lunes, 24 de septiembre de 2018

El Pecado, una barrera

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
(Romanos 6:23)
pecado barrera
Muchas veces las personas no entienden o no quieren entender lo que realmente es el pecado. Algunos llaman al pecado religión en lugar de idolatría; otros lo llaman diversión o fiesta en lugar de borracheras; algunos más hablan de preferencias sexuales en lugar de homosexualidad; en fin, estas personas llaman siempre al pecado de alguna otra manera para sentir que lo que hacen no entraña nada malo.
Pero para Dios el pecado es pecado y ningún hombre en el mundo podrá cambiarlo. La Biblia claramente dice: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).

Esto es pecado

La palabra pecado en el tiro con arco, se refiere a no dar al blanco. Para Dios el pecado es algo desagradable, es no hacer lo bueno (no darle al blanco). El pecado es algo horrible ante los ojos de Dios, pero el diablo lo disfraza de algo agradable ante nuestros ojos; si pudiéramos detenernos y ver como ve Dios, nos daríamos cuenta de lo horrible que es el pecado y cuáles son sus consecuencias.
La Biblia dice: “…el pecado es la infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Pero el pecado no es tan solo la infracción de la ley de Dios, el pecado es vivir de una manera que da la espalda a Dios, es rechazar vivir bajo la voluntad de Dios.

“Todos lo hacen”

Cuando hablamos del pecado, lo primero que la gente dice es: “eso es algo normal”“todos lo hacen”“tengo que disfrutar de la vida”. De hecho, el mundo quiere hacerte creer que es normal hacer lo malo, pero ¿realmente es lo que quiere Dios? Si Dios nos dice que no hagamos algo, es porque conoce cuales son las consecuencias de ese acto.
Mientras, la gente se burla de los hijos de Dios por no seguir las corrientes de este mundo, pero es mejor andar de una forma agradable ante Dios que seguir el consejo de los pecadores (Salmo 1).

El Pecado trae separación

“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12). Todo pecado, sea pequeño o grande (según los hombres), tiene como consecuencia la muerte. Muerte significa separación, por lo tanto, cuando pecamos se crea una barrera invisible que produce dicha separación.
Y Dios no desea esa separación entre Él y el hombre. Dios envió por eso a Cristo para resolver ese problema del pecado.

Todo empieza en el corazón

Aunque podemos decir que el pecado entro por Adán y Eva, no podemos culparlos del todo. Nosotros somos responsables de nuestros actos y no podemos decir que pecamos por culpa de otros. “…cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:14-15).
Somos tentados por nuestros propios deseos, no porque otros nos inciten a hacer algo malo. Cuando hacemos caso a esos deseos, se dice que hemos pecado y el pecado como ya lo vimos produce separación.
Todo empieza en el corazón. Jesús mismo dijo: “…lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:18-19). Por eso debemos examinarnos constantemente a la luz de la Palabra de Dios, para saber si estamos haciendo lo que no le agrada a Dios o si estamos dejando de hacer lo que es bueno.

El pecado lastima

Un día iba en el autobús de camino a casa, y un señor se sentó a mi lado. Yo iba pensando y hablando con Dios. De pronto oí en mi mente que Dios me dijo: “date la vuelta para ver a ese hombre”. Cuando me volteé, el hombre se estaba cortando las uñas de sus manos; vi que se cortó la uña de su dedo pulgar, tanto que empezó a sangrarle el dedo, pero no se detuvo, siguió cortándose las uñas. Dios me dijo: “Así es la gente, a pesar de que saben que se lastiman, continúan haciendo lo mismo.” La gente peca, y el pecado lastima, pero a pesar de lastimarse continúan con sus malos hábitos. Lo peor de todo es que en algunos casos lastimamos también a los que nos rodean.

Cómo salir del pecado

Hay una historia, la historia de Naamán registrada en 2 Reyes 5. Este hombre era valeroso en extremo y de alta estima ante la sociedad, hombre fuerte que llevó a Siria de victoria en victoria, pero tenía un problema, era leproso.
Este hombre tuvo que reconocer su problema y buscar ayuda. Buscó la ayuda de Dios y se descubrió ante Él, dejó de aparentar y reconoció su debilidad; solo así pudo obtener su sanidad. El pecado es una lepra espiritual que solo Dios puede sanar, pero debemos reconocer que necesitamos su ayuda.
Reconocerlo es un buen paso, pero no basta con reconocer que hemos pecado, debemos confesarlo a Dios. La segunda parte de Proverbios 28:13 dice: “mas el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia”. La confesión es muy importante, “Si confesamos nuestros pecados, él (Dios) es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarlos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Para alcanzar la misericordia y el perdón de Dios debemos pedir perdón a Dios y apartarnos de aquello que nos pueda llevar a pecar de nuevo; apartarme del pecado, renunciar a él y apartarme para Dios.

Reconocer, confesar, pedir perdón y renunciar a él es igual a arrepentimiento. Solo un verdadero arrepentimiento rompe toda barrera espiritual y nos abre las puertas de la bendición de Dios.

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