“...Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová…” Levítico 19:28
Una tendencia que se ha generalizado en el mundo y que es aplaudida y aceptada como una obra artística, es la referente a los tatuajes, tan frecuentes hoy en una gran cantidad de jóvenes y en otros no tan jóvenes.
Lo cierto es que uno puede estar confundido y preso de las mentiras, pero solo hasta el momento en que descubre la verdad. El Señor se refiere en Juan 8:31-32 a este particular cuando expresa: “…Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…”
Por lo tanto, que los jóvenes cristianos sean librados de los engaños del diablo, de manera que puedan entender que el tema de los tatuajes tiene que ver de manera directa con la santidad, sin la cual dicen las escrituras, que nadie verá al Señor.
Se puede llamar al capítulo 19 el corazón del libro de Levítico, y al versículo 2 la clave del capítulo. El versículo 2 tiene el llamado a ser santo.
El capítulo contiene mandamientos que enseñan cómo ser santos, entre los que se encuentra el referente a imprimir marcas en el cuerpo, el cual encabeza este artículo. Ser santos es el primero de todos.
La razón para ser santo que el Señor nos da en las escrituras es: “…Porque yo soy santo…”
Para presentarse ante Jehovah se tiene que ser santo.
“Ser santo” es la manera como se debe vivir. Es importante hacer notar que la santidad es llevar una vida ordenada y disciplinada, y no una vida de confusión. Llegados a este punto conviene preguntar:
¿Cómo diferenciar si un cristiano se tatúa, que realmente no lo es, de otro que sí lo es y no lo hace? La santidad está expresada en la moralidad de la vida.
La vida santa no es una idea mística ni tampoco es llevar una vida apartada del mundo, sino mantener una vida pura en el mundo. Pedro cita este versículo (1 Pedro 1:16) “…porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo…”
Él quiere decirles a los cristianos que su vida deber ser distinta. Como Cristo dice, están en el mundo pero no son del mundo (Juan 17:15–17). Entonces, ¿por qué debo imitar sus prácticas? Si tatuarse no es malo, entonces tampoco lo sería robar, ni fornicar, ni cualquier otra falta que viole los más elementales principios de Santidad.