domingo, 2 de febrero de 2014

Dios Quiere que tú Tengas Éxito - Crecimiento personal-espiritual

“Si no sabes hacia dónde vas, nunca sabrás cuando llegarás”
Éxito es una palabra que causa controversia en diferentes personas; muchos lo anhelan, y sin embargo se resisten a lograrlo porque piensan que no han nacido para ganar. Se han vuelto conformistas y derrotistas con frases como “Nunca lo voy a lograr”, “Soy incapaz”, “Nadie me entiende”, “Quién se va a fijar en mi”, “No tengo dinero”, entre otras.
El éxito no es producto de la suerte o magia del destino. Dios le diseñó a usted para que sea exitoso y por supuesto, hay unos pasos que cumplir para que esto ocurra. Jesús fue exitoso en su ministerio y en su obra; el hecho más grande es que Él resucitó, venció a la muerte y pide al Padre por nosotros para que tengamos éxito en la tierra.
Pero no confunda éxito con fama, dinero o poder; hay mucha gente que tiene eso pero no son felices. El éxito es más que eso, tiene que ver con que al final de tu vida estés convencido de que amaste a Dios, a tú cónyuge, a tus hijos, que dejaste un legado y disfrutaste la vida al máximo. Una pregunta que le puede ayudar es: ¿Cómo seré recordado después de morir?
La gente exitosa es aquella que ha aprendido a aplicar consistentemente las leyes de Dios en sus vidas y es aquella que ha descubierto su potencial para bendecir a otros, al mismo tiempo que también se beneficia.
Uno de los pasos para el éxito es la fijación de metas. Las metas son importantes, le llevan al lugar donde quiere llegar. En un estudio que realizó la Universidad de Harvard a sus estudiantes, se observó que sólo el 3% de las personas tenían metas concretas, acompañadas de un plan de acción; al cabo de diez años contactaron nuevamente con estas mismas personas y el resultado fue que ellas eran exitosas en lo que hacían.
Pero si muchos no se fijan metas es porque aún no han aceptado la responsabilidad personal que tienen en sus vidas, y aún le temen al fracaso y al éxito.

¿Te puedo decir gracias? - Ánimo en mensaje

question sky

Aunque hoy haya recibido un tiro en el corazón
y esté sumergida en el dolor,
quiero en este preciso momento de dolor decirte
¡GRACIAS!
Gracias por haberme creado,
gracias por haberme dado tanta sensibilidad,
y aunque ésta me ha causado sentir el dolor muy profundamente,
me alegra que sea parte de mí porque esta bendita sensibilidad
me ayuda a comprender a las demás personas;
me ayuda a hacer amigas(os),
me ayuda a entender el dolor ajeno y la felicidad bella.
Gracias por crearme, porque aunque ahora sienta que no podré continuar por este camino, gracias por estas piernas y brazos,
gracias por darme tanto amor y por permitir que mi ser sienta el dolor,
porque más o menos comprendo el dolor que tu hijo Jesús sintió en la cruz,
¡y sí que duele!
Que te lastimen duele, pero quién mejor que Tú para entenderlo.
Gracias por esa inseguridad y esa nobleza caprichosa
que me jugó malas pasadas.
Eres bello de pies a cabeza.
Quisiera tener una cita contigo viéndote a los ojos,
sé que lloraría mucho, mucho,
pero sé que tu abrazo secaría toda lágrima con una sonrisa de oreja a oreja.
Qué bello eres Papá
Gracias mi Jesús por haber sido tan obediente.
¡Mira!, gracias a ti tengo esta bella relación con mi Padre celestial.
Fue duro todo lo que pasé,
he llorado largas noches pensando que mi llanto no es nada
ante tanto dolor que no sabía cómo expresar,
¿pero sabes algo?
Mientras caen mis lágrimas quiero que sepas cuán agradecida estoy.
Gracias por darme tanto amor en esos días de tristeza,
y haberme dado tanto silencio cuando no sabía qué hacer,
porque ese silencio me decía todo, me alentaba,
me clamaba amor, me sumergía en mí misma y te encontraba tan bello
diciéndome que no estoy sola,
que Tú estás conmigo,
y por tenerte gran tesoro tengo ya,
soy millonaria porque te tengo.
Soy deliciosamente bella porque Tú eres ese maquillaje anti-todo.
Gracias aunque mis lágrimas corran una y otra vez,
gracias Padre.
TE AMO aunque esa palabra tanto la gasté y tenga tanto dolor en mi interior.
Quiero que sepas que este TE AMO es puro, sincero,
de una hija a su Padre, un súper-Padre.
Gracias por esta noche que me ha dolido pero
que he sabido afrontar muy bien, porque Tú me diste la sabiduría
y el equilibrio.
Gracias porque mis lágrimas saben a dolor pero a gloria,
porque sé muy bien que en un momento, sin darme cuenta, estas lágrimas
serán convertidas en gotitas de felicidad, gozo, tanta alegría que me faltarán sonrisas.
Gracias. Nada más que decirte, nada más porque lo eres todo y sin ti no soy nada.
¡GRACIAS!

Si sientes un dolor constante en tu interior en este momento, tan solo di GRACIAS PADRE y trata de recordar la historia que te contaron de tu nacimiento, recuerda ese bello momento y recuerda que eso es gracias a Dios.
Por favor, si quieres llorar por ese dolor que te cala hasta los huesos, 
por favor detente y di
Gracias,
Gracias,
Gracias.
Y luego llora con tu Padre bello.
Quizás tu dolor no sea igual al mío, pero sé que tienes el corazón hecho añicos, por eso
Aunque no me conozcas y viceversa: TE QUIERO

No Toques Al Ungido De Dios - Liderazgo

“No toques al ungido de Dios”
Ésta es una frase que se oye frecuentemente, que señala el respeto que debemos mostrar a nuestros pastores y la obediencia incondicional que les debemos brindar.
Sí es cierto que el pastor ha sido ungido por Dios para el ministerio, aunque este texto bíblico no significa que los pastores sean literalmente intocables. No obstante, oponernos a ellos o criticarles duramente, viene a ser como un pecado muy grave, y someternos a ellos la única actitud legítima. Y lo que vale para pastores, vale también para otros líderes, especialmente profetas. Si son ungidos de Dios, ¿quién se atrevería a tocarles?
¿Pero será esto lo que significa esta frase bíblicamente? Para interpretarla bien, tenemos que “escudriñar las Escrituras” con lupa para entender correctamente su sentido y no malinterpretarla.
Todos sabemos que “un texto sin su contexto es un pretexto”, es un texto que se está manipulando con otros fines que, por ejemplo, una genuina fidelidad a la Palabra de Dios. Tal es el caso con esta frase, que viene de una historia muy interesante. El joven David era un fugitivo del rey Saúl, quien le buscaba para matarle. En cierto momento, Saúl se durmió en una cueva sin saber que más adentro estaba David con sus hombres (I Samuel 24:3).
¡Toda una oportunidad dorada que Dios le estaba dando a David! Sus hombres, muy espiritualmente, le dijeron a David que ése era el día en que Dios le había prometido cuando dijo, “He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere”.
Pero sorprendentemente, David no mató al dormido Rey sino sólo “calladamente cortó la orilla del manto” de Saúl, para mostrar que le había salvado la vida a su propio enemigo. Entonces David dijo a sus hombres, “Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque él es el ungido de Jehová” (I Samuel 24:6,10).
Más adelante, cuando le llega otra oportunidad de matar a Saúl, David dice, “¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová y será inocente?” (26:9,11,16,23; II Samuel 1:14; los reyes de Israel no fueron coronados sino ungidos, (por lo que se conocían como ungidos).
Entonces, ¿qué significa esta frase para nosotros hoy? ¡Muy sencillo! Los cristianos no debemos “echar mano” físicamente a nuestros pastores, mucho menos matarles. Sacarle más jugo que eso a la frase, es manipular el texto y abusar de la Palabra de Dios.
La misma frase aparece en el Salmo 105:15: “No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”. Aquí se refiere a los profetas y se prohíbe agredirles con violencia física. Los verdaderos profetas no eran nada populares para los poderosos, porque su mensaje era duro, y muchos de ellos murieron violentamente (I Reyes 19:10,14).
Por eso Jesús denunció a los líderes judíos como “hijos de aquellos que mataron a los profetas” (Mateo 23:31), y exclamó, “Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados” (23:37). A los perseguidos por causa del evangelio, Jesús les recordó que “así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5:11-12).
Por lo tanto, ¿qué significa esta frase en el contexto del Salmo 105:15? Que no debemos hacer violencia física contra los profetas de Dios, mucho menos matarles.

Confíale tu vida a Jesucristo

“Oh Señor, te entrego mi vida. ¡Confío en ti, mi Dios!”
Salmos 25:1-2 Nueva Traducción Viviente
Recuerdo que en los inicios de mi vida cristiana, cuando le entregué mi vida a Jesucristo, que me era muy sencillo confiar en Él. Después de haber desperdiciado la vida que DIOS me había dado, Jesús, quien me salvó, estaba dispuesto a darme dirección. Creer en Él me fue muy sencillo después de ver cómo restauró en todas las áreas de mi vida. Y cada vez que obedecía sus mandamientos me sentía lleno de la vida en el Espíritu. No obstante con el paso del tiempo, cuando ya había comenzado a crecer en conocimiento y obtuve grandes victorias, cada vez me fue más difícil entregarle a Jesús el control de la vida que me dio. 
Poco a poco, me pareció que las esperas para recibir las bendiciones que anhelaba eran cada vez más largas, lo cual llenaba de dudas mi corazón. La vida se me hizo pesada, sin sentido, dejé de disfrutarle. Desarrollé resistencia en mi corazón hacia lo sobrenatural de DIOS. Pero el SEÑOR, en su misericordia, en ese momento hizo un paréntesis en mi vida. Tuve tiempo a solas con Él en el que me edificó. Durante ese tiempo me llevó a tener nuevamente las primeras actitudes: Confiar, creer y obedecer sin importar lo que pasase a mi alrededor. Al poco tiempo lo entendí. En la vida de la fe se debe mantener el mismo corazón que al principio y realizar siempre las primeras buenas obras, porque Jesucristo no cambia. Su voluntad siempre será buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2), y sus pensamientos son de bien y no de mal para los suyos (Jeremías 29:11). Uno puede confiar de todo corazón en Él y en los caminos por los que nos lleva, pues en ellos está la honra de su nombre y la bendición del creyente (Salmos 23).

No estés ansioso por nada

Todas sabemos cuáles son los síntomas de la ansiedad: hormigueos en el estómago antes de la primera cita, la tensión que se siente cuando el jefe está enfadado, la forma en que el corazón late si se está en peligro... Y la ansiedad nos incita a actuar, nos anima a enfrentarnos a una situación amenazadora, nos hace estudiar más para un examen o nos mantiene alerta cuando estamos dando un discurso... En general, ayuda a enfrentarse a las situaciones. 
iStock_000012058675XSmallPero si usted sufre de trastorno de ansiedad, esta emoción, normalmente útil, puede derivar en un resultado adverso: Evita que se enfrente a una situación y trastorna su vida diaria. Los trastornos de ansiedad no son sólo un caso de nervios; son enfermedades muy relacionadas con la estructura biológica y las experiencias en la vida de un individuo, y con frecuencia son hereditarias.
Hay varios tipos de trastornos de ansiedad, cada uno con sus características propias.
Un trastorno de ansiedad puede hacer que la persona se sienta ansiosa casi todo el tiempo, sin causa aparente. Y la sensación de ansiedad puede ser tan incómoda, que para evitarla es probable que usted hasta suspenda algunas de sus actividades diarias. La persona puede tener ataques ocasionales de ansiedad tan intensos, que le aterrorizan e inmovilizan.
En el National Institute of Mental Health, la agencia federal que apoya la investigación relacionada con trastornos mentales, salud mental y cerebro, los científicos están aprendiendo cada vez más sobre la naturaleza de los trastornos de ansiedad, sus causas y cómo mitigarlos.