miércoles, 30 de enero de 2013

Mi Amigo Jesús - Reflexiones con Vídeo

Puedes decirles a todos los que te rodean lo maravilloso que Dios ha sido contigo. Decirles que es el mejor amigo, y en quien confiar al 100%. Puedes encontrar en Él la paz y felicidad que necesitas, sólo entrégale tu corazón y deja que Dios guíe tu vida. 

//Quiero cantar una linda canción de aquel que mi vida cambió,
Quiero cantar una linda canción de aquel que me transformó.
Es mi amigo Jesús, es mi amigo más fiel
Él es Dios, Él es Rey, es amor, y verdad.
Sólo en Él encontré
esa paz que busqué.
Sólo en Él encontré
la felicidad.//
Cuando Jesús a mi vida llegó
esa paz y ese gozo me dio
Quiero que sepas que ya
tú también puedes gozar
siempre de su amor si creyeres en Él,
si confiares también
su amor te dará y con Él vivirás;
como yo cantarás esa linda canción
Quiero decir que Jesús me salvó y en la cruz mis pecados llevó
Quiero decir que pronto volverá y con Él siempre he de morar;
Él me ama a mí, Él te ama a ti
Él es Dios, Él es Rey, es amor y verdad

solo en Él encontré
esa paz que busqué
solo en Él encontré
la felicidad

¿Dijiste: recibir lo malo? - Mensaje


Cuenta el decimoctavo libro de la Sagrada Escritura que la esposa de Job, en medio de la aflicción y las enormes pruebas financieras y de salud que él estaba padeciendo, le increpó de la siguiente manera: “…¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Pero Job le respondió: “Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos también recibir lo malo?”…(Job 2:9,10)
¿Saber recibir  lo malo? … Es ésta una declaración  que, en la actualidad, a muchos nos gustaría repetirla y, sobre todo, aplicarla con convicción a nuestra vida diaria.
En la Biblia encontramos múltiples ejemplos de hombres y mujeres que de igual manera recibieron, con serenidad y temple, lo que en ese momento parecía malo;  personajes que pese a ser probados en su fe, no menguaron en su confianza y el amor hacia su Creador. Los casos son múltiples, pero como ilustración nos bastaría con recordar a  algunos líderes escogidos por Dios. Por ejemplo: Noé, frente a la incredulidad de su gente; Moisés, frente a la inconstancia de su pueblo; las dos esposas de Esaú, que fueron una fuente de amargura para Isaac y Rebeca. David, afrontando los celos enfermizos de su suegro, el rey Saúl, y también cargando su propia debilidad por las mujeres. 

Imaginemos los conflictos familiares del profeta Oseas, cuya esposa fue adúltera. Acordémonos que Noemí tuvo que soportar la dolorosa pérdida de su esposo y de sus dos hijos. Recordemos a José frente a la ingratitud de sus hermanos, el exilio, y la esclavitud. Pensemos en la experiencia amarga de Job, al ser puesto a prueba con la muerte de sus diez hijos, su bancarrota financiera y  su penosa enfermedad, a lo que se agregó la frialdad de su esposa y la crítica de sus amigos.

El mismo Jesucristo, en su esencia humana, sobrellevó padecimientos, tentaciones y privaciones.
Por ello es bueno que cada vez que estemos acuciados por los problemas, penurias o sufrimientos, recordemos que no fuimos, no somos, ni seremos los únicos; que todos llevamos cargas, o que, al estilo del apóstol Pablo, se nos ha puesto un aguijón que molesta nuestra carne, y del cual no sólo  tenemos que pedir a  Dios que nos lo retire, sino más bien que nos conceda el temple y la serenidad  para resistirlo.
Aprendamos a confiar, a esperar, y a alabarle a  Él, no sólo en los tiempos  buenos, sino también en  los que nos parecen malos para nuestros intereses; y digamos también como Job: Si de Dios sabemos aceptar lo bueno, ¿no sabremos también aceptar lo malo?

La Sagrada Escritura cuenta que Pablo, al referirse a su propio aguijón, manifestó: “… tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí, y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.  (II de Corintios 12: 8,9).

¡Él Murió por Mí! - Reflexiones

William y Mary Tanner estaban cruzando los rieles del ferrocarril cuando sucedió. El pie de Mary resbaló y se encajó entre el riel y el cruce de madera para peatones.
Ella trató frenéticamente de sacar el pie al mismo tiempo que empezó a escuchar el ruido de un tren que se aproximaba. Sólo quedaban segundos, pues el expreso venía a toda prisa hacia ella por una curva. Will Tanner le tiró del pie desesperadamente tratando de liberarla.
refle-tren25refle-tren25aCuando el tren se acercó más, y el silbido sonó a todo volumen, y los frenos chirriaron, Will la tomó en sus brazos.
Mientras la gente se estremecía horrorizada, el tren les pasó por encima.
Un testigo dijo que, justo antes de que la máquina les golpeara, escuchó al valiente hombre gritar: ¡Me voy a quedar contigo Mary! ¡Ese sí que es un gran amor!
Esta historia me recuerda a nuestro Salvador, el cual nos amó con un amor que puede salvarnos (Juan 3:16).
La muerte se precipitó sobre Él mientras pendía en la cruz, y asumió la pena completa que nosotros merecíamos. Escuchó a personas gritarle que se salvara a Sí mismo y que bajara de la cruz (Mateo 27:40). Pero para salvar a los demás, Cristo optó por no salvarse a Sí mismo (v.42).
Con amor divino y sacrificado, Jesús rehusó salvar su propia vida. Murió para poder perdonar nuestros pecados. Nuestro Salvador se quedó en la cruz: por ti y por mí.

Caminando en la verdad - Devocionales, Reflexión - vídeo

caminando a la verdad
Cita bíblica: 3 de Juan 1.2-3 “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad “
El camino en la vida muchas veces es demasiado sinuoso, ya que se presentan situaciones que no están contempladas en nuestro plan; en la palabra de Dios existen solamente dos caminos: 
1) el de maldición (de la mentira), 
2) el camino de bendición (el de la verdad).
Por lo tanto, de cada uno es la decisión de elegir. No hay duda de que todos deseamos ser bendecidos en todo, aunque no conozcamos de las cosas de Dios, ya que, al hablar de bendición, inmediatamente somos transportados por la mente hacia las cosas materiales, porque se considera que son las que tienen mayor valor aquí en esta vida; ya lo dice un conocido refrán en el mundo, (tanto tienes, tanto vales). 
Sin embargo, caminar en la verdad implica llevar una vida de rectitud, de integridad en todos los sentidos; significa ser respetuoso con los valores morales y con todas las personas, ser una persona servicial, atento, dadivoso, etc. El apóstol Juan expresa un gran anhelo que proviene del fondo de su corazón "QUE SEAS PROSPERADO EN TODAS LAS COSAS Y QUE TENGAS SALUD", en verdad un hermoso deseo que sólo aquel que camina en integridad puede manifestarle a otro. La única condición que existe o que manifiesta el apóstol es: tal y como prospera tu alma; y aquí es donde comienza el caminar en la verdad, cuando miramos en nuestro interior (en el alma) y hacemos un estudio de la misma para saber si se encuentra libre o está prisionera (de malos recuerdos, de resentimientos, rencores, dolor, sufrimiento, etc.). 
El hombre que aún no ha perdonado, sigue atado a un pasado o a algún recuerdo que por ser doloroso no le permite ser libre; por lo tanto camina en la mentira, ya que un alma atormentada no puede vivir ni conoce la paz que sólo nuestro Señor Jesús nos da, esa paz que sobrepasa todo entendimiento humano, una paz que sólo la pueden sentir aquellos que viven en una libertad plena, no física, sino más bien espiritual. 
Puede que en tu vida te hayas encontrado con personas que “viven o son felices”; sin embargo, resulta que solamente aparentan vivir, ya que al encontrarse en la intimidad, esa aparente felicidad se ha esfumado y aflora su verdadera realidad, que no es otra cosa que la tristeza que llevan en su interior y que tratan de disfrazar con poses, o con cosas vanas; vemos entonces que esa persona se encuentra realmente enferma, aunque físicamente presente una salud inquebrantable, porque la enfermedad que presenta no está en el exterior, sino en su interior y le está corroyendo el alma. Viene siendo como el cáncer que cada día está avanzando más y más. Un alma atormentada jamás podrá ser prosperada, porque la prosperidad no se limita a lo material. Una persona podrá tener toda la riqueza del mundo, pero si su interior está vacío, está pobre; es más, está en un estado miserable, y un miserable qué puede ofrecer si no tiene nada para dar, más bien está necesitado de que le den.
La libertad tiene un precio muy alto que muchas veces hay que pagar; esto es en lo material, pero en lo espiritual ya fue pagado hace aproximadamente 2000 años y fue a precio de sangre; hubo un inocente de toda culpa que se ofreció como ofrenda, que no escatimó ni dudó en darse a sí mismo, con un solo objetivo, con un solo anhelo: nada menos que tú y yo y toda la humanidad, para que vivamos felices, para que seamos prosperados y libres de toda atadura, de todo grillete que nos impida caminar, para que tengamos sanidad y prosperidad en todas las áreas (en lo físico, en lo financiero, en lo espiritual, en lo social, en lo familiar, en lo matrimonial...).
Hoy tienes que cambiar tu manera de pensar, tienes que procurar ser distinto de como eras anteriormente, cambiar tus viejas vestiduras y emprender una nueva forma de vivir, porque algo maravilloso te espera más adelante. Si en verdad lo crees, entonces avanza porque tienes todavía mucho por hacer, por lograr, empezando por ti mismo.
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad 
2 Corintios 3.17
Abre las puertas de tu corazón y deja entrar al Espíritu del Señor, para que te llene de una unción fresca y saborees, día a día, momento a momento, de su gozo que es la LIBERTAD QUE SÓLO ÉL TE PUEDE DAR. AMÉN



La media Cobija - Reflexiones en vídeo


No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha. El que siembra en los malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que siembra en el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna. 

Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos, y especialmente a nuestros hermanos en la fe.
 Galatas 6:7-10