miércoles, 27 de diciembre de 2017

Las Manos de Jesús

Tengo la mano de un amigo, un amigo que me sostiene, me apoya y me guía. Cuando estoy triste, con su pañuelo invisible y divino seca mis lágrimas. Me acaricia el alma y me plancha el corazón cuando se me va a estrujar de malos sentimientos. Que cuando me caigo me ayuda a levantarme. Con sus manos me formó y entretejió en el vientre de mi madre. Siempre me ha auxiliado, nunca me ha desamparado.
En la vida hay diversas manos que me han tocado: las de mis padres, que con mucho amor me han abrigado y cuidado. Las de doctores, maestros y amigos que en ocasiones específicas han causado un gran toque en mí. Pero sin duda, me atrevo a decir que el toque de la mano de Dios ha sido el más significativo, porque me salvó envolviéndome en su gracia sublime y divina. Porque transformó mis espinas en rosas.
Y si aún no has experimentado en tu vida, el toque de sus manos salvadoras, ¿a qué esperas para hacerlo? Él te espera ansioso y emocionado para envolverte con su abrazo y darte nueva vida.

Él te dará el toque maestro que necesita tu vida.

Sanidad Emocional

¿Por qué la Sanidad Emocional es importante?

Exteriormente parece que muchas personas tienen su vida en perfectas condiciones, pero la realidad es que emocionalmente hay áreas que necesitan ser sanadas. Dios quiere que tengamos una vida diferente que la podamos vivir en plenitud, confiados, tomando nuestro lugar como hijos y herederos.

 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así prospera tu alma. 3 Juan 1:2
Pero sucede que algunas personas, después de haber aceptado a Jesús en su corazón, siguen sintiéndose desdichados, sin valor, con baja estima, con ira descontrolada o relacionándose de una manera que no es sana.
Esto se debe a que no hemos sanado de raíz. Si la raíz no está sanada sigue dando frutos, como son: la falta de confianza, la baja autoestima, la autocrítica, la hostilidad, el resentimiento, falta de control, autocompasión..., la lista podría continuar.

Reconociendo la supremacía de Dios

En diciembre del año 2013, falleció a los 92 años de edad Harold Camping, el a veces denominado “profeta del fin del mundo”, quien, como es obvio, falló en todos sus pronósticos sobre el Día del Juicio Final.
RECONOCIENDO LA SUPREMACIARecordemos que Camping no se cansaba de errar a este respecto, pues comenzó mencionando que el rapto ocurriría un 6 de septiembre de 1994. Como eso no sucedió, manifestó entonces que Jesús regresaría el 21 de mayo de 2011. Luego, al no ocurrir en esa fecha, argumentó que el mundo definitivamente se acabaría el 21 de octubre de 2011.
Finalmente, en marzo de 2012, Camping puso fin a sus predicciones apocalípticas; admitió sus desaciertos, y dio testimonio público de reconocimiento a Dios. En dicho testimonio, dijo entre otras cosas lo siguiente: “Hemos aprendido una lección muy dolorosa, que toda la creación está en manos de Dios, y que va a finalizar el tiempo en Su tiempo, no en el nuestro. Humildemente, reconocemos que Dios nunca le dirá a su pueblo la fecha en que Cristo va a regresar, como también no le dice a nadie la fecha en que va a morir físicamente”.

Imperfectos, pero amados

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).
Inline image 1En Japón, los productos alimenticios se preparan y empaquetan a la perfección. Debido al énfasis en la calidad, los productos con defectos incluso imperceptibles suelen descartarse. Pero recientemente, los productos wakeari se han hecho muy populares. Wakeari significa en japonés «hay una razón». Estos productos no se desechan; se venden baratos «por una razón»; por ejemplo, por una grieta en una galleta de arroz.
Mi amigo que vive en Japón dice que wakeari describe también a personas imperfectas.
Pero Jesús ama a todos, incluso a los wakeari, a quienes la sociedad descarta. Cuando una mujer pecadora se enteró de que Jesús estaba comiendo en la casa de un fariseo, fue y se arrodilló a sus pies, llorando (Lucas 7:37-38). El fariseo la catalogó de «pecadora» (verso 39), pero Jesús la aceptó y le aseguró que sus pecados habían sido perdonados (verso 48).
Jesús ama a las personas imperfectas, incluidos a ti y a mí. Y la mayor demostración de su amor para con nosotros es que «siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8). Como receptores de su amor, que podamos ser también canales de ese amor para las personas imperfectas que nos rodean, para que ellas también sepan que pueden recibir el amor de Dios a pesar de sus imperfecciones. 
Señor, abre mi corazón a los demás en aceptación y amor.

El amor de Dios repara a las personas rotas.