Hay muchos tipos de personas, tantos como habitantes hay en el mundo, y por esto mismo nos es difícil ponernos de acuerdo e intentar vivir en paz. Dentro de todo este “zoológico” de especies humanas nos podemos encontrar con gente con personalidades excéntricas y otras más comunes y corrientes, ¡vaya!, diríamos de forma coloquial.
Dentro de nuestra especie humana, hay gente capaz de una generosidad que supera los límites de nuestra propia comprensión; son seres casi celestiales capaces de darse al otro desinteresadamente. Son casi como los “super héroes” que vemos en reportajes de la televisión. Sin embargo, recientemente cambió un poco mi percepción sobre ellos.
Es así, como nos encontraremos con personas con quienes pasaremos tiempo, invertiremos recursos cognitivos y emocionales en hacerles compañía, y no recibiremos absolutamente nada a cambio. Es una relación en una sola dirección, sin ningún tipo de devolución por la otra parte. A cambio, y para sobrevivir a estas relaciones, tendremos otras en donde entregaremos y recibiremos algo a cambio. Estas son relaciones basadas en el principio de la reciprocidad, y son una bocanada de aire fresco frente al ahogo que nos produce el otro tipo de conducta, desarrollado por quienes se relacionan con nosotros solo desde la perspectiva de lo que pueden recibir de nuestra parte. Nadie puede sobrevivir en este mundo solo con el primer tipo, pues los seres humanos por condición casi genética necesitamos de la RECIPROCIDAD. Funcionamos con esa lógica, si no no operaríamos con mucha naturalidad con la lógica de causa-efecto como lo hacemos cotidianamente.
Además de estos dos modelos relacionales hay un tercero. Es el recibir sin dar. Es muy probable que éste sea el porcentaje menor que tengamos en nuestras vidas. Es muy probable que solo nuestros padres sean capaces de operar según este tipo de relaciones. Lo que sí es cierto es que necesitamos de este modelo. Necesitamos que alguien nos quiera aunque no hagamos nada por conseguir ese cariño. Necesitamos a alguien que nos acepte y valore incondicionalmente para seguir adelante. Nadie podría vivir sin esto, nadie que se haga llamar humano podría prescindir de este tipo de relaciones.