lunes, 27 de abril de 2020

Evangelio de Mateo

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Este Evangelio, conocido como el Evangelio de Mateo, fue escrito por el apóstol del mismo nombre. El estilo del libro es exactamente lo que se podía esperar de un hombre que una vez fue recaudador de impuestos. Mateo tiene un gran interés en la contabilidad (Mateo 18:23-24; 25:14-15). El libro es muy ordenado y conciso. En vez de escribir en orden cronológico, Mateo ordena este Evangelio a través de seis argumentos.

Como cobrador de impuestos, Mateo posee una habilidad que hace sus escritos aún más interesantes para los cristianos. Sería de esperar que los recaudadores de impuestos fueran capaces de escribir como una especie de taquigrafía, lo que esencialmente significaría que Mateo pudo haber registrado las palabras de una persona mientras hablaba, palabra por palabra. Esta habilidad significa que las palabras de Mateo no solo están inspiradas por el Espíritu Santo, sino que deben representar una transcripción actual de algunos de los sermones de Cristo. Por ejemplo, el Sermón del Monte, como se registra en los capítulos 5-7, es casi con certeza una perfecta grabación de ese gran mensaje.


Fecha de su Escritura: Como apóstol, Mateo escribió este libro en el período inicial de la iglesia, probablemente alrededor del 50 d.C. Esta fue una época en la que la mayor parte de los cristianos eran judíos convertidos, por lo que es bastante comprensible que Mateo se enfocara en la perspectiva judía en este evangelio.

Propósito de la Escritura: Mateo intenta probar a los judíos que Jesucristo es el Mesías prometido. Más que en ningún otro evangelio, Mateo cita el Antiguo Testamento para mostrar cómo Jesús da cumplimiento a las palabras de los profetas judíos. Mateo describe en detalle el linaje de Jesús desde David, y utiliza muchas formas de lenguaje con las que los judíos debían haberse sentido cómodos. El amor y preocupación de Mateo por su pueblo es evidente a través de su meticulosa manera de contar la historia del Evangelio.

Versículos Clave: Mateo 5:17, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”.

Mateo 5:43-44, “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”.


Mateo 6:9-13, “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén".


Mateo 16:26, “Porque, ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”.


Mateo 22:37-40, “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

Mateo 27:31, “Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle”.


Mateo 28:5-6, “Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor”.

Mateo 28:19-20, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

La cercanía de Dios

Claman los justos, y Jehová oye y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu.” (Salmos 34:17-18).
La soledad no debe ser para el cristiano un motivo de tristeza. Porque por la fe, sabemos que nunca estamos fuera de la presencia de Dios. Aunque nosotros nos alejemos de Él por el pecado, Dios está atento para unirse a nosotros si nos arrepentimos y volvemos junto a Él. Esta cercanía la ganó Cristo con su sacrificio; no es por mérito nuestro, sino que es un don del amor de Dios.

I. No debemos sentirnos solos si tenemos fe (versículo 17)

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Si vivimos unidos a Dios, no debemos sentirnos solos. Porque si lo invocamos y deseamos estar en su presencia, Él acude como un Padre ante su hijo. Él oye nuestros ruegos y los responde, pero somos nosotros los que clamamos a veces sin fe. No terminamos de convencernos de que Dios nos ama hasta el extremo, y que siempre está a nuestro lado (versículo 17).
Toda nuestra vida se gasta buscando la felicidad. El problema es que la buscamos en cosas que no nos la dan realmente, y por eso somos infelices. Si esperamos que las cosas materiales o el éxito en este mundo nos den la felicidad, terminaremos vacíos y solos. La verdadera compañía está junto a Dios, y también la verdadera felicidad (Salmo 16:11).
Ahora bien, no podemos adjudicarnos la cercanía de Dios a causa de nuestra bondad. Es un don que quiere hacernos, complementario al perdón de los pecados. El Señor entregó su vida por nosotros, derramó su sangre. Ganó para nosotros la justificación y nos hizo agradables a Dios mediante su sacrificio (Efesios 2:13).
Debemos aprovechar esta cercanía de Dios ganada con la sangre de Cristo. Es en esta vida cuando tenemos la oportunidad de vivir en su amor y luego entrar en el gozo de nuestro Señor. Después, cuando llegue el día de nuestra muerte, o la segunda venida de Cristo, no podremos cambiar el estado de nuestro espíritu. O estará con el vestido de fiesta que le permita participar del banquete de bodas, o será echado fuera y lamentará su necedad eternamente (Isaías 55:6).

Pero es mi papá

es mi papa

Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Colosenses 3,13
- Pero es mi papá -
Tengo en ocasiones discusiones contigo.
Muchas son las veces que siento que me atacas.
A veces lloro porque dentro de mí deseo tener a un tierno y dulce guardián,
y encuentro a un hombre lleno de dureza.
Sin embargo, cuando la tormenta pasa y las nubes me dan un respiro,
veo que tengo mucha necesidad de ti, y lloro a escondidas.
Sé que has sufrido y que te duelen muchas cosas del mundo.
Sé que no sabes tal vez emitir tus sentimientos, pero sí que los tienes.
Yo espero una dulce llamada preguntando dónde está tu hija mayor
pero recibo una molesta voz.
He llorado por tu incomprensión
y he hablado a tu corazón.
He querido que entendieras tantas cosas,
y reconozco que yo también en ocasiones no colaboro mucho, que mis aún jóvenes años
hacen chirivitas con los tuyos.
Pero quiero que sepas que cuando me voy con la sangre hirviendo,
oro y digo una y otra vez, -pero es mi padre-.
Porque eres mi padre no importando qué,
porque soy tu hija no importando cuantos qué,
porque Dios no se equivocó en darme a ti como padre en este mundo,
porque buscó en tu corazón y vida lo que yo pudiera necesitar para cumplir su propósito en mí.
Porque eres mi padre y te amo mucho
Porque cuando careces de algo, yo lloro
Porque quisiera que el dinero no fuera una necesidad.
Pero lo único que pienso es en terminar de estudiar
porque sé que al avivar el don que mi Padre celestial me ha dado,
desato una lluvia de bendiciones no solo a mí sino también a mi entorno.
Y mi entorno eres tú al igual que mamá y mis hermanos.
Porque aunque a veces siento que no puedo más,
pienso que somos la familia que somos
y que tú eres mi padre y te amo.
Gracias le doy a Dios porque gracias a tu niñez tan triste
y a todas las carencias que viviste
ahora soy quien soy.
Porque quiero que sepas que llevo tu apellido
con mucha alegría y orgullo.
Te amo papá, y aunque a veces nos llevamos como el perro y el gato,
quiero que lo sepas, y te lo digo con todo mi amor latiendo en el corazón.
Te doy las gracias porque gracias a ti tengo el pensamiento:

MI PAPÁ.

Si son muchas las veces que tienes rencillas con tu papá, si él ha cometido errores y quizá no los puedes perdonar, piensa en lo mucho que él también vivió y tuvo que sufrir. No quiero justificar absolutamente nada, pero no seas tan duro con él porque algún día serás papá y también mamá, y no quiera Dios que cometas algún error en el camino y que luego sea muy difícil de explicar. 
O si tu caso tu papá no es el rey que cuida a su princesa con dulces palabras o dulces cuidados, recuerda que no podemos dar lo que no tenemos, pero detrás de esa llamada de atención que te parece dura, está un TE AMO HIJO(A) Y ME PREOCUPA PERDERTE SI LLEGAS TAN TARDE, PERO NO APRENDÍ A DEMOSTRARLO CON PALABRAS DULCES.
Si algo deseo de todo corazón regalarte el día de hoy es que

PASE LO QUE PASE ES TU PAPÁ Y DIOS TE LO DIO PARA CUMPLIR SU PROPÓSITO EN TI. NADA ES CASUALIDAD, AMEMOS A NUESTRO PAPÁS QUE CON TODO Y TODO NOS AMAN, 

Y RECUERDA: PERO ES TU PAPÁ.