Uno podría pensar que vender su alma, tal y como Fausto le ofreció la suya al diablo en la obra ‘Fausto’ de Goethe, es solo un fragmento de ficción literaria. Sin embargo, con todo lo medieval que parezca, se han dado varios casos de ventas de almas.
La revista Wired informó que un profesor universitario de 29 años logró vender su alma inmortal por varios miles de dólares. Dijo: En los Estados Unidos uno puede vender su alma, tanto metafórica como literalmente, y recibir una recompensa por ello.
La pregunta es ¿cómo pretende el comprador recoger su adquisición?
No podemos vender nuestra alma de forma literal, pero podemos perderla por ganar otra cosa.
Meditemos en la pregunta de Jesús: ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Nuestras respuestas hoy solo serían diferentes de las que se hubieran dado en los días de Jesús, en cuanto a aspectos específicos: el mundo, la carne y el diablo.
Los deseos que nos cautivan, y el hambre desenfrenado de placer, de éxito, de poder, de venganza o de cosas materiales, han asumido muchísima mayor importancia para muchas personas, que cualquier deseo y consideración de la eternidad.
Si los placeres de este mundo te impiden confiar en Jesucristo, por favor, reconsidéralo. No valen el coste de tu alma eterna.
Nada en la tierra se compara a los regalos de DIOS: el amor y el perdón que Él nos da.
Perdóname Señor si mi alma está más preocupada en las cosas que me separan de ti, como el placer, el éxito, el poder, la venganza y tantas cosas materiales que quiero alcanzar, sin importar la forma y los medios, en lugar de tenerte a ti, ¡oh Padre Celestial! que das amor y paz a los que te buscan. Ayúdame a buscarte a ti primero y a ser agradecido por las muestras de tu amor. Gracias Señor, por Cristo Jesús, amén.
Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho. Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto al Hijo del hombre llegar en su reino. Mateo 16:24-28
La revista Wired informó que un profesor universitario de 29 años logró vender su alma inmortal por varios miles de dólares. Dijo: En los Estados Unidos uno puede vender su alma, tanto metafórica como literalmente, y recibir una recompensa por ello.
La pregunta es ¿cómo pretende el comprador recoger su adquisición?
No podemos vender nuestra alma de forma literal, pero podemos perderla por ganar otra cosa.
Meditemos en la pregunta de Jesús: ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Nuestras respuestas hoy solo serían diferentes de las que se hubieran dado en los días de Jesús, en cuanto a aspectos específicos: el mundo, la carne y el diablo.
Los deseos que nos cautivan, y el hambre desenfrenado de placer, de éxito, de poder, de venganza o de cosas materiales, han asumido muchísima mayor importancia para muchas personas, que cualquier deseo y consideración de la eternidad.
Si los placeres de este mundo te impiden confiar en Jesucristo, por favor, reconsidéralo. No valen el coste de tu alma eterna.
Nada en la tierra se compara a los regalos de DIOS: el amor y el perdón que Él nos da.
Perdóname Señor si mi alma está más preocupada en las cosas que me separan de ti, como el placer, el éxito, el poder, la venganza y tantas cosas materiales que quiero alcanzar, sin importar la forma y los medios, en lugar de tenerte a ti, ¡oh Padre Celestial! que das amor y paz a los que te buscan. Ayúdame a buscarte a ti primero y a ser agradecido por las muestras de tu amor. Gracias Señor, por Cristo Jesús, amén.
Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho. Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto al Hijo del hombre llegar en su reino. Mateo 16:24-28
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