Se cuenta la historia de un querido amigo y miembro de una iglesia, que falleció después de una larga vida de amor y servicio.
En el funeral, sus hijos se levantaron uno por uno a contar historias referentes a su padre, y pronto se apreció en ellas un tema en común: que su cualidad más singular y extraordinaria fue su voluntad de servir a otros, sin importar cuál fuera la necesidad.
Muchas veces, cuando escuchamos la palabra “coraje”, pensamos en actos heroicos en períodos de crisis. No obstante, en nuestra vida cotidiana no debemos pasar por alto la valentía de simplemente, estar ahí. Las vidas cambian cuando con fidelidad proveemos para nuestras familias, cuidamos de los ancianos, o prestamos atención a un amigo en dificultad. Persistir en hacer de este mundo un mejor lugar para vivir es también una expresión de coraje.