Cuando Jesús baja del cielo para redimir al hombre y morir en su lugar de pecador, vemos que éste es el mayor acto de amor que pueda existir.
Pero la única forma de poder acceder a ese amor es creyendo por fe, la fe en Jesucristo.
Pues antes de que Él viniera todo era a través de la ley; un animal sacrificado era la solución a los pecados de las personas, y el cordero pascual que se sacrificaba cada año por los pecados del pueblo entero.
Este cordero limpiaba a todo el pueblo anualmente y esto aseguraba a todos ellos, pero era necesario que el sacerdote lo hiciera y eso cubría los pecados hasta del mismo sacerdote.
Pero debemos recordar que la duda es el arma más perfecta que hace que no le creamos a Dios al ciento por ciento.
La duda fue sembrada en el jardín del Edén, donde Adán y Eva vivían felices y todo era de lo más bonito. Tenían todo para vivir de manera sana y saludable, y solo dependían de Dios mismo; Él les había dado todo para que ellos pudieran disfrutarlo, disfrutar de lo que allí había.
Solo había una advertencia: no debían acercarse a tomar del fruto del árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.
Ahora detengámonos en este árbol.
¿Sabe usted de algún árbol que sea del conocimiento del bien y del mal? Sabe a qué se refiere este árbol? Bueno, usted puede pensar: pero si es bueno saber lo bueno,... ya, pero usted no solo sabrá lo bueno, también le acompañará lo malo. Este es el problema.
Pero, ¿cómo era la mente de Adán y Eva antes de tomar del fruto prohibido?
Su mente llena de paz y confianza en Dios fue cambiada por completo, y eso fue lo que hizo que ellos al ser engañados, se dieran cuenta que estaban desnudos. Fue entonces cuando ellos dudaron de Dios, y se escondieron de su presencia. Ese árbol del conocimiento del bien y el mal solo les produjo conocimiento de ello, pero no les daba paz, no podían volverse atrás, sentían un vacío que era Dios mismo.
Entonces Dios debía empezar con su plan de rescate al hombre.