Mucha gente dice que para todo hay tiempo. De acuerdo, mientras estemos vivos lo tiene, pero ¿qué pasará con esas cosas que dejamos para luego porque había “tiempo”, cuando nuestros días hayan terminado?
Frecuentemente olvidamos que la vida es muy frágil, tanto que en cualquier momento puede romperse, y tenemos una lista interminable de cosas “pendientes de hacer” esperando, ya que, según nosotros, ya habrá tiempo para ellas. Pero lo cierto es que todo lo que comienza tiene un final, que a veces llega pronto, y otras veces tarda, pero siempre es bueno vivir como si fuera el ultimo día, pensando que solo tenemos ese instante en el presente para aprovechar al máximo lo que podemos hacer.
Si analizas tu vida, te darás cuenta que hay más de una cosa que pospusiste pesar de que tuviste todo el tiempo para hacerla, cuando dejar las cosas a merced del tiempo es lo peor que podemos hacer, porque es dejarlas en manos de algo que no nos asegura cumplirlas. Dejarlas para luego, da chance a que en el período de tiempo intermedio pueda suceder algo que lo impida para siempre.
En cada día está la oportunidad de hacer todas esas cosas que tenemos que hacer, sin dejarlas para mañana, sin creer que el tiempo ya pasó. El mejor momento de actuar es hoy, actuar y confiar, poner todo en manos de Dios, confiar en Él antes que en el tiempo, poner las cosas en sus manos y comenzar a actuar, en lugar de postergarlas para después.
La vida pasa rápidamente y el tiempo perdido no se puede recuperar, pero el presente es la oportunidad perfecta para actuar y poner en acción todos los planes pendientes de hacer.
No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, haz todo lo que esté en tus manos, aprovecha y vive cada día como si no hubiera mañana. Hoy seguro que puedes.
Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. Eclesiastés 3:11 (Nueva Versión Internacional)