domingo, 10 de marzo de 2019

Cuatro niveles de abundancia

Faraón tenía el poder económico, pero José tenía el poder de Dios; y el que tiene el poder de los milagros termina quebrando el poder natural. Porque faraón podía tener los recursos, podía tener el látigo, pero el que tiene la fe acaba liberado, acaba bendecido.
“Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo y devolviesen el dinero a cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino”. Génesis 42;25
El saco: representa la comida y el dinero para lo que se necesite.
4nivelesY tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y avena, y ponlo en una vasija, y hazte pan de ello” Ezequiel 4;9.
La vasija: tenemos más comida, es un nivel más grande, para ti, para tu marido y tus hijos.
“Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos doce cestas llenas”. Mateo 15;37
Las cestas: es para ti, para tu familia y para los demás.
“Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da”. Deuteronomio 28;8
El granero: No pedimos por el saco, ni por la vasija, ni por las cestas, ¡sino abundancia para toda la vida!
José primero tuvo su túnica y ovejas para cuidar, abundancia para Potifar; pero luego tuvo abundancia para él: “voy a llenar tus graneros, le dijo Dios”
Cuando los israelitas salieron de Egipto, Dios les dio oro y vestidos a las mujeres que lo pidieron, que despojaron a los egipcios. Ahora la pregunta es: los maltrataron, entonces ¿para qué querían el oro?; porque lo que querían realmente era irse y olvidarse de todas las maldades que sufrieron. Mas el oro era para cuando se les pasara el dolor, porque había que seguir viviendo e iban a necesitar el oro y los vestidos.

La necesidad

La biblia nos habla mucho sobre la necesidad del hombre de adquirir algo, ya sea en lo físico o en lo espiritual. Cuando hablamos de necesidad nos viene siempre a la mente dinero; ahora bien, la palabra necesidad es el estado de un ser que se halla carente de un elemento (le falta algo). Las necesidades se diferencian de los deseos en que el hecho de no satisfacerlas suele producir consecuencias negativas.
Santiago 4:2-3 “Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites“.
Cuando la persona se desespera por algo que no puede tener, entran en escena cosas como codicia, envidia... Santiago menciona problemas comunes en la oración: no pedir, pedir cosas erróneas y pedir por razones equivocadas.
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La biblia nos dice que Jesús conoce nuestras necesidades, pero Jesús quiere que le entreguemos todas nuestras ansiedades a Él. 1 Pedro 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros“.
Una necesidad física y material:
Mateo 6:31-32 “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas“.
Las personas de este mundo viven preocupadas por lo material por no conocer a Dios como su padre celestial. Pero el cristiano sí conoce a su Dios, de ahí la transición "no os afanéis". Dios no prohíbe ser precavido y planear, sino mortificarse por las necesidades diarias. ¿No es la vida más que el alimento?, ¿o el alimento es más que la vida?
Si la vida y el cuerpo provienen de Dios, ¿no habremos de confiar en que Él proveerá lo menos importante? ¿Quién de nosotros por mucho que se afane podrá crecer un metro más? Y por los vestidos, ¿quién podrá vestirse como los lirios del campo que ni hilan ni trabajan? 
Jesús enseñó la cura para el afán y la ansiedad. Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Buscar el reino de Dios, buscar primeramente su ayuda. ¿Qué es lo más importante para usted? El que se afana se ve asaltado por el temor y se le hace difícil confiar en Dios. No hay cordura en añadirle a las preocupaciones de hoy las de mañana. Basta a cada día su propio mal.
Una necesidad de orar
Lucas 18:1 “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar“. La oración perseverante implica ser constantes en nuestras peticiones delante de Dios, como si viviéramos el día a día, con la certeza de que responderá. El creyente vive por fe, y por ende no debemos rendirnos. Dios puede demorar la respuesta, pero siempre tendrá buenas razones y no debemos confundirlas con negligencia por su parte. Lucas 18:3  “Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario“.
Al persistir en la oración crecemos en carácter, fe y esperanza Lucas 18:5 “sin embargo,  porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia“. La persistencia de la viuda venció la obstinación del juez.
Mateo 26:41 “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil“.
La naturaleza espiritual del hombre iluminada por el Espíritu Santo, recibe la palabra de Dios, desea todo lo que concierne a Dios, el asistir a reuniones de oración, campañas evangelistas, conferencias, convenciones, predicaciones, sermones, estudios bíblicos, etc. El espíritu está dispuesto a recibir y darle a la persona para que se alimente, pero hay un detalle, hay una lucha constante dentro de nosotros, y aquí es donde vemos quién es el ganador al alimentar a una de las dos.
La carne es débil, no debilidad de enfermedad y cansancio físico, sino debilidad espiritual, por lo que accede a lo que no es de Dios. Cuando alimentamos más la carne seremos más propensos a esta clase de debilidad (la naturaleza pecaminosa). La tentación ataca por donde somos más vulnerables, no la podemos resistir solos, y la oración es esencial porque nos fortalece para contrarrestar los ataques de satanás.

¿Los nombres “Jesús” y “Emmanuel” son lo mismo?

Algunos fieles se preguntan por qué si el profeta Isaías anunció que al Hijo de Dios lo llamarían “Emmanuel”, el ángel dijo a María y José que pusieran al Niño por nombre “Jesús”. ¿Existe alguna contradicción?, ¿ambos nombres son lo mismo?
Veamos. Con dos versículos de diferencia, Mateo indica dos de los nombres que recibirá el Niño nacido de la Virgen: Le pondrás por nombre Jesús… Se le pondrá por nombre Emmanuel (Mateo 1,21.23).
La Anunciación, obra de Bartolomé Estaban MurilloSin embargo, no hay oposición entre ambos nombres, ‘porque el nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre propio y personal. El nombre profético solo indica lo que significaría para los hombres, en aquel momento, el nacimiento de este niño. Será ‘Dios con nosotros’ de un modo particular’”.
“Así, se lee en el mismo Isaías, cuando dice a Jerusalén: ‘Desde ahora te llamarás ciudad del Justo, ciudad fiel’ (Isaías 1,26), no porque hubiese de llamarse así materialmente, sino porque tenía, desde entonces, una cierta conveniencia a causa de la purificación que en ella haría Yahvé. 
1. Emmanuel: expresa la naturaleza, la personalidad del Hijo de María. El nombre se contiene en la profecía que Isaías proclama ante el desconfiado Acaz, cinco siglos antes del advenimiento del anunciado en ella: He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emmanuel, Dios con nosotros (Isaías 7,14).
‘Emmanuel’: Dios con nosotros. Jesús es Dios; el Dios adorable que hizo el cielo y la tierra, que gobierna los astros y a quien sirven los ángeles. Pero sin dejar de ser Dios ni perder su Gloria, se ‘hunde’ en nuestra historia y en nuestro mundo para convivir con los hombres que Él ha creado, con la hechura de sus manos: Se hizo ver en la tierra y conversó con los hombres. Emmanuel expresa quién es el que nace: es Dios que se hace carne. Por eso el ángel dijo a María: lo que nacerá de ti será santo, será llamado Hijo de Dios (Lucas 1,35).
2. Jesús: Le pondrás por nombre Jesús porque Él salvará a su pueblo de sus pecados (Mateo 1,21). Ésas fueron las palabras del ángel a José. Este nombre expresa la misión del Hijo de Dios al encarnarse. Revela el motivo de la encarnación. Jesús en lengua hebrea se dice Yehoshuah y quiere decir Yahvéh salva, Dios salva; quiere decir, pues, Salud-dador. El que viene a dar la salud al alma, que es donde mora la enfermedad del pecado.