lunes, 16 de diciembre de 2013

¿Esperas en Dios sentado o caminando? - Devocional

Hace tiempo descubrí que la definición de fracaso es “conformismo”. Me llamó la atención su definición y me puse a indagar. El conformismo es "esa horrible tendencia o actitud, definida por el diccionario, del que se adapta a cualquier circunstancia o situación con excesiva facilidad”. Algunos sinónimos de conformismo son: resignación, sometimiento, doblegado, amoldado, o blando. En definitiva, ninguna de estas palabras son muy positivas y realmente no sugieren un carácter luchador.
¿Hacer o no hacer? esa es la pregunta. Ejemplos clásicos son: aquel hombre que está buscando empleo y le pide a Dios que le provea uno, pero nunca se presenta a las entrevistas de trabajo; o la dama que ora para que Dios le envíe un compañero que se convierta en su esposo, pero nunca acepta una invitación a salir y no tiene amigos; o aquel que quiere prosperar económicamente y se sienta a esperar a que le llegue un cheque "milagrosamente" por correo o que se muera un familiar lejano que nunca conoció, heredando millones de dolares. Si bien es cierto que Dios puede obrar sobrenaturalmente en cualquiera de estas situaciones, también es cierto que en ocasiones Él demanda de nosotros colaboración, actitudes de desarrollo y desempeño.
La palabra de Dios nos habla de algunas de esas actitudes y cualidades que nos conviene tener, por ejemplo valentía y dedicación. Un ejemplo claro de este llamado de Dios a movernos hacia estas cualidades lo vemos en Josué, a quien le tocó la tarea de llevar al pueblo de Israel a poseer la tierra que Dios les había prometido. A pesar de que esta bendición ya estaba “prometida” por Dios, el pueblo tuvo que movilizarse. Estas son las palabras del Señor a Josué: “Mi siervo Moisés es muerto: levántate pues ahora, y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” (Josue 1:2-3).

¿Cuánto tardarás? - Devocional

En una ocasión destrocé algo que le pertenecía a una amiga, y como no podía pagarle traté de esconderme. Entonces, cada vez que la veía en la iglesia trataba de evadirme, no quería hablar con ella y me daba vergüenza verla. Si estaba delante de mí, inmediatamente retrocedía o tomaba otro camino, hasta que fui sincera y le conté lo que había sucedido. ¡Por fin tuve paz al haber solucionado el problema!
stressed
Oh Jehová, Tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentar y mi levantar; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, Tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Salmos 139:1-7
A veces, cuando fallamos, pensamos que también podemos tener esta actitud con Dios. Entonces no queremos hablar con Él en oración, nos da vergüenza leer su Palabra o ir a la iglesia, y preferimos tomar otras salidas. No nos damos cuenta que Él nos conoce y que ya nos ha examinado, sabe qué pensamos, y a dónde queremos ir. Él te rodea, por tanto ¡deja de escapar!

La batalla de la mente - Cristianos

Todos tenemos batallas en nuestra mente, y dependiendo de la decisión que tomemos ante estas batallas, tendremos paz o angustia y desesperación. Lo que el hombre siembra, eso también segará.
La batalla de la menteEn la batallas de la mente se almacenan muchas voces que nos llevan a tomar una decisión. Y la Biblia nos enseña que todo nos es lícito, pero no todo conviene.
Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo puro, todo lo amable, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Dios, conociendo nuestra naturaleza pecaminosa que siempre nos quiere llevar por caminos equivocados, nos anima a reflexionar en Su Palabra que dice: Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera, porque en ti ha confiado.  Isaías 26:3.

El valor de una Oración - Reflexiones

Señor…
…Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien, recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme, y si la gente me ofende, dame valor para perdonarles.
¡Señor… si yo me olvido de ti, Tú, por favor, nunca te olvides de mí!
No es cuánto oras, sino cómo oras y a quién oras lo que determina el valor de la oración. Si te diriges al Padre y tu oración es libre de egoísmos, vanidades o falsas ilusiones, tendrás una oración de calidad.

Te busco - Ánimo en mensaje


Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré
cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Jeremías 33. 3 

Aunque no parezca importante
Aunque parezca irrelevante
Es el arma más poderosa
que tenemos en un instante.
Aunque creas que no te escucha
Porque no ves cambios en el momento,
Él no olvida ninguno de tus sufrimientos, ni siquiera un lamento.
Él escucha atentamente cómo clamas,
cómo lloras,
cómo pides que intervenga.

Parece no tener sentido,
porque hemos sido engañados muchas veces,
Y quizás hemos tropezado con la misma piedra;
Pero no te preocupes más,
no te hagas el daño más grande de tu vida.
No te alejes de Dios, ora sin cesar.

Yo un día creí que mis oraciones no llegaban a sus oídos
Y que por más que clamaba, por alguna razón Él no me escuchaba.
Pero grande fue mi error de no esperar en silencio
Y no escuchar a mi Señor decirme la estrategia del juego.
No fui sabia esperando su respuesta,
Más bien fui bastante necia y llegué a molestarme con Él.
Sin embargo, Dios ya tenía escrito cómo podría yo salir del problema.
¿Qué pasó?, me turbé, desconfié y muy triste me alejé porque, según yo, 
Dios no quería intervenir.

Si estás leyendo esto el día de hoy, no es casualidad,
Tiene un propósito y una clara recomendación en tu vida.
No desesperes por aquello que pidas a Dios, si parece que
todo, todo va en tu contra, porque
Dios está con un escudo y te protege.

Ora sin cesar, no te imaginas cuánto, pero que cuánto te conectarás con Dios.
Y si dices que tu fe ha menguado, no te preocupes, no eres el primero
ni el último, simplemente eres un valiente al aceptarlo y serás aún más valiente si eres capaz de solucionarlo.

Quien quiera que seas, donde quiera que te encuentres, ora donde sea,
No importa si es en el baño, en tu dormitorio, en las escaleras,
No importa si lo haces mientras caminas al trabajo, o
mientras haces tu tarea.
No te niegues la oportunidad de conectarte con Dios.
Él tiene mucho que decirte, mucho que revelarte
Y mucho amor que darte.

NO TE NIEGUES A TENER UNA CONVERSACIÓN CON EL GRANDE