Hace tiempo descubrí que la definición de fracaso es “conformismo”. Me llamó la atención su definición y me puse a indagar. El conformismo es "esa horrible tendencia o actitud, definida por el diccionario, del que se adapta a cualquier circunstancia o situación con excesiva facilidad”. Algunos sinónimos de conformismo son: resignación, sometimiento, doblegado, amoldado, o blando. En definitiva, ninguna de estas palabras son muy positivas y realmente no sugieren un carácter luchador.
La palabra de Dios nos habla de algunas de esas actitudes y cualidades que nos conviene tener, por ejemplo valentía y dedicación. Un ejemplo claro de este llamado de Dios a movernos hacia estas cualidades lo vemos en Josué, a quien le tocó la tarea de llevar al pueblo de Israel a poseer la tierra que Dios les había prometido. A pesar de que esta bendición ya estaba “prometida” por Dios, el pueblo tuvo que movilizarse. Estas son las palabras del Señor a Josué: “Mi siervo Moisés es muerto: levántate pues ahora, y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” (Josue 1:2-3).