lunes, 31 de diciembre de 2018

La supremacía de Cristo

Últimamente sobresale en las personas un egocentrismo increíble. La secularización favorece un ambiente cultural en donde el hombre cree ser el dueño absoluto de su propia vida y de todo lo que le rodea. Vive convenciéndose de que no necesita a Dios para lograr sus objetivos.
El hombre se cree el centro de todo lo que le rodea y su bienestar se convierte en la norma de su comportamiento. La filosofía que rige al hombre de hoy es: Si me hace sentir bien,... nada más me importa. La idea predominante en mucha gente de hoy es que en sus vidas mandan ellos, que ni a Dios ni a la iglesia les debe importar cómo deciden vivir. Con tristeza tenemos que reconocer que vivimos en una época, en que la historia bíblica del Dios que creó el universo es sustituida por el hombre que se cree el dueño y dios del mismo.
Pero hay que resaltar una verdad bíblica incuestionable, que es “La Supremacía de Cristo”. Cristo es primero en todo. Aunque el hombre ignore a Dios y se crea dueño del universo, nadie en este mundo está por encima de Cristo. Nadie lo supera.
Vamos a simplificar lo que el apóstol Pablo les escribe a los cristianos que están en Colosas, cuando les confirma la supremacía de Cristo sobre todas las cosas. No importa el conocimiento que el hombre logre alcanzar en el orden secular, pues Cristo sigue teniendo el primer lugar en todo.
Resultado de imagen de La supremacía de Cristo1. PRIMERO EN LA CREACIÓN.
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles” (Colosenses 1:16a).
Pablo defiende su teología de la supremacía de Cristo argumentando que Jesucristo es el origen, agente, fin y sostén de toda la creación, junto con el Padre y el Espíritu Santo. Todo lo que existe fue creado por el trino Dios.
Es importante resaltar la preexistencia de Cristo antes de toda cosa creada. Él existió antes de la creación y está exaltado por encima de todo lo creado. Él pertenece a la eternidad. (Juan 1:317:5).
Cuando Pablo utiliza el término primogénito no significa primero en el tiempo sino en importancia y rango, en el sentido de que Cristo tiene la preeminencia absoluta en todo (Colosenses 1:18). Cristo es el heredero de toda la creación y la gobierna como el Hijo eterno (Hebreos 1:2Apocalipsis 5:1-713). Todo fue creado por medio de él y para él.” (Colosenses 1:16c).
Nuestra fe está puesta en el Dios trino, creador y sustentador de todo cuanto existe visible e invisible, todopoderoso, insuperable, pero que, a pesar de su grandeza y soberanía, se dignó en bendecirnos por medio de Jesucristo. Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” (2 Corintios 8:9).
2. PRIMERO EN LA RECONCILIACIÓN.
Por medio de Cristo, Dios hizo que todo el universo volviera a estar en paz con él. Y esto lo hizo posible por medio de la muerte de su Hijo en la cruz.” (Colosenses 1:20 TLA).
Cuando el pecado entró en el mundo, el hombre se enemistó con Dios. Adoptó una actitud de hostilidad contra Dios. Por eso necesita ser reconciliado con Dios, lo cual significa restaurar la relación o norma correctas, o hacer la paz donde antes había enemistad.
Pablo deja bien claro que ningún otro es digno o capaz de reconciliar a los hombres con Dios, sino solo Jesucristo por medio de su sacrificio en la cruz del Calvario. Haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).
Pablo le dice a la iglesia de Corinto: Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” (2 Corintios 5:18-19).
Precisamente el propósito fundamental de la muerte de Cristo en la cruz del Calvario fue hacer posible la reconciliación de las personas con Dios. Pero para que esto fuera posible fue necesario el pesebre. Fue preciso que el Hijo de Dios se encarnara en la persona de Jesús y llegar al mundo como el único instrumento de Dios para la reconciliación.

Yemen: el país donde el hambre y la guerra parecen no tener fin

La inseguridad alimentaria afecta a casi 18,000,000 de personas, además de poner en riesgo la vida de 400,000 infantes.
Yemen es el país en donde el hambre, la guerra, y la crisis humanitaria, son cosas del día a día.
Los hutíes, aliados de Irán, y el Gobierno yemení, respaldado por una coalición de países árabes capitaneada por el príncipe saudí Mohamed bin Salman, iniciaron el pasado 6 de diciembre una ronda de contactos de paz en Suecia, que la ONU espera que pueda conducir a una futura solución al conflicto, desatado a finales de 2014.
Mientras no se concreta una solución al conflicto, que está estancado en el frente de batalla, la situación humanitaria sigue deteriorándose rápidamente en el país, que está sumido en la hambruna más grave del mundo.
Aproximadamente 18,000,000 de personas, se encuentran padeciendo la grave crisis alimentaria, lo que supone un incremento del 24% con respecto a 2017, según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Unos 400,000 niños sufren de desnutrición aguda, y el 10% de ellos corre un gran riesgo de perder la vida, según indica la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, el hambre no es el único problema que enfrenta este país. Al menos 10,000 personas han muerto desde que comenzó la guerra, pero según la Organización Mundial de la Salud, las cifras son mucho más altas si se incluye a las personas que han perdido la vida por el hambre o por alguna enfermedad.
La malnutrición es el “factor subyacente” en más del 60% de las muertes por diarrea, neumonía, y en más del 40% de las muertes por sarampión y, además, ha elevado las tasas de mortalidad en el parto, según la portavoz de la OMS en el Yemen, Christine Cool.
La gran mayoría de las instalaciones hospitalarias han sido destruidas. También es importante destacar que al menos la mitad de la población no tiene acceso al agua potable.
La ofensiva se ha frenado en dos ocasiones en el extrarradio de la ciudad, en el que viven cerca de 600.000 personas, para favorecer sendos intentos de la ONU de celebrar consultas de paz, el primero de los cuales no llegó a celebrarse porque los hutíes no asistieron a la cita, prevista en septiembre en Ginebra.

¿Qué tipo de decisiones de Año Nuevo debería tomar un cristiano?

Resultado de imagen de Fin de año para la bibliaLa práctica de tomar decisiones de Año Nuevo se remonta a más de 3,000 años con los antiguos babilonios. Hay algo en el inicio del nuevo año que nos hace pensar en un nuevo comienzo, una nueva etapa, aunque en realidad no hay diferencia entre el 31 de diciembre y el 1 de enero. Nada místico ocurre a la media noche del 31 de diciembre. La Biblia no habla a favor ni en contra del concepto de la decisión de Año Nuevo. Sin embargo, si un cristiano desea tomar una decisión de Año Nuevo, ¿qué tipo de decisión debería hacer?

Las decisiones de Año Nuevo más habituales son la determinación de dejar de fumar, dejar de beber, manejar el dinero más sabiamente y pasar más tiempo con la familia. La decisión más común de Año Nuevo es sin duda bajar de peso, juntamente con hacer más ejercicio y comer más sanamente. Todos estos son buenos objetivos. Sin embargo, 1 Timoteo 4:8 nos enseña a tener el ejercicio físico en perspectiva. “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y la venidera.” Aún así, la gran mayoría de las decisiones de Año Nuevo, incluso
 entre cristianos, tienen que ver con el aspecto físico. Esto no debería ser así.

Muchos cristianos determinan orar más, leer la Biblia todos los días e ir a la iglesia más regularmente. Estos son objetivos fantásticos. Sin embargo, estas decisiones fallan tanto como las no espirituales, porque no hay poder real en ellas. Tener determinación para comenzar o terminar cierta actividad no tiene ningún valor, a menos que se tenga una verdadera motivación para hacer o dejar de hacer esa actividad. Por ejemplo, ¿Por qué quieres leer la Biblia todos los días? ¿Es para honrar a Dios y crecer espiritualmente, o porque escuchaste que es bueno hacerlo? ¿Por qué quieres bajar de peso? ¿Es para honrar a Dios con tu cuerpo, o es por vanidad, para honrarte a ti mismo?