A veces hay cosas que queremos cambiar, pero alguna razón nos hace sentir que no podemos aunque lo intentemos. Hay cosas que sabemos que están mal y sin embargo no podemos olvidarlas o no queremos hacerlo; es allí en esos momento en donde lo que necesitamos es RENDIRNOS A DIOS.
Cuando hablo de rendirnos a Dios, me refiero al hecho de reconocer que nosotros solos no podemos, que ya lo intentamos muchas veces y que no lo logramos, que es momento de dejar de intentarlo por voluntad propia y permitir que sea Dios quien nos impulse y nos dé la capacidad para hacer según su perfecta voluntad.
También debemos reconocer que muchos de nosotros hemos olvidado las sendas antiguas, aquellos caminos por los que transitábamos seguros de que estábamos haciendo la voluntad de Dios, pero que con el transcurrir del tiempo fuimos olvidando y yéndonos hacia otros lugares, alejándonos del buen camino. La Biblia dice: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” Jeremías 6:16 (Reina-Valera 1960).
Si nosotros reedificamos nuestra relación personal con Dios y volvemos al buen camino para andar en él, debemos estar seguros que todo se nos hará más fácil, y es que con Dios todo es más fácil.