miércoles, 6 de agosto de 2014

¡Señor ayúdame!

“Orar sin cesar” 1 Tesalonicenses 5:17
Esa mañana sentí temor al salir de mi casa y me tranquilizó que mi madre orara conmigo antes de salir para la universidad.
Al anochecer, cuando terminaron las clases, me dirigí a la parada del autobús para ir a casa. Deseaba llegar lo más rápi­damente posible. Cuando subí al transporte, abrí la puerta delantera donde estaba el conductor, y sentí como si alguien me dijera que no me sentara allí. Miré hacia atrás y vi a una de mis compañeras del colegio, así que cerré la puerta y me senté junto a ella.
Después de algunos minutos, mientras conversábamos, sentí un fuerte golpe en la cabeza, y vi como si la luz se apagó. Solo recuerdo que dije: “¡Señor, ayúdame!”. Enseguida sentí otro golpe más fuerte y perdí la consciencia. Cuando me recuperé, había gente alrededor de mí, y muchos estaban llorando. Mi amiga lloraba a mi lado, cogida de mi mano. No pude ver toda la escena. En ese mo­mento llegó la ambulancia y nos llevaron al hospital.
Estaba muy aturdida, no lograba entender lo que había pasado, solo sé que sentí un gran dolor en todo el cuerpo. Me hicieron varios estudios y radiografías. Aparentemente todo estaba bien y me dieron un analgésico para el dolor. El médico me aconsejó pasar la noche en el hospital porque era conve­niente observar mi estado de salud durante algunas horas, pero yo deseaba volver a casa pues sabía que mi madre estaría esperándome, como era su costumbre.

Vuelve a Levantarte

Tú no naciste para quedarte tirado en el suelo, tú no naciste para estar caído el resto de tu vida; no creas que porque las cosas antes no te salieron bien, esta vez no te han de salir bien.
Nick Vujicic es un joven que no tiene manos ni pies y sin embargo, vive una vida de aventuras, lleno de fuerza, de motivación y con nuevas expectativas cada día; al principio le costó aceptar su realidad, pero en el momento que determinó salir adelante, intentó una y otra vez balancearse con sus dos muslos y de esa manera, caminar; pero cuanto más lo trataba más se caía, hasta que llegó el momento en que logró mantenerse firme y no caerse más.
Puede que hayas intentado de muchas formas no caer en la mentira, en la depresión, en el desánimo, y en muchas cosas más pero lamentablemente, cuanto más intentas salir adelante de aquello que te imposibilita soñar, crecer y ser mejor en la vida, te deslizas al extremo de que ya no sabes si volverlo a intentar. Pero, ¿sabes?: ¡vuelve a levantarte!
No importa cuántas veces lo hayas intentado, tampoco importa lo que las personas hicieron contra ti, que hasta se convertían en un tropiezo en tu vida y hasta te despreciaban, abusaban de ti, te insultaban... y toda clase de mal que te hicieron; ahora es tiempo de que te vuelvas a levantar.
“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impíos caerán en el mal.” Proverbios. 24:16
Tú no naciste para quedarte tirado en el suelo, tú no naciste para estar caído el resto de tu vida; no creas que porque antes las cosas no te salieron bien, esta vez no te han de salir bien; quizás en el pasado trataste de sobreponerte en tu vida espiritual, en tu matrimonio, en tu economía, en la relación con tus padres o en la iglesia a la cual asistes, pero desgraciadamente nada salió bien porque lo hiciste solo con tus fuerzas o buscando un beneficio propio sin querer honrar el corazón de Dios. Pero este es el momento de que VUELVAS A LEVANTARTE, hazlo porque no todo está perdido; no te puedes rendir en el camino de la vida, porque si Dios te creó es para que salgas adelante, para que te levantes de donde estás caído. Quizás decaíste en tu relación con Dios, o en la relación con tu pareja o en distintos aspectos de tu vida pero, ese no es tu fin, es simplemente un nuevo comienzo que enriquece tu vida, que te llena de valor, que forma tu carácter y forja una relación más estrecha con Dios.

El testimonio interno

¿Se le hace a usted difícil oír la voz de Dios? ¿Se encuentra atrapado en alguna situación confusa y necesita consejo, y sin embargo, después de orar y de leer la Palabra aún no está seguro de lo que Dios quiere que haga?
Yo tuve esa experiencia. Conocía la Palabra escrita de Dios y ponerla en práctica cambió mi vida. Pero cuando se trataba de decisiones para las cuales no había una respuesta directa en la Palabra, no estaba seguro de qué hacer. Por ejemplo, decisiones como a qué ciudad trasladarse, y otras cosas por el estilo. Lo que me daba fuerzas era el reconocimiento de que estaba haciendo lo correcto. La Palabra escrita de Dios y el testimonio (conocimiento) interno son dos cosas diferentes, nunca se contradicen si nuestro testimonio es correcto, y ambas son parte vital en nuestro andar con Dios.

Por ejemplo, Dios esperaba que el pueblo de Israel obedeciera su Palabra escrita. Pero también les dijo: "Obedeced mi voz" (Jeremías 7:23), porque quería que conocieran su voluntad en situaciones específicas. Eso sucedió cuando Israel conquistó Jericó: el pueblo obedeció la voz de Dios. De otra manera, ¿de dónde más hubieran sacado ese extraño plan de batalla? No estaba escrito en la ley de Moisés y a nadie se le habría ocurrido, que marchar siete días alrededor de la ciudad sería una gran estrategia militar.

¿Qué es la Iglesia Ortodoxa Oriental, y cuáles son las creencias de los cristianos ortodoxos?

La Iglesia Ortodoxa Oriental no es una sola iglesia sino más bien una familia de 13 cuerpos auto-gobernados, denominados por la nación en la cual están localizados (por ejemplo la Iglesia Ortodoxa Griega, la Iglesia Ortodoxa Rusa, etc.). Están unidos por su afinidad en los sacramentos, doctrina, liturgia y gobierno eclesiástico, pero cada una administra sus propios asuntos.
La cabeza visible de cada iglesia Ortodoxa es llamado “patriarca” o “metropolitano.” El patriarca de Constantinopla (Estambul) (Turquía), es considerado el “ecuménico,” o patriarca universal. Él es lo más parecido a su contraparte, el Papa de la Iglesia Católica Romana. A diferencia del Papa, quien es conocido como "el vicario del Hijo de Dios", el obispo de Constantinopla es conocido como "el primero entre iguales". Goza de un honor especial, pero no tiene poder para interferir en las otras 12 comunidades Ortodoxas.
La Iglesia Ortodoxa asegura ser la verdadera iglesia de Cristo, y rastrean sus antecedentes de origen con los apóstoles originales, pero a través de una continua cadena de sucesión apostólica. Los teólogos ortodoxos debaten la posición de los católicos romanos y protestantes, y algunos incluso los consideran herejes. Sin embargo, al igual que los católicos y protestantes, los creyentes ortodoxos afirman la existencia de la Trinidad, la Biblia como la Palabra de Dios, Jesús como Dios Hijo, y muchas otras doctrinas bíblicas. A pesar de esto, en cuanto a doctrina, ellos tienen mucho más en común con los católicos romanos de lo que tienen con los creyentes protestantes.

La doctrina de la justificación por fe, está virtualmente ausente de la historia y teología ortodoxa. En vez de ello, la ortodoxia, como conjunto de las iglesias orientales, enfatiza la tesis (literalmente, “divinización”), proceso gradual mediante el cual los creyentes se parecen más y más a Cristo. El problema con las tradiciones ortodoxas, es que fallan al entender que la “divinización” es el resultado progresivo de la salvación... no un requerimiento para la salvación misma.

¿Te perdiste?

Si alguno de ustedes tiene cien ovejas y se da cuenta de que ha perdido una, ¿acaso no deja las otras noventa y nueve en el campo y se va a buscar la oveja perdida? Y cuando la encuentra, la pone en sus hombros  y vuelve muy contento con ella. Lucas 15:4-6 (TLA)
Una ovejita fue encontrada después de permanecer escondida en una cueva durante seis años. Por supuesto, durante ese tiempo su lana creció sin que nadie estuviera allí para esquilarla. Cuando finalmente fue encontrada, su vellón pesaba algo más de veintisiete kilos.
El peso promedio del vellón de una oveja es de cuatro kilos y medio, y excepcionalmente puede llegar a siete kilos como máximo. Lo que significa, que durante seis años, ella llevó unas cinco veces más el peso normal de su lana, simplemente porque estaba lejos de su pastor.
¿No es lo mismo que sucede con nosotros en determinados momentos de nuestra vida?, porque cuando nos alejamos de Dios, es como si cargáramos un peso sobre nuestros hombros que nos avergüenza y que nos impide continuar, a causa de nuestra desobediencia y por haber preferido las cosas que el mundo nos ofrece en vez de seguirlo a Él.
El pecado nos hace sentir indignos de su perdón y su presencia; pero su amor, misericordia y gracia nos atraen nuevamente hacia Él; sin importar lo que hiciste ni donde estuviste, recuerda que Él siempre espera que regreses a su camino, que lo más importante es tu arrepentimiento y el deseo de empezar todo de nuevo, pero ésta vez escuchando su voz y obedeciendo sus instrucciones cada día.
No sigas más escondiéndote de tu Pastor, ha llegado el momento de regresar al redil. Olvida el motivo por el que te extraviaste, admite que te equivocaste y reconoce también que lo necesitas, porque no hay nadie que te ame y te proteja como nuestro amado Padre Celestial.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Juan 10:27-28 (RVR 1960)