La biblia nos habla mucho sobre la necesidad del hombre de adquirir algo, ya sea en lo físico o en lo espiritual. Cuando hablamos de necesidad nos viene siempre a la mente dinero; ahora bien, la palabra necesidad es el estado de un ser que se halla carente de un elemento (le falta algo). Las necesidades se diferencian de los deseos en que el hecho de no satisfacerlas suele producir consecuencias negativas.
Santiago 4:2-3 “Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites“.
Cuando la persona se desespera por algo que no puede tener, entran en escena cosas como codicia, envidia... Santiago menciona problemas comunes en la oración: no pedir, pedir cosas erróneas y pedir por razones equivocadas.
La biblia nos dice que Jesús conoce nuestras necesidades, pero Jesús quiere que le entreguemos todas nuestras ansiedades a Él. 1 Pedro 5:7 “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros“.
Una necesidad física y material:
Mateo 6:31-32 “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas“.
Las personas de este mundo viven preocupadas por lo material por no conocer a Dios como su padre celestial. Pero el cristiano sí conoce a su Dios, de ahí la transición "no os afanéis". Dios no prohíbe ser precavido y planear, sino mortificarse por las necesidades diarias. ¿No es la vida más que el alimento?, ¿o el alimento es más que la vida?
Si la vida y el cuerpo provienen de Dios, ¿no habremos de confiar en que Él proveerá lo menos importante? ¿Quién de nosotros por mucho que se afane podrá crecer un metro más? Y por los vestidos, ¿quién podrá vestirse como los lirios del campo que ni hilan ni trabajan?
Jesús enseñó la cura para el afán y la ansiedad. Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas“. Buscar el reino de Dios, buscar primeramente su ayuda. ¿Qué es lo más importante para usted? El que se afana se ve asaltado por el temor y se le hace difícil confiar en Dios. No hay cordura en añadirle a las preocupaciones de hoy las de mañana. Basta a cada día su propio mal.
Una necesidad de orar
Lucas 18:1 “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar“. La oración perseverante implica ser constantes en nuestras peticiones delante de Dios, como si viviéramos el día a día, con la certeza de que responderá. El creyente vive por fe, y por ende no debemos rendirnos. Dios puede demorar la respuesta, pero siempre tendrá buenas razones y no debemos confundirlas con negligencia por su parte. Lucas 18:3 “Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario“.
Al persistir en la oración crecemos en carácter, fe y esperanza Lucas 18:5 “sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia“. La persistencia de la viuda venció la obstinación del juez.
Mateo 26:41 “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil“.
La naturaleza espiritual del hombre iluminada por el Espíritu Santo, recibe la palabra de Dios, desea todo lo que concierne a Dios, el asistir a reuniones de oración, campañas evangelistas, conferencias, convenciones, predicaciones, sermones, estudios bíblicos, etc. El espíritu está dispuesto a recibir y darle a la persona para que se alimente, pero hay un detalle, hay una lucha constante dentro de nosotros, y aquí es donde vemos quién es el ganador al alimentar a una de las dos.
La carne es débil, no debilidad de enfermedad y cansancio físico, sino debilidad espiritual, por lo que accede a lo que no es de Dios. Cuando alimentamos más la carne seremos más propensos a esta clase de debilidad (la naturaleza pecaminosa). La tentación ataca por donde somos más vulnerables, no la podemos resistir solos, y la oración es esencial porque nos fortalece para contrarrestar los ataques de satanás.