Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago: 5.16
Confesar; declarar, admitir, reconocer la propia culpa de la que hemos sido acusados, resultado de la convicción interna que trae a nuestra vida el Espíritu de Dios.
Santiago, en este versículo, nos da tres preciosas instrucciones:
Confesar; declarar, admitir, reconocer la propia culpa de la que hemos sido acusados, resultado de la convicción interna que trae a nuestra vida el Espíritu de Dios.
Santiago, en este versículo, nos da tres preciosas instrucciones:
1- Confesar nuestros pecados unos a otros, pero recalquemos el cuidado que debemos tener en cuanto a este asunto. Santiago dice: la oración del justo puede mucho…; debemos leer los versículos anteriores en los que él está mencionando a los ancianos de la Iglesia, es decir, a las autoridades pastorales, que aquel que es irreprensible delante de Dios, es decir de buen testimonio… la bendición sobrenatural viene a su vida.
Cuando hemos confesado alguna falta, es como si nos hubiésemos despojado de un peso que estaba sobre nuestros hombros…y no solo eso, sino que nos apropiamos del consejo que recibimos a la luz de la palabra, lo cual trae de inmediato, la paz tan ansiada a nuestro corazón…y es también una de las hermosas maneras que el Espíritu Santo nos revela para librarnos del pecado. Esta manera es como escribir en un trozo de papel todo aquello que esté siendo señalado por el Espíritu de Dios, quien nos convence del pecado, y luego quemarlo, para ofrecernos así, delante de la presencia de Dios, como un sacrificio de olor grato.