sábado, 30 de julio de 2016

Resistir la tentación

Podemos aprender mucho de la historia de Sansón (Jueces 13:24 y 16:30). Sansón tenía una extraordinaria fuerza, dada por Dios, y su poder y capacidad estaban directamente relacionados con su obediencia. Dios le había dicho que no se cortara el cabello y le prometió que mientras obedeciera, tendría una fuerza especial y sería capaz de realizar hazañas formidables. Satanás quería debilitar y destruir a Sansón, de manera que le envió la tentación en forma de una mujer llamada Dalila. Día tras día, ella lo hostigaba para que le revelara su secreto. Por último, Sansón fue "acosado", según nos dice la Biblia, de tal manera que claudicó y le contó a Dalila su secreto (Jueces 16:15-17). Mientras él dormía, ella le cortó el cabello y le robó su fuerza.
Cuando Satanás viene a tentarnos, es persistente. Nos mantiene bajo su ataque esperando que al final nos agotemos. Eso es exactamente lo que le ocurrió a Sansón. Él tenía debilidad por las mujeres, y como Satanás conocía esa debilidad la utilizó en su contra. Él también conoce nuestras debilidades y trata de sacar provecho de ellas.
Esté atento a su debilidad y ore de forma regular, para que Dios lo fortalezca en esos puntos débiles de su vida. No espere a estar metido en grandes problemas para comenzar a orar, más bien, ore antes de que sucedan. Por ejemplo, si el apetito descontrolado es una debilidad para usted, ore cada vez que se siente a comer para que Dios lo ayude a controlarse. No espere hasta haber comido demasiado para luego pasar el resto del día sintiéndose culpable. Que su nuevo lema sea: "No me voy a demorar; voy a orar ahora mismo".
Jesús les dijo a sus discípulos que oraran para que no cayeran en tentación, y les dijo que el espíritu está dispuesto, pero que la carne es débil (Mateo 26:41). Nunca les dijo que la tentación no llegaría; dijo que oraran para que no cayeran cuando la tentación llegara. Todos seremos tentados, pero Dios nos dará la capacidad de resistir esa tentación, si somos fieles en pedir su fortaleza para reconocer y resistir todo ataque que Satanás nos envíe, especialmente cuando intenta golpearnos en nuestros puntos débiles.

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