“El peor fracaso es la pérdida del entusiasmo.” Anónimo
Uno de los enemigos del éxito es la falta de entusiasmo, y habitualmente las personas pierden el entusiasmo cuando caen en la rutina. Se dice que la rutina es producto de una costumbre arraigada o de un hábito adquirido por mera práctica, que permite hacer las cosas sin pensarlas. Algunos la llaman hacer las cosas de forma automática.
No es que las rutinas sean malas o buenas, todo depende del objetivo y el entorno donde te desenvuelvas. Lo que sucede muchas veces, es que cuando entras en la dinámica de la rutina pierdes el entusiasmo y no disfrutas la vida, y al no disfrutar la vida no alcanzas tus objetivos, tus metas, tus sueños.
Hay quienes piensan y es muy cierto, que para romper con la rutina hay que despertar la pasión. Sin pasión o entusiasmo no podremos lograr nada grande ni extraordinario en nuestras vidas. En cada una de las personas hay un toque de grandeza que no puede ser activada sin activar la pasión, sin generar entusiasmo en las cosas que hacemos.
Y un entusiasmo genuino es capaz de transformar las crisis en oportunidades. Te lleva a hacer lo imposible, a esforzarte más por lo que quieres. Te da inspiración para tu matrimonio o tu trabajo. Una persona entusiasta puede superar todos los obstáculos o circunstancias que se le presentan en el camino. El entusiasta es como ese poeta que vive en la poesía.
El entusiasmo te guía hacia el cumplimiento de tus sueños, mientras la falta de entusiasmo te estanca en la vida.