martes, 9 de octubre de 2018

Pasa este Jordán

Josué 1:1-2  Aconteció después de la muerte de Moisés, siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, y le dijo: «Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, hacia la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
La historia de Israel hasta ese momento estaba por ser definida. Ellos se encontraban a punto de cruzar la frontera en su proceso de errantes, a la tierra que Dios les prometió. Justo en ese momento, su líder Moisés muere, lo que deja un gran vacío muy difícil de llenar, en una etapa de transición bastante compleja. Entonces Dios le habla a Josué y le dice que él es el elegido para guiar a la nación.
Resultado de imagen de Pasa este JordánPensemos por un momento lo que cruzaba por la mente de Josué, y no solo eso, además tenia que lidiar con el dolor de haber perdido un amigo y un mentor; ciertamente no era un momento ideal como para asumir retos; sin embargo, Dios le hace el llamado precisamente en estas circunstancias.
Posiblemente esta historia nos deje una gran enseñanza para nuestras vidas, una enseñanza de cómo el creyente puede vencer lo adverso de su situación.
¿Cómo puede el creyente hacerlo? El creyente puede vencer lo adverso de su situación de la siguiente manera.
I. Necesita levantarse
a) Cuando el señor llamo a Josué, tal vez no era el mejor momento en su vida, y mucho menos para conquistar un territorio que exigía tanto como Canaán. Moisés su mentor había muerto, y la tierra rayaba en lo imposible de conquistar.
Sin duda alguna Josué estaba desanimado, y por esto mismo Dios le dijo “Levántate”; le estaba hablando a su espíritu en el sentido de confrontarlo, de abandonar ese estado. Es decir, lo primero que él tenía que hacer es aceptar cuál era su condición, para que de esa forma y con el apoyo de Dios, su situación cambiara radicalmente.
b) Mas Josué no podía sentir ese sentimiento de desánimo; una nación dependía de su liderazgo y capacidad. Necesitaba obedecer la voz de Dios
c) Al igual que Josué, cuando hay un gran reto delante de nosotros es cuando menos capaces nos sentimos. Sin embargo quien dice levántate y esfuérzate es Dios, y no lo dice a la ligera, lo dice acompañado de una gran convicción para nuestras vidas.
d) Por lo que tenemos que levantarnos, dejar ese estado de desánimo y hacer frente a nuestras circunstancias; no para vencer con nuestras fuerzas sino con las que Dios nos proporcione.

Haz tuyo tu verdadero nombre

“Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío.”
Isaías 43:1 (Nueva Versión Internacional)
En esta profecía el SEÑOR llama de vuelta a Israel. Después de haber estado en el exilio, Su Creador y Redentor pronunció su verdadero nombre, Israel. No lo llamó pueblo cautivo, vergüenza o remanente, sino por su verdadero nombre. Dios no miró el pecado que había cometido este pueblo sino a Israel, su preciada posesión.
De igual manera, cuando Dios llama a uno de sus hijos para que vuelva a Su lado, le llama por su verdadero nombre. A aquel que el mundo llamaba pandillero, Dios le llama misionero. El que era conocido por ladrón Dios le llama justo. La mujer que antes vendía su cuerpo, es llamada por Dios niña de mis ojos.
Cuando Jacob peleó con el ángel, el mundo veía a un engañador como el significado de ese nombre, pero Dios vio a Israel el patriarca. Cuando Jesús llamó a Saulo de Tarso, la gente veía al perseguidor de Cristianos. Pero Jesús vio a Pablo, el mayor escritor del nuevo testamento. De igual manera, Simón era a los ojos de los hombres alguien que echaba redes, pero Jesús vio en él a Pedro el pescador de hombres.
Dios te ha llamado por tu verdadero nombre. Sin importar lo que hayas cometido en el pasado o quien hayas sido, Dios te ha llamado por tu verdadero nombre: hijo, amado, honorable, justo, puro, glorioso y santo.
Toma tu verdadera identidad, acepta tu nombre.
Jesús, quien te redimió, no recuerda más tu vergüenza, penoso pasado o pecado. Él ve solo tu nuevo nombre. Hazlo tuyo. Jamás te refieras a ti mismo con un nombre que te menosprecie, pues tu nuevo y verdadero nombre le costó su sangre a Jesús. Acepta totalmente quién eres.

Pregunta a Dios tu verdadero nombre, y hazlo tuyo.

La temible soledad

1 Reyes 19:2-4 Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero para decirle: «Traigan los dioses sobre mí el peor de los castigos, si mañana a estas horas no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo Elías el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida. Al llegar a Beerseba, que está en Judá, dejó allí a su criado. Luego de caminar todo un día por el desierto, fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo: «Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.»
La soledad fue la primera emoción que experimentó el primer hombre, Adán. Dios vio que la soledad era algo tan serio que dijo: No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18).
Resultado de imagen de La temible soledadLa soledad aparece de repente en cualquier estado del hombre, en los solteros, los divorciados, los viudos y hasta en los casados.
Muchas veces, aun estando en compañía de alguien, nos sentimos solos. Pero Dios es tan grande, que nos dejó la Biblia, para que a través de su bendita palabra aprendamos cómo manejar la soledad, y mirarla como una parte normal de la vida humana.
También la Biblia nos muestra cómo podemos aliviar la soledad de otros: a través del amor de Cristo. Veamos este tema a la luz de la Biblia:
1. LA SOLEDAD ES UNA EXPERIENCIA DEL SER HUMANO
1 Reyes 19:2-4 – Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. 3 Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. 4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
Salmo 27:9-11 – No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación. 10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. 11 Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos.
A. Primeramente veamos la experiencia de Elías; nos revela que todos podemos vernos en un determinado momento solos, afligidos y desesperados. (1 Reyes 19:2-410).
B. DAVID EXPERIMENTÓ ESTE SENTIMIENTO.
Salmo 38:11 – Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, y mis cercanos se han alejado.
Salmo 102:6-7 – Soy semejante al pelícano del desierto; soy como el búho de las soledades; 7 Me desvelo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado.
C. JESÚS PROFETIZÓ QUE SUS DISCÍPULOS LO DEJARÍAN SOLO.
Juan 16:32 – He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
D. EL APÓSTOL PABLO TAMBIÉN LO EXPERIMENTÓ.
2 Timoteo 4:16 – En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.