martes, 13 de junio de 2017

La Visión de Juan: “Llegar a casa”

Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. 5 El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas.» Me dijo: «Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.» (Apocalipsis 21:2,5)
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El Libro de Apocalipsis es como si fuera el Libro de Dios acerca de “llegar a casa”. En él, Juan describe un cuadro detallado de cómo será el Cielo. Dice:
“…vi la santa ciudad…, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo… no habrá más muerte…, llanto…, clamor…, dolor, porque las primeras cosas ya pasaron… El que estaba sentado en el trono dijo: ‘Yo hago nuevas todas las cosas'” (Apocalipsis 21:2, 4b, 5).

Los pastores de las iglesias que efectúan bodas te dirán que rara vez, si hay alguna, han visto una novia fea (aunque a veces los novios necesitan una ayudita). La novia representa la belleza más pura que el mundo pueda ofrecer; ella personifica amor, fidelidad y esperanza para un nuevo comienzo.
El mundo en el que vivimos está muy lejos de eso. Diariamente somos “bombardeados” con noticias de estafas empresariales, tragedias, terrorismo, abuso, y miedo. Por eso encontramos algunas de las palabras más esperanzadoras de las Escrituras en la promesa de Dios: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). Dios no camufla lo viejo, lo rehace. Él no solo reforma, renueva. Él rompe los diseños y reconstruye “la casa” siguiendo las especificaciones originales.
¿A qué renunciarías para tener “una casa” como ésa? ¿No merece la pena sacrificar todas las cosas más pequeñas que tanto valoras y a las que estás tan apegado?
Hoy puedes asegurarte una casa en el Cielo cuando aceptes a Cristo como tu Salvador, y que tu nombre aparezca “…en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:27b). 
¿Qué te parece? ¿Estás dispuesto a “ir a casa”? Si no lo estás, ¡hoy mismo puedes!

¿Qué significa tomar el nombre del señor en vano?

Resultado de imagen de ¿Qué significa tomar el nombre del señor en vano?Aunque muchas personas creen que tomar el nombre del señor en vano se refiere al uso del nombre del señor con una/s palabra/s grosera/s, es algo mucho más que un uso en vano del nombre de Dios. Para comprender la gravedad de tomar el nombre del señor en vano, primero tenemos que ver el nombre del señor desde su perspectiva, como se describe en las escrituras. El Dios de Israel es conocido por muchos nombres y títulos, pero el concepto encarnado en el nombre de Dios, desempeña un papel importante y único en la biblia. La naturaleza y los atributos de Dios, la totalidad de su ser, y especialmente su gloria, se reflejan en su nombre (Salmo 8:1). El Salmo 111:9 nos dice que su nombre es “santo y temible", y la oración del señor comienza dirigiéndose a Dios con la frase "santificado sea tu nombre" (Mateo 6:9), siendo esta una indicación de que en nuestra oración la reverencia hacia Dios y a su nombre, debe ser lo más importante. Con frecuencia entramos en la presencia de Dios con presuntuosas "listas de responsabilidades" para él, sin ser conscientes de su santidad, su grandeza, y el enorme abismo que separa nuestra naturaleza de la suya. El que se nos permita incluso venir delante de su trono, es por causa únicamente de su gracia y de su amor misericordioso para con su pueblo (Hebreos 4:16). Nunca debemos subestimar esa gracia.

A causa de la grandeza del nombre de Dios, cualquier uso del mismo que lo deshonre o deshonre su carácter, es porque se está tomando su nombre en vano. El tercero de los diez mandamientos prohíbe tomar o usar el nombre del señor en una forma irreverente porque eso indicaría una falta de respeto a Dios mismo. Una persona que usa incorrectamente el nombre de Dios, el señor no lo dará por "inocente" (Éxodo 20:7). En el antiguo testamento, se deshonraba el nombre de Dios cuando no se cumplía con un juramento o una promesa hecha en su nombre (Levítico 19:12). El hombre que usaba el nombre de Dios para legitimar su juramento y luego rompía su promesa, daba a entender su falta de reverencia hacia Dios, así como una falta de temor de su santo castigo. Era esencialmente lo mismo que negar la existencia de Dios. Sin embargo, para los creyentes no hay necesidad de usar el nombre de Dios para legitimar un juramento, ya que en primer lugar no estamos llamados para hacer juramentos; que nuestro hablar sea "sí" y nuestro no sea "no" (Mateo 5:33-37).

¿Cuál es tu prioridad?

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidasMateo 6:31-33
En éste pasaje Dios nos enseña cuál debe ser nuestra prioridad. Vemos a muchas personas corriendo desesperadas por conseguir lo que quieren esperando así ser felices, y al final terminan frustradas al darse cuenta que lo que querían no les dio felicidad. Pero en este mensaje aprenderemos cuál debe ser la prioridad y qué es lo que en realidad nos da la felicidad.
1. ¿Tu prioridad es la familia?
Resultado de imagen de ¡El reino de Dios debe ser tu prioridad!Muchos solo viven para la familia, pensando que es lo más importante; gastan su vida queriendo hacer feliz a su familia, pero con el tiempo se dan cuenta que no fue posible. Su cónyuge se encuentra decepcionado, sus hijos lo han abandonado, y acabará preguntándose si realmente valió la pena haberlo invertido todo.
2. ¿Tu prioridad es el estudio?
Después de haber estudiado, muchos terminan siendo arrogantes, prepotentes, e ignorantes negando la existencia de Dios, y otros protestando contra el gobierno para que les mejore el salario que a duras penas les alcanza. Y nace la misma pregunta ¿valió la pena haberlo invertido todo en el estudio?
3. ¿Tu prioridad es el trabajo?
Trabajo que siendo tan apasionante para muchos, por más que se resistan, un día les dirán que ya no hay más trabajo, o sus fuerzas ya no les permitirán continuar, y entonces todo se habrá derrumbado y sentirán que no valió la pena haber descuidado el hogar, como muchas otras cosas, por el trabajo.