miércoles, 24 de octubre de 2018

Jesús tiene el poder de calmar cualquier tipo de tormenta

Muchas personas dicen creer en Dios, pero a la hora de la verdad solo creen en Él mientras todo sale bien, mientras no haya tormentas que afrontar. Es fácil decir creo en Dios, de hecho la mayoría de la gente lo confiesa con sus labios; sin embargo, no basta con confesarlo, hay que demostrar que realmente creemos en Él, y esto solo se puede probar cuando estamos en medio de una tormenta.
Las escrituras nos recuerdan en Marcos 4:35-41, cuando se desató una fuerte tormenta y las olas azotaban la barca en la que iba Jesús con sus discípulos. Jesús estaba durmiendo mientras que los discípulos, desesperados, gritaban para despertarlo y advertirlo acerca de lo que estaba sucediendo.
Pues asimismo somos nosotros cuando estamos atravesando por una dificultad; cuando creemos que todo se escapa del control empezamos a dudar y a pedir a gritos la ayuda del Señor, pero no con el ánimo de manifestar nuestra fe sino por el contrario, nuestra desesperación, nuestra falta de ella. Impresiona cómo Jesús despertó y le ordenó al viento y al mar que se quedaran en silencio y se calmaran; inmediatamente todo quedó completamente tranquilo. Solo bastó la orden de Jesús para que la tormenta cesara. Entonces, ¿por qué dudamos en los momentos de dificultad y de crisis que Él hará lo mismo que hizo con esa tormenta?, ¿acaso no decimos creer en Él? Cuando Él Señor calmó la tormenta le dijo a los discípulos ¿Todavía no tienen fe?, y esto mismo nos pregunta Él a nosotros en este momento.

¿Existe Dios? ¿Hay evidencias de la existencia de Dios?

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¿Existe Dios? Es interesante que se dé tanta atención a este debate. Las últimas encuestas nos dicen que alrededor del 90% de la gente en el mundo de hoy, cree en la existencia de un ser superior. Aunque, de algún modo, la responsabilidad parece situarse sobre los que creen que Dios existe, para de alguna manera probarlo, realmente la responsabilidad está sobre los que no creen.

Pero en realidad, la existencia de Dios no puede ser probada ni desmentida. Hasta la Biblia dice que deberíamos aceptar por fe el hecho de que Dios existe, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). Si Dios lo deseara así, simplemente podría aparecer y probar a todo el mundo que existe. Pero si lo hiciera, no habría necesidad de fe. “Jesús le dijo: porque me has visto, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).


Sin embargo, esto no significa que no haya evidencias de la existencia de Dios. La Biblia declara, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras” (Salmos 19:1-4). Al mirar las estrellas, al entender la inmensidad del universo, al observar las maravillas de la naturaleza, al ver la belleza de la puesta del sol, vemos que todas ellas apuntan hacia un Creador, Dios. Si esto no fuera suficiente, también hay evidencia de Dios en nuestros propios corazones. Eclesiastés 3:11 nos dice, “…y ha puesto eternidad en el corazón de los hombres…” Hay algo en lo profundo de nuestro ser, que reconoce que hay algo más allá de esta vida y alguien más allá de este mundo.

Intelectualmente podemos negar este conocimiento, pero la presencia de Dios en nosotros y a través de nosotros está ahí. A pesar de todo esto, la Biblia nos advierte que todavía hay algunos que niegan la existencia de Dios, “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmos 14:1). Debido a que la gran mayoría de la gente a través de la historia, en todas las culturas, en todas las civilizaciones, y en todos los continentes, creen en la existencia de algún tipo de Dios, debe haber algo (o alguien) que causa esta creencia.

Yo Elegí Confiar en Dios ¿y Tú?

“No permitas que las crisis se apoderen de ti, comienza a ver las oportunidades y seguro que vas a triunfar”.
¿Se fijó que una palabra muy recurrente en estos tiempos es “crisis”?
Leemos la prensa o vemos las noticias en televisión y nos encontramos con la crisis. Estamos en el trabajo o en el hogar y lo que escuchamos es crisis, lo que hace que mucha gente cristiana y no cristiana se paralicen y no avancen por temor a ella.
¿Eres tú de esas personas que se han detenido ante la crisis, o eres de las que avanzan en la búsqueda de lo extraordinario?
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Dado que la vida es un asunto de actitud y que la actitud provoca tomar decisiones, yo elijo qué actitud voy a tomar ante las crisis, los problemas o situaciones que se me presenten. Podemos optar por una actitud positiva o negativa. La actitud positiva hace la diferencia porque busca solucionar problemas, no deja los problemas así como así sin importarle; una persona con actitud positiva busca siempre resolver, disfruta de las circunstancias, ve más oportunidades y vive la vida con entusiasmo.
Una persona con actitud positiva tiene presente lo siguiente:
1.    No eligió las circunstancias que le tocó vivir, pero sí eligió qué actitud manifestar.
2.    Se esfuerza por desarrollar una actitud positiva y no soltarla.
3.    Sus acciones están determinadas por su actitud.
4.    La actitud de su gente o entorno es reflejo de la suya.
“Dios decide por lo que vamos a pasar. Nosotros decidimos cómo lo vamos a pasar”.
Tú decides cómo vas a pasar el día de hoy, es tu decisión confiar en Dios para todos los asuntos de tu vida. Si crees que tu matrimonio tiene solución o no la tiene es tu decisión. Si crees que puedes salir de esa deuda financiera o no es tu decisión, todo está en tus creencias y en donde pones la confianza. Los límites los tenemos nosotros en nuestras mentes.