Jesús les habla ahora directamente a sus discípulos. Pero, ¿quiénes estaban escuchando también? ¿y qué actitud tenían? Los fariseos, avaros. (verso 14).
No pierdas el tiempo con los burladores. Son pobres personas llenas de sentimientos de inferioridad, que necesitan reírse de los demás para sentirse un poquito mejor consigo mismos. Ignóralos. Ni siquiera malgastes tu tiempo discutiendo o peleando con ellos.
Jesús les cuenta la parábola del mayordomo infiel (versos.1-8), para enseñarles verdades poderosas:
1. Sé sagaz, astuto (vs.8).
Si los incrédulos (que no conocen al Señor), utilizan toda su astucia para las cosas materiales (ganar dinero, hacer negocios, comprar y vender), tú como un hijo de Dios, también tienes que ser astuto en las cosas materiales, pero sin deshonrar a Dios. Una “astucia santa”.
2. Sé fiel en lo poco para que puedas recibir cosas mayores (vs.10-12).
En lo poco que te den, en lo poco que te ofrezcan hacer, servir, o participar, sé fiel. Hazlo con compromiso, con ganas, con dedicación. Cumple, sé responsable. Así te ganarás la confianza de los demás para cosas mayores. Pero si en lo poco eres irresponsable, inconstante, quejoso o perezoso, no pretendas ni exijas que te tengan en cuenta para cosas mejores.
En lo poco que te den, en lo poco que te ofrezcan hacer, servir, o participar, sé fiel. Hazlo con compromiso, con ganas, con dedicación. Cumple, sé responsable. Así te ganarás la confianza de los demás para cosas mayores. Pero si en lo poco eres irresponsable, inconstante, quejoso o perezoso, no pretendas ni exijas que te tengan en cuenta para cosas mejores.
3. Decide quién será tu “señor” (vs.13).
¿Dios o el dinero? ¿Dios o el sexo? ¿Dios o la iglesia? ¿Dios o tus amigos? ¿Dios o tus pecados? ¿Dios o el mundo? ¿Dios o el trabajo? ¿Dios o el estudio? ¿Dios o el ministerio? ¿Dios o tu familia? ¿Dios o tu pareja? ¿Dios o una religión? ¿Dios o tus propios deseos?
¿Su voluntad o la tuya? ¿Quién será tu “señor”?
¿Qué será lo más importante en tu vida?
¿Qué o a quien amarás con todo tu corazón?
¿Quién ocupará el primer lugar ahora y siempre?
Sólo puede haber uno.
¿Dios o el dinero? ¿Dios o el sexo? ¿Dios o la iglesia? ¿Dios o tus amigos? ¿Dios o tus pecados? ¿Dios o el mundo? ¿Dios o el trabajo? ¿Dios o el estudio? ¿Dios o el ministerio? ¿Dios o tu familia? ¿Dios o tu pareja? ¿Dios o una religión? ¿Dios o tus propios deseos?
¿Su voluntad o la tuya? ¿Quién será tu “señor”?
¿Qué será lo más importante en tu vida?
¿Qué o a quien amarás con todo tu corazón?
¿Quién ocupará el primer lugar ahora y siempre?
Sólo puede haber uno.