El tema trata acerca de los desastres que nos ocurren en la vida y que por supuesto, no los esperamos. Tammy describió cómo lo vivieron ellos como familia, un matrimonio con dos hijos pequeños. Después de la tormenta todo era desolación, y era necesario ponerse manos a la obra y comenzar a recuperar lo perdido.
Tammy dijo que ellos no habían perdido tanto como sus vecinos, por lo cual crearon un plan para ayudar a las demás personas y ver cómo reconstruir la comunidad. Algo importante era recuperar el agua, conseguir agua limpia para beber, y alimentos. También volver a restaurar los servicios sanitarios en los hogares, y todo eso llevó bastante tiempo. También algunas familias habían perdido algunos seres queridos.
Nuestra amiga dijo que aprendió mucho a través de esta tragedia. Dijo que supo que Dios está en control de todo… y por su fortaleza fue que el grupo se mantuvo unido y más fortalecido. ¡Aprendió cuán grande es nuestro Dios!
Pero no todas las personas sobreviven a los desastres. Las personas se preguntan: ¿nos cuida Dios? ¿Por qué no frena el mal o no hace que esto termine?
Hay una antigua e interesante historia en la Biblia, la Palabra de Dios, que nos muestra cómo pensaba un hombre acerca del sufrimiento:
“Hubo un hombre llamado Job. Era muy bueno, recto y apartado del mal. Amable con sus sirvientes, y tenía una familia extensa. Era el hombre más rico de la región y tenía muchos animales. Todo parecía irle bien a Job.
Pero como Job tenía fe en Dios y era un hombre recto, llamó la atención de Satanás. Satanás o el Diablo es un espíritu malo y poderoso, y es enemigo de Dios y de los seres humanos. Satanás se presentó ante Dios para acusar a los seguidores del Señor. Dios le dijo: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? (Job 1:8)
Satanás dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Dios entonces dijo: Haz lo que quieras con sus posesiones pero no dañes su cuerpo. Pruébalo y verás si permanece fiel a mi. Y Satanás actuó contra Job. Un número de desastres cayeron sobre todas sus posesiones y sus hijos. Pero Job a pesar del dolor y en shock, aún confió en Dios. La Biblia dice: En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.” (Job 1: 9-12 y 22)
Otra vez se presentó Satanás y Dios le dijo: “¿No has considerado a mi siervo Job… que permanece fiel?”
Sí, dijo Satanás…”pero lo más importante para un hombre es su salud. Quítasela y verás si no te maldice.”
Así que Dios permitió a Satanás quitarle la salud a Job, pero le pidió que respetara su vida. (2:6) A Job le salió una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Físicamente Job estaba sufriendo, como si se sentara sobre cenizas, y tomó un tiesto para rascarse. Sus tres mejores amigos y su esposa pensaron que había pecado contra Dios y le urgían a que confesara sus pecados. Ni tenían ni sabían cómo ayudarlo y tampoco le dieron palabras de consuelo. Las personas que acostumbraban tratarlo lo evitaban y lo acusaban de haber hecho cosas impropias.