domingo, 22 de junio de 2014

¿Cómo no me voy al infierno?

No ir al infierno es más fácil de lo que tú piensas. Algunas personas creen que tienen que obedecer los Diez Mandamientos durante toda su vida para no ir al infierno. Otras personas creen que deben observar ciertos ritos y rituales para no ir al infierno. Y otras creen que no hay manera de saber con seguridad, si vamos a ir al infierno o no. Ninguno de estos puntos de vista es correcto. La Biblia es muy clara sobre cómo una persona puede evitar ir al infierno después de la muerte.

La Biblia describe el infierno como un lugar aterrador y horrible. El infierno se describe como "fuego eterno" (Mateo 25:41), "fuego que nunca se apagará" (Mateo 3:12), "vergüenza y confusión perpetua" (Daniel 12:2), un lugar donde "el fuego nunca se apaga" (Marcos 9:44-49), y "eterna perdición" (2 Tesalonicenses 1:9). Apocalipsis 20:10 describe el infierno como un "lago de fuego y azufre", donde los malos son "atormentados día y noche por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 20:10). Obviamente, el infierno es un lugar que debemos evitar.


¿Por qué existe el infierno y por qué Dios envía gente allí? La Biblia nos dice que Dios "preparó" el infierno para el diablo y los ángeles caídos después de su rebelión contra Él (Mateo 25:41). Los que rechazan la oferta del perdón de Dios sufrirán el mismo destino eterno del diablo y los ángeles caídos. ¿Por qué es necesario el infierno? Todo pecado es en última instancia, en contra de Dios (Salmo 51:4), y puesto que Dios es un ser infinito y eterno, sólo un castigo infinito y eterno es suficiente. El infierno es el lugar donde las exigencias de la justicia santa y justa de Dios se llevan a cabo. El infierno es donde Dios condena el pecado y todos aquellos que lo rechazan a Él. La Biblia deja claro que todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20Romanos 3:10-23), así que, como consecuencia, todos merecemos ir al infierno.

No Hay Crisis Que Por Bien No Venga - Crecimiento Personal-espiritual

En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. Albert Einstein
Para nadie es un secreto que la palabra más escuchada en este tiempo es crisis. Constantemente, los medios de comunicación nos bombardean con la crisis financiera, alimentaria, inmobiliaria o ambiental; el asunto es que la crisis no termina allí sino que trasciende a los hogares, y tenemos crisis en las familias, con divorcios, familias disfuncionales, rebelión de los hijos, infidelidades y otros problemas. Paseando en la historia universal, encuentro una época en la que hubo una gran crisis que vivió el pueblo de Israel; resulta que el Rey de Egipto había ordenado la muerte de todos los niños israelitas. Esta medida produjo temor, miedo y ansiedad en todos los padres israelitas, pero la Biblia enseña que los padres de Moisés no tuvieron miedo y confiaron en Dios.
Los padres de Moisés confiaron en Dios, por eso, cuando Moisés nació, lo escondieron durante tres meses. El rey de Egipto había ordenado que se matara a todos los niños israelitas, pero ellos vieron que Moisés era un niño hermoso y no tuvieron miedo, porque confiaban en Dios. Hebreos 11:23
Es probable que tú estés atravesando una crisis similar hoy, que estés lleno de miedo pensando cómo salir del problema o pensando... ¿cómo me metí en este asunto? Seguro que sientes, como si el rey de Egipto hubiera ordenado tu muerte y quisieras retroceder en tu vida para no pasar por lo que estás pasando.
¿Qué podemos aprender de los padres de Moisés?
Que ellos confiaron en Dios. Aunque habían escuchado muchas veces voces de miedo, se llenaron de fe y salvaron a Moisés.

El tapiz de Dios


Dios es el Soberano, Señor del universo, el Arquitecto perfecto, 
el Padre lleno de amor. El dulce y buen Redentor que me trajo y me dio la vida, 
y comenzó a tejer el tapiz más asombroso que yo pueda entender.
Sus hilos son de colores que, combinados van bien, unos rojos y otros negros, 
y algunos verdes también. Los rojos a mí me encantan, los verdes, me gusta ver; 
pero los negros, mi hermano, me hacen creer que Él a mí no me ama 
o que se olvida de mi ser. Pero un día tocará mis ojos 
para que así pueda ver que los rojos, con el negro y el verde 
van a encender la imagen más portentosa de sus manos, 
al tejer la obra gloriosa más grande que es mi nuevo amanecer. 
A Él lo exalto por este hermoso tapiz. Solo a Él lo alabo, 
por eso le quiero servir. 
Dejar de ser un líder de papel con pies de barro 
implica llegar a ser un líder abrahámico, 
porque en este tiempo final, los que son cubiertos 
con el manto de Abraham llegarán muy lejos. Allá en la distancia, 
como pequeñas sombras, se verá a los moabitas con el mismo sabor,
el mismo olor; nada nuevo sucedió en ellos. “Oh, Dios, ayúdanos a ser 
los líderes abrahámicos de este tiempo con el manto de Abraham. Amén”.

¿Eres efectivo o solo estás ocupado?

Si eres una persona organizada, seguro que tienes una agenda en la que se encuentra todo lo que tienes que realizar este año. Por otro lado, aunque tengas problemas de organización porque tu calendario no esté actualizado en este momento, seguramente ya tienes conciencia de cómo invertirás tu tiempo.
Cuando planificamos o pensamos en lo que va a ocupar nuestro tiempo, generalmente lo hacemos pensando sólo en nosotros, es decir, lo que me gusta hacer, lo que quiero hacer o lo que es más importante para mí, olvidando que no nos encontramos solos.
Pero, “En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo.” Eclesiastés 3:1 (TLA)
Ya tenemos claro que todo tiene su tiempo, hay tiempo para comer, divertirse, trabajar, incluso un tiempo de  esfuerzo, pero, ¿te has puesto a pensar si estás repartiendo bien tu tiempo?  Recuerda que tienes una familia, esposa e hijos, padres, hermanos que necesitan un abrazo, que necesitan un tiempo contigo para sentirse queridos  y ver en ti el amor de Dios.
Del mismo modo sucede con un amigo que está deprimido, una persona en la cárcel que no tiene quién lo visite, alguien que está en el hospital y necesita palabras de aliento, o aquel que necesita guía para conocer a Dios... y tantas personas más que necesitan que los tomes en cuenta.

Como las espigas

Un joven fue enviado al campo para ver si éste ya estaba a punto para ser segado. Cuando el muchacho regresó dijo a su padre:
-          Me parece que la cosecha será muy pobre, padre mío.
-          ¿Por qué?, preguntó éste.
-          Porque he notado que la mayor parte de las espigas están dobladas hacia abajo, como desmayadas,  seguramente no valen nada.
-          ¡Qué ignorante eres mi pequeño hijo! – le dijo su padre-. Has de saber que las espigas que viste dobladas, lo están  por el peso del grano, mientras que las que están levantadas, rectas hacia el cielo, pueden hacerlo porque están medio vacías.
Así mismo, en la vida de los hombres, cuando alguno levanta la frente orgullosamente, es porque su insensatez lo guía. El hombre sabio en cuanto más conoce, más siente la humillación de lo que le falta por saber.
El hombre verdaderamente noble de corazón no se enorgullece de serlo, porque reconoce que debería ser mucho más humilde.
Una persona verdaderamente sabia entiende lo pequeño que es su conocimiento y lo mucho que aún desconoce; por eso sabe guardar silencio y no anda presumiendo, puede actuar sin alardear y entiende la importancia de valorar a los demás.