sábado, 10 de agosto de 2013

¿Por qué Dios requiere fe? - Preguntas y respuestas bíblicas - Vídeo

Respuesta: Nuestra relación con Dios es similar a nuestra relación con otros, en que todas las relaciones requieren de fe. Nosotros nunca podremos conocer totalmente a ninguna otra persona. No podemos experimentar todo lo que ellos experimentan, ni entrar en sus mentes para conocer lo que son sus pensamientos y emociones. Proverbios 14:10 dice, “El corazón conoce la amargura de su alma; y extraño no se entremeterá en su alegría.” Somos incapaces de conocer totalmente aún nuestros propios corazones. Jeremías 17:9 dice que, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso; ¿quién lo conocerá?” En otras palabras, el corazón humano es tal, que busca esconder lo profundo de su maldad engañando incluso a su dueño. Y hacemos esto al echarles la culpa a otros, al justificar nuestra mala conducta, al minimizar nuestros pecados, etc.

Porque somos incapaces de conocer plenamente a los demás, la fe es un ingrediente característico de todas las relaciones. Por ejemplo, una esposa se sube a un coche conducido por su esposo, confiando en que él conducirá con precaución, aunque a menudo él conduce más rápido de lo que ella lo haría por las carreteras en invierno. Ella confía en que él actúe en todo momento por el bien de ambos. Todos nosotros compartimos información particular de nosotros mismos con los demás, confiando en que ellos no nos traicionarán con esa información. Y también conducimos por la calle, confiando en que aquellos que conducen a nuestro alrededor sigan las reglas de tráfico. Así que, ya sea con extraños o con amigos íntimos y compañeros, debido a que no podemos conocer por completo a los demás, la confianza es siempre un componente necesario en nuestras relaciones.

Si no podemos conocer plenamente a nuestros finitos compañeros humanos, ¿cómo esperamos conocer plenamente a un Dios infinito? Aunque Él decidiera revelarse a Sí mismo totalmente, es imposible para nosotros conocerle en totalidad. Es como tratar de vaciar el océano (infinito en volumen) en un frasco de un cuarto de litro (finito)… ¡imposible! No obstante, así como podemos tener relaciones significativas con otros que han acrecentado nuestra confianza, por lo que conocemos de ellos y su carácter, así Dios ha revelado lo suficiente acerca de Él mismo a través de Su creación (Romanos 1:18-21), a través de Su Palabra escrita, la Biblia (2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:16-21), y a través de Su Hijo, Jesucristo (Juan 14:9). 


Lo hizo así para que podamos entrar en una significativa relación con Él, pero esto sólo es posible cuando la barrera de nuestro pecado ha sido quitada, al confiar en la persona y obra de Cristo en la cruz como el pago por nuestros pecados. Esto es necesario porque, así como es imposible que la luz y las tinieblas coexistan juntas, igual es imposible que un Dios santo tenga relación con un hombre pecador, a menos que su pecado haya sido pagado y quitado. 
Jesucristo, el Hijo de Dios, sin pecado, murió en la cruz para llevar nuestro castigo y cambiarnos, para que cualquiera que crea en Él pueda llegar a ser hijo de Dios y vivir eternamente en Su presencia (Juan 1:12; 2 Corintios 5:21; 2 Pedro 3:18 y Romanos 3:10-26).

En el pasado hubo ocasiones en que Dios se reveló a Sí mismo de forma más “visible” a la gente. Un ejemplo de esto fue en el tiempo del Éxodo de Egipto, cuando Dios reveló Su cuidado por los israelitas al enviar milagrosas plagas sobre los egipcios, hasta que estuvieron dispuestos a liberar a los israelitas de la esclavitud. Entonces Dios abrió el Mar Rojo, permitiendo que aproximadamente dos millones de israelitas cruzaran sobre tierra seca. Después, mientras el ejército egipcio buscaba perseguirles a través de la misma brecha, Él liberó las aguas, que cayeron sobre ellos y les cubrió (Éxodo 14:22-29). Más tarde, en el desierto, Dios les alimentó milagrosamente con maná, y les guiaba por el día mediante una columna de nube y por la noche con una columna de fuego, representaciones visibles de Su presencia con ellos (Éxodo 13:21).

En el vientre se va construyendo una biografía oculta - Devocional, Reflexión

“Señor, tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.
¡Te alabo porque soy una creación admirable!
¡Tus obras son maravillosas,
y esto lo sé muy bien!
  Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación:
todo estaba ya escrito en tu libro;
todos mis días se estaban diseñando,
aunque no existía uno solo de ellos”.


en el vientreCon el nombre viene mi propósito, viene mi llamado y me dice quién es mi dueño ¡Como te puse nombre eres mío! No eres un accidente, eres de Dios. Moisés había sido llamado por Dios, y un día se metió entre dos hebreos que estaban peleando y le dijo al que maltrataba al otro: “¿Por qué golpeas a tu prójimo? Y éste le  respondió, ¿quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros?” Moisés no sabía que Dios le había puesto por juez, ¡ellos le estaban profetizando eso!
Un día Raquel, yendo para la Casa de Pan (Belén), tuvo dolores de parto y dio a un luz un varón al que puso por nombre Benoni: “hijo de mi tristeza”. Ese hijo iba a crecer con culpa, con auto-reproche. La tristeza estaba marcada desde el mismo parto.
Pero su padre, Jacob, le cambió el nombre y le puso, Benjamín: “hijo de mi mano derecha”.
El padre canceló su infancia triste, su auto-reproche, y le llevó a Belén.
 Dios no te va a dejar a mitad del camino, te va a llevar a la Casa de Pan porque  Nuestro Padre siempre tiene la última palabra sobre nosotros y Él te dice: ¡A pesar del dolor no nos vamos a quedar aquí!

San Perfecto - Ánimo en mensaje - Vídeo

Hace unos días vi una película, en la cual una esposa afligida confesaba a su marido, entre lágrimas de pesar, dolor y arrepentimiento, que había cometido infidelidad contra él.
Esa situación ya había terminado por su propia decisión. No había sido descubierta. No había amenazas. Si dejaba todo tal y como estaba, su matrimonio no se iba a resentir. Sólo su amor la llevó a arrepentirse, a terminar con esa relación y confesar su pecado.

No obstante tamaña expresión de amor, fidelidad y arrepentimiento, su esposo, herido en su orgullo, tuvo una terrible expresión de desprecio hacia ella y al día siguiente hizo empaquetar todas sus cosas en un camión y la echó de casa. 
San Perfecto. El hombre que no conocía el pecado.

“Los hechos y personajes de esta historia son ficticios. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia”, es una advertencia que los editores ponen al principio o al final de este tipo de producciones, para evitarse reclamos legales de personas con situaciones similares o idénticas. No obstante, la semejanza con esta filmación de miles y miles de personas en el mundo es realmente abrumadora. Y son muchos los hechos, en los cuales las personas “confiesan” una vez que han sido descubiertas, sólo después de haber sido puestas en evidencia. Pero son menos, en proporción, los casos en los que existe una confesión de las personas, producto del arrepentimiento, del amor, de la convicción de haber pecado sin pensar siquiera en la posibilidad de ser descubiertas. Es de este último tipo de situaciones, del que nos ocupamos en el presente escrito.

En el Camino Aprendí - PowerPoint

En el Camino Aprendí... 
Que llegar alto no es crecer.
Ni que escuchar es oír
Ni lamentarse es sentir.
Que mirar no siempre es ver.
¡Ni acostumbrarse es amar ..!
En el camino aprendí…
que andar solo no es soledad…
Que la cobardía no es paz
Ni se es feliz por sólo sonreír.
¡Y que peor es mentir que silenciar la verdad!
Que puede un sueño de Amor
abrirse como una flor
y como esa flor morir …
APRENDÍ…
Pero que en su breve existir...: ¡Es todo aroma y color …!
El camino me enseñó
Que no es sumisión la humildad.
La humildad es ese Don que se suele confundir:
“No es lo mismo ser servil,
que ser un buen servidor …”
Cuando vayan mal las cosas como a veces suelen ir,
Cuando ofrezca tu camino sólo cuestas que subir,
Cuando tengas poco haber pero mucho que pagar,
Y precises sonreír aún teniendo que llorar,
Cuando el dolor te agobie y no puedas ya sufrir…
Descansar acaso debes, pero nunca DESISTIR
¡CUANDO TODO ESTÉ PEOR, MÁS DEBEMOS INSISTIR!
APRENDÍ EN MI LARGO CAMINO…
Que los amigos son:
Para el frío: ABRIGO.
Para la oscuridad: LUZ.
Para el miedo: REFUGIO.
Para la adversidad: ESPERANZA.
Descarga esta diapositiva aquí:  En el camino aprendí

La bendición de Dios - Devocional - Vídeo

“Además, yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas. Llegará el día en que te traeré de regreso a esta tierra. No te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he prometido.”
Génesis 28:15 (Nueva Traducción Viviente).
Cuando Jacob salió de su hogar, lo hizo huyendo de su hermano, con incertidumbre respecto a su futuro y con tan solo un bastón como posesión. Pero en el camino se encontró con el SEÑOR y éste le bendijo. Esa bendición tuvo trascendencia. A Jacob le fue dada una gran familia, bienes en abundancia y sobre todo, DIOS mismo, que le transformó de alguien que huía a un patriarca.
Cuando Jacob cruzó el Jordán de regreso a su tierra, le dio la gloria a DIOS.
“No soy digno de todo el amor inagotable y de la fidelidad que has mostrado a mí, tu siervo. Cuando salí de mi hogar y crucé el río Jordán, no poseía más que mi bastón, ¡pero ahora todos los de mi casa ocupan dos grandes campamentos! “ Génesis 32:10 (Nueva Traducción Viviente).
De la misma manera, el creyente debe reconocer todo el bien que DIOS ha hecho en su vida desde que Jesús le salvó. Reconocer lo poco o nada que tenía en sus manos cuando clamó para que Jesús le redimiera. Muchos llegaron a los pies de Cristo cargando sólo problemas o aflicciones, cargando con ataduras que mantenían cautivas sus almas, con enfermedades que eran irreversibles, o con deudas. Pero después de que DIOS les bendijera, todo aquello fue quitado y recibieron mucho más de lo que esperaban.
El creyente debe mantener siempre presente en su corazón todo el bien que el SEÑOR le ha hecho y recordar cuál era el “bastón” que le sostenía antes de ser bendecido por Jesús.
Si has sido salvo por Jesús, seguro que te ha hecho bien en abundancia. Y así como a ti te lo prometió, también hará conmigo todo lo que te ha dicho, y hecho. No permitas que exista desánimo en tu corazón cuando aún no veas cumplido lo que esperas. En el momento preciso, en el momento de DIOS, lo recibirás.

Mientras tanto, disfruta con Jesús todas las bendiciones que hasta el día de hoy Él te ha dado.