jueves, 24 de mayo de 2018

La libertad

Juan 8:32  “…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…“.
¿Existirá algo aquí en esta tierra que el hombre ame más que la libertad? Muy posiblemente no, y si llega a existir alguien que diga que prefiere ser rico pero estar preso, esa persona podría estar pasando por problemas psiquiátricos.
No hay nada mejor que la libertad. En mi adolescencia aproveché al máximo todo lo que el mundo me ofreció, desde fiestas, juegos de azar, mujeres y diversiones, todo cuanto podía hacerme libre lo hice; “era Libre”, al menos eso era lo que pensaba, creía que por no tener compromisos de familia y hogar era libre de hacer lo que me viniera en gana; trabajaba, pero todo lo desperdiciaba en parrandas con mis amigos, y muchas veces solo.
Resultado de imagen de La libertadAhora, después de mucho tiempo, entiendo que no era libre, más bien era esclavo. Eso es lo que al mundo lo tiene cegado en nuestros días. Creemos que por no tener compromisos somos libres; muchos dicen prefiero estar solo que con compromisos, así puedo hacer lo que me dé la gana.
La biblia dice algo en contra de este pensamiento mundano, que el hombre por sus propias fuerzas no puede comprar la libertad, hablando espiritualmente.

En el mundo podrás pagar una suma o fianza para no entrar a la cárcel, pero para llegar al cielo no podrás sobornar ni regatear tu entrada. Eso solo se gana aceptando, reconociendo y viviendo una vida dedicada a Dios, en obediencia.
Podrás escoger libremente tu vida, hacer lo que quieras, pero solo serás libre si invitas a Jesucristo a tu vida. A pesar de que Dios le dio libre albedrío al hombre, no lo libra de su responsabilidad; algún día tendrá que presentarse delante de Dios y de su trono y ser juzgado.
Cada uno será juzgado por el juicio de Dios, no el del hombre. Nos recompensará a los que hayamos obedecido y seguido fielmente, y castigará a los que lo rechazaron (2 Corintios 5:10).
La esclavitud
Cuando hablamos de esclavitud nos viene a la mente prisión u opresión por parte de alguien. Probablemente piensen en cómo puede ser alguien esclavo en estos días, si ya ese tiempo pasó.

Sí, de acuerdo, pasó el tiempo de esclavitud de la guerra y prisioneros de la misma, pero en este mundo hay dos grandes males, ceguera y esclavitud espiritual. (2 Pedro 2:19-20).
Somos esclavos por algo que nos vence. Al borracho lo vence el alcohol. Después de la fiesta” dice "ya no voy a beber más”, pero al pasar los días y llegado el fin de semana vuelve a caer nuevamente en el vicio. En este caso es un esclavo del alcohol, no de Satanás.
Si Satanás puede esclavizarte por alguna cosa en esta tierra eres esclavo de eso que te vence. Si no tienes dominio propio para decirle no a algo eres esclavo de eso, a menos que le pidas a Jesús que sea tu libertador. 
Otro ejemplo común es la ludopatía. Después de gastarse cierto dinero en lotería, esperar el sorteo y no ganar nada, la frase es “ya no voy a volver a comprar más lotería”, para luego volver a caer. Creemos ser libres, pero no lo somos hasta recibir al Señor.
El pecado esclaviza pero, "Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres". (Juan 8:36). Solo Cristo puede arreglar todo en tu vida (Juan 6:37; Mateo 11:28). Cristo no quiere que lleves la carga solo.
Él te brinda ayuda para todas esas cadenas que atan tu vida, problemas familiares, pecados sexuales, pensamientos impuros, depresiones, problemas financieros..., solo tienes que acudir a Él.
Nadie perdona, ni sana ni liberta en esta tierra, solo Jesús lo puede hacer (Juan 14:6). Tú tienes la decisión de escoger la libertad o la esclavitud, ¿quieres pasar el resto de tu vida encadenado o libre?

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