domingo, 26 de enero de 2014

Mi Amor es Real


Mirarte mientras sonríes llena mi alma
de una extraña sensación de paz y amor.
Ver tus ojos iluminados y llenos de vida
dando confirmación a lo que tu boca dice,
me hace pensar que he encontrado un
tesoro muy valioso.
Y como eres un tesoro,
ahora que te he encontrado, no te quiero perder.
Quiero tenerte siempre a mi lado,
darte mi corazón y ofrecerte como regalo, todo
este amor que me haces vivir y sentir.
Eres tan pleno como la luna llena y tan fresco
como la primavera que me atrae con su belleza.
Estoy sorprendido de mí mismo, porque muchas
veces en el día me observo distraído pensando
en tu recuerdo.
Y al recordarte te siento cerca aunque estés lejos,
y mi vida se alimenta de esa dulce esperanza de
saber que soy yo el dueño de tu querer.
Entonces la oscuridad pasa, amanece sobre mi vida.
Llueve y cada gota me salpica de felicidad.
Se va el frío, siento un calor reconfortante y pienso…
¿Eres real o aún estoy durmiendo?
Entonces me pellizco o estrujo mis ojos,
y me cercioro de que todo esto que estoy viviendo
y sintiendo aquí en mi corazón es real y es mi verdad.

Cada día, tu nueva oportunidad

“Este es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él.”
Salmo 118:24 (Nueva Versión Internacional)
Las bendiciones de DIOS vienen en "paquetes" y deben vivirse con ese entendimiento, pues el pasado ya no debe existir y está perdonado. Y el futuro está en manos de un DIOS amoroso. Nuestro afán por los asuntos del pasado y del futuro nos roba las energías y alegrías del “Hoy”, pero el SEÑOR provee soluciones a situaciones de los suyos de manera diaria. Por lo tanto, no vale la pena que nos afanemos en demasía, porque no conoceremos anticipadamente la perfecta solución de parte de DIOS.

Cada nuevo día es un regalo de DIOS que debe recibirse con alegría y vivirse con expectativas. No obstante, algunos permiten que sus días se conviertan en una carga o monotonía. Cuando una persona fija toda su atención del día en lo que no tiene, se pierde el regalo que DIOS le está dando en ese momento, pierde lo que “sí” tiene. Y todo lo que “sí” tiene son bendiciones por haber tenido fe, por orar y esforzarse.

¿Qué es lo que más quieres?

Iba Jesús de camino, cuando vino uno corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó:
— Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le respondió:
— Os aseguro que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras por causa mía y dé la buena noticia, 30 y no reciba en este mundo cien veces más en casas, hermanos, madres, hijos y tierras, aunque todo ello sea con persecuciones, y en el mundo venidero la vida eterna. 31 Muchos que ahora son primeros, serán los últimos, y muchos que ahora son últimos, serán los primeros.
Marcos 10.17-29,31
En una famosa película aparecía un personaje con una brújula muy peculiar. Su brújula apuntaba a lo que más quería. Si esta brújula existiera en la realidad, ¿a dónde apuntaría?

Enfoquemos nuestra atención en el elemento más importante de este pasaje: Para el joven, su riqueza era más importante que Dios.
Todos podríamos argumentar: “Pero es que él fue un hombre bueno, sabía la palabra de Dios, obedecía sus mandamientos desde muy pequeño; ¿Por qué Jesús le dijo a un hombre tan “bueno” como ése, que debía vender todo lo que tenía? ¿Por qué Jesús no aceptó rápidamente en sus filas a un hombre tan “correcto” y “justo”? ¿Qué vio Jesús en este hombre tan “perfecto”, que nosotros no vimos?”

Hay muchísimas personas que viven en la misma condición que este joven, no adulteran, no matan, no dan falso testimonio, honran a padre y madre..., de forma que nosotros no tendríamos inconvenientes en decir que son “buenas personas”, y aún así están muy lejos de Dios. ¿Por qué?

Jesús, a través de este pasaje, nos enseña una verdad grandiosa: La fe cristiana trata de tener a Dios en el primer lugar de nuestras vidas. De nada sirve ser un buen hijo, alguien que cuando ora los enfermos se sanan y los endemoniados son liberados, alguien que no dice mentiras, ni mata, ni fuma, ni bebe, ni adultera, ni hace nada malo según nuestro contexto, pero si no ama a Dios con todo su corazón, que es el primer mandamiento y más importante, ni ama al prójimo como si fuera él mismo, básicamente no está haciendo nada.
Jesús es grandioso reconociendo qué es lo que nos impide acercarnos a Dios. Recordemos que nosotros nos fijamos en las apariencias pero Dios se fija en el corazón.
Jesús tiene un propósito con nuestras vidas y es acercarnos a Dios Padre, pero para acercarnos a Dios se debe destruir el impedimento, esa roca grande y pesada que nos obstaculiza el camino para llegar a Él.

¡No confiaré jamás!

Viajaba en avión con destino a mi ciudad a 12,000 metros de altura. Deseaba regresar lo antes posible a mis labores profesionales y ministeriales, pero en mi contra iban 3 horas de retraso por una indebida decisión administrativa de la aerolínea. Observaba y disfrutaba un impresionante cielo lleno de luz e inmensas nubes, cuando de repente, comenzó a temblar el avión por una inesperada tempestad que nos daba la bienvenida a su territorio celestial. Entonces vimos cómo en cuestión de segundos, un hermoso y brillante atardecer se transformaba en una oscura y tenebrosa tarde. Era un panorama dramático donde el día cambió a la noche en cuestión de segundos.
Instantáneamente comencé a pensar cómo había iniciado mi agenda-calendario desde que me despedí de mi familia: artículos o cosas personales que no aparecían, un tráfico inesperado y congestionado además de la falta de estacionamiento en el aeropuerto, decenas de personas haciendo fila o esperando para ser atendidos, y para completar, recibo la noticia de que mi vuelo estaba retrasado varias horas. Mientras pensaba, experimentaba una sensación de falta de control y dominio sobre asuntos que había coordinado con anterioridad, para llegar felizmente a mi destino e iniciar mi jornada en la radio.
A medida que se agitaba más el avión en el aire por causa del viento, venía a mi mente la Palabra que había predicado el día anterior en la comunidad de fe donde fui invitado. Ese domingo estaba exponiendo la verdad bíblica que declara el Salmo 37:1-9.  El objetivo de la reflexión era comprender que cuando encomendamos nuestra vida a Dios y confiadamente, nos deleitamos en lo que Él ha expresado, todos nuestros anhelos se cumplirán, y nuestras dificultades no serán problemas sino oportunidades. Irónicamente mi anhelo de llegar a tiempo a mi oficina era algo, evidentemente, imposible. Era muy obvio que esto no pasaría. 

¡Decide tu Felicidad! - Reflexiones

La señora Pepita, bien equilibrada y orgullosa de sus 92 años de edad, estaba completamente lista como cada mañana a las 8 en punto, con su cabello bien peinado y un maquillaje perfectamente aplicado pese a ser casi ciega, dispuesta a mudarse a un asilo de ancianos.
El que había sido su marido durante 70 años había muerto, lo que hacía necesario el traslado.
Después de muchas horas de paciente espera en la recepción del asilo de ancianos, sonrió dulcemente cuando le comunicaron que su habitación ya estaba lista. Mientras ella dirigía su andador al ascensor, yo le daba una descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las sábanas y cortinas que habían sido colgadas en su ventana.
“Me encantan”, dijo ella con el entusiasmo de un chiquillo de 8 años al que acaban de mostrar un nuevo cachorro.
“¡Sra. Pepita! usted aún no ha visto el cuarto…. espere”.
“Eso no tiene nada que ver”, dijo ella. La felicidad es algo que uno decide con anticipación. El hecho de que me guste mi cuarto o no me guste, no depende de cómo esté arreglado el lugar, depende de cómo yo adecue mi mente. Ya había decidido de antemano que me encantaría. Es una decisión que tomo cada mañana al levantarme”.
Y prosiguió: “Estas son mis posibilidades: puedo pasarme el día en cama, enumerando las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que ya no funcionan, o bien puedo levantarme de la cama y agradecer por las que sí funcionan.
Cada día es un regalo, y durante el tiempo que mis ojos se abran me centraré en el nuevo día y en las memorias felices que he guardado en mi mente.
La vejez es como una cuenta bancaria… uno extrae de lo que haya depositado en ella”.
“Por lo tanto, mi consejo para ti sería que deposites gran cantidad de felicidad en la cuenta bancaria de tus recuerdos. Y recuerda estas simples 5 reglas para ser feliz:
(a) Libera tu corazón de odio,
(b) Libera tu mente de preocupaciones,
(c) Vive humildemente,
(d) Da más y
(e) Espera menos."