamos viviendo, es decir, que si estamos pasando por circunstancias muy difíciles, se nos dificulta también alabar a Dios.


Es fácil alabar a Dios cuando las cosas van bien, cuando hemos recibido Su provisión, cuando hay fortaleza, cuando todo esta yendo perfectamente,... pero se nos hace muy difícil hacerlo en medio de la escasez, en medio de los desiertos de la vida, en medio de esas etapas de anonimato o en medio de  enfermedades terribles.
Hoy quiero invitaros a que alabéis a Dios en medio de cualquier circunstancia, en medio de cualquier problema, en medio de cualquier desierto, quiero motivaros a alabar a Dios.
Cuando alabamos a Dios ocurren cosas maravillosas, cuando alabamos a Dios nuestras fuerzas son renovadas, nuestro pensamiento es transformado, nuestro aliento es recobrado, nuestras cargas son quitadas, nuestro espíritu es reavivado; por eso y más, debemos alabar siempre a Dios.
El salmista escribía:
¡Alabemos a nuestro Dios!
Ustedes, los que obedecen a Dios,
¡alábenlo!
¡Sea siempre bendito nuestro Dios!
¡Alábenlo a todas horas!
¡Alábenlo ahora y siempre!
Dios reina en las alturas,
y desde allí contempla
los cielos y la tierra.
Dios gobierna con poder
sobre todas las naciones.
¡No hay nada que se compare
con nuestro Dios!
A la gente pobre y humilde
la saca de la miseria,
y le da un sitio de honor
entre la gente importante.
A la mujer que no tiene hijos,
le concede dos alegrías:
¡llegar a ser madre,
y tener un hogar!
¡Alabemos a nuestro Dios!
Salmos 113 (Traducción en lenguaje actual)
¿Por qué no alabamos a Dios en medio de cualquier circunstancia? Hoy Dios quiere escuchar tu alabanza, Él quiere escuchar de tus labios cómo le alabas con un corazón sincero, reconociendo su poderío y capacidad para hacer de lo imposible, algo posible.
Cuando Dios observa que tu corazón en medio de las circunstancias más difíciles le sigue alabando, Él se ocupa de tu necesidad, pues Él no desampara a aquellos que le alaban.
Posiblemente los últimos días te has quejado de lo que estás viviendo; hoy, en lugar de quejas Dios quiere escuchar tu alabanza y entonces, cuando eso suceda, todo el panorama comenzará a cambiar; cuando decidas alabar en lugar de quejarte, Dios abrirá tus ojos y verás cómo TODO esta bajo el control de su mano PODEROSA.

¡ALABA A DIOS!

El proceso de vivir es en sí mismo un riesgo - Crecimiento personal-Espiritual - Vídeo

Para poder aprender a caminar, un bebé debe arriesgarse al dolor que producen las caídas. El adolescente que acaba de sacar su carné de conducir se enfrenta al mayor riesgo, al conducir en las autopistas. La pareja que se compromete con los votos matrimoniales debe enfrentarse a la posibilidad de que esa relación, que esperan que sea feliz, pueda ser también una que les traiga los dolores mas fuertes y, el empresario que desea comenzar o ampliar su Empresa, sabe que también corre el riesgo de sufrir una pérdida substancial.
Entonces, si hay tantos riesgos cuando intentamos o tratamos de crecer y alcanzar metas en la vida, ¿por qué lo intentamos?
Una razón es que Dios ha puesto en nuestro interior un impulso que nos lleva a mejorar en la vida.
Como alguien dijo una vez, “llega el día en que el riesgo de quedarse como un brote, es más doloroso que el riesgo de florecer”.
Sabemos que no podemos recoger rosas sin el riesgo de pincharnos con las espinas, pero cuando la posibilidad de enfrentarnos con las espinas es demasiado dolorosa, recuerda que cuando Dios te inspira a cortar rosas nuevas, puedes confiar en que Su fuerza y su dirección te ayudarán a caminar entre las espinas. Debes tomar tiempo para oler la fragancia de las rosas. 
Si te diriges hacia Dios con un oído atento y dejas de correr sin rumbo, vas a descubrir que tu vida tiene un propósito y disfrutarás de todo lo bueno y hermoso que Él tiene para ti.
Las personas que miran hacia atrás, reflexionando, y hacia adelante, son las que cosechan más, porque mirando al pasado, rescatan de sus experiencias las cosas que les servirán para resolver los desafíos del presente y deciden qué semillas plantarán para lograr los éxitos del futuro.
Dios está presente en cada etapa de nuestra vida, instándonos a aprender de las experiencias y los logros, para que nuestros jardines alcancen el máximo de su potencial y belleza.