martes, 21 de marzo de 2017

Camino donde no hay caminos

“Porque por fe andamos, no por vista.”
2 Corintios 5:7 (Reina-Valera 1960)
Cuando el creyente sigue al Espíritu Santo no se pierde; aunque en el plano natural no vea el camino claro, pues DIOS, para cumplir Sus propósitos, se abre camino dónde y como sea. Esto claro, haciendo uso de Sus recursos sobrenaturales. Por ejemplo, cuando Moisés sacó de Egipto al pueblo de Israel, se quedó sin camino visible frente al mar rojo. En una encrucijada. No podía ir hacia atrás porque los egipcios venían persiguiendo a Israel, y tampoco hacia delante porque había agua ¡y mucha! Pero en el momento preciso DIOS abrió el mar para que Su pueblo pasara en seco (Éxodo 14:21). Y aquello que impedía su paso (el mar), fue lo que utilizó el SEÑOR para sepultar a los enemigos de Israel. Él hizo camino donde no lo había.
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Si el SEÑOR da una Palabra a los suyos, ésta dará fruto. No importa lo ilógico que a la mente humana le parezca. El pastor David Yonggi Cho de la Iglesia “Yoido Full Gospel Church”, que es la más grande del mundo, da testimonio de que las Palabras de DIOS dan fruto incluso en el desierto. El Pastor fue llamado por el SEÑOR a construir una mega-iglesia en lo que, en ese entonces, era una isla desierta en Corea del Sur (Isla Yeoui). Muchos no habrían hecho ese proyecto en lo que aparentemente era un desierto, pero el Pastor Cho confió en que DIOS le abriría camino en base a la Palabra que le había dado. Y con el paso de los años, aquella isla desierta se llenó de población y se convirtió en un lugar próspero; así como el lugar donde está la Iglesia más grande del mundo.
Cuando el SEÑOR da un sueño a los suyos, Él se encarga de abrir camino donde no lo hay. Si DIOS dice que enviará lluvia torrencial a un desierto, sería buena idea conseguir una embarcación. Si DIOS implanta en alguien la idea de vender helados en Alaska, sin importar lo ilógico que parezca, ese negocio prosperará. Cuando DIOS llama a alguien a sembrar y trabajar una tierra dura y seca, Él se encargará de que produzca una cosecha abundante.

Si actualmente te encuentras en una encrucijada en la que no encuentras camino, pide al SEÑOR que sea Él quien te lo abra de acuerdo a Su Palabra.

¿Cómo deshacernos de las preocupaciones?

A la gente le inquieta todo, desde su seguridad en el trabajo hasta las elecciones. Para muchas personas, y tal vez usted sea una de ellas, la ansiedad está tan estrechamente ligada a sus vidas, que han aprendido a vivir con ella cada día.
Resultado de imagen de Cómo deshacernos de las preocupacionesTratamos la ansiedad como una emoción inofensiva cuando en realidad puede ser perjudicial. La preocupación opaca nuestra manera de pensar, diversifica nuestra atención y nos priva de concentración. Para complicar más las cosas, el cuerpo suele reaccionar negativamente a la presión prolongada sobre la mente. El estrés puede manifestarse físicamente en forma de dolores de cabeza, hipertensión, e incluso ataques al corazón.
Tener una vida de agotamiento físico y mental no es lo que el Señor desea para nosotros. El reto que tenemos es tener cautivos todos los pensamientos de ansiedad (2 Corintios 10.5) y sustituirlos por los que agradan a Dios, para pensar en lo puro, justo y bueno. Y la mejor manera de deshacernos de la preocupación es sustituyéndola con algo positivo, como con las Sagradas Escrituras instaladas en nuestra mente. Dios tiene algo que decir en cuanto a todo lo que nos preocupa. ¿Se siente débil o incompetente? “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4.13). ¿Teme que su cheque del sueldo no le alcance para el alquiler, la ropa y la comida de este mes? “No os afanéis … vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas” (Mateo 6. 31,32).
Jesús dijo que el afán no aporta nada (Mateo 6.27). De hecho, perdemos tiempo y energía pensando en las preocupaciones, en vez de robustecer nuestra confianza en el Señor.

Una tarea imposible para nuestras fuerzas

Los que aceptan mis mandamientos y los obedecen son los que me aman. Y, porque me aman a mí, mi Padre los amará a ellos. Y yo los amaré y me daré a conocer a cada uno de ellos.  Juan 14:21 
Jesús anhela tener una relación íntima de amor con cada uno de sus hijos. Sin esta vivificante relación no podemos guardar los mandamientos. A pesar de nuestras mejores intenciones para obedecer las leyes de Dios, resulta una tarea imposible según nuestras propias fuerzas. Luchamos con la carga pesada de votos y promesas sin cumplir, hasta que estamos tan cargados que apenas podemos elevar nuestras voces en oración. Nos sentimos estancados, incapaces de obedecer, así que acudimos a nuestros pastores, nuestros compañeros o amigos en busca de ayuda. Esperamos que ellos puedan buscar a Dios por nosotros y decirnos qué es lo que Dios les dice.
oracionYo (John) solía leer Juan 14:21 y creer que el Señor me decía: “John, si guardas mis mandamientos, demostrarás que me amas”. Convertí este versículo en una ley más en mi vida. Entonces, cierto día el Señor me dijo que volviera a leer esta escritura. Después de leerla, me dijo: “Sigues sin entender lo que dije. Léela de nuevo”. Esto continuó hasta que había leído la escritura diez veces.
Finalmente, le respondí: “Señor, perdona mi ignorancia. ¡Muéstrame qué estás diciendo!”
Me dijo: “John, no quise decir que si guardas mis mandamientos, demostrarás que me amas. ¡Yo ya sé si me amas o no! Es al revés. Estaba diciendo que si un hombre se enamorara perdidamente de mí, ¡entonces, sí podrá guardar mis mandamientos!”.
¿Lo ves? Dios enfatiza la relación, no la ley. No se lo puede conocer por medio de reglas o normas. ¡El Santo todopoderoso no puede ser reducido a una fórmula! Sin embargo, muchas personas tienen esta percepción del Señor. Han sustituido una relación con Dios por siete pasos para recibir sanidad, un plan de salvación de cuatro puntos, cinco escrituras sobre prosperidad, y así sucesivamente. Su concepto de Dios está envuelto en sus cajas de promesas; promesas que escogen y que reclaman como necesarias. Estas mismas personas se preguntan por qué luchan para guardar sus mandamientos.

Después de usted

¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda.» Génesis 13:9
En algunas culturas, es norma que el joven permita que una persona mayor entre primero a una habitación. En otras, entra antes el individuo más importante o de mayor rango. Dejando a un lado las tradiciones, a veces nos resulta difícil dejar que otro elija primero en cuestiones importantes; en especial, cuando ese derecho nos pertenece a nosotros.
Abram (llamado después Abraham) y su sobrino Lot tenían tantos rebaños, ganado y tiendas que no había tierra suficiente para ambos cuando viajaban juntos. Para evitar conflictos, Abram sugirió que se separaran, y permitió generosamente que Lot escogiera primero. Su sobrino eligió el fértil valle del Jordán, y le dejó a su tío la región menos deseada.
Abram, en vez de imponer sus derechos como el mayor, confió su futuro a Dios: «Entonces Abram dijo a Lot: «No haya ahora altercado entre nosotros dos ni entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda» (Génesis 13:8-9). Al final, la elección de Lot trajo consecuencias nefastas a toda su familia (ver Génesis 19).
Hoy, al enfrentar diversas decisiones, podemos confiar en la guía de Dios. Él prometió cuidarnos y suplir siempre nuestras necesidades.

Señor, guíame hoy a elegir bien.