“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió hasta encontrarla?, o ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?” Lucas 15; 4,8
Mujer, enciende la lámpara y empieza a buscar lo que se te perdió.
Cuando perdemos una cosa, el resto se desproporciona en nuestra vida, es como si se desbarajustase todo lo que tenemos. Cuando pierdes algo por descuido, lo que tienes que hacer es BUSCARLO, tienes que BUSCAR. Esa es la manera de restaurarlo, encontrar lo que perdiste. Por ejemplo, para volver a encontrarte con ese hijo que se perdió en la droga, lo primero que tienes que hacer es ir a la luz de Jesucristo, Él te lo devolverá, y tienes que buscarlo con la luz encendida. Las promesas de Dios son las que encienden tu mente para que no te rindas; son como una lámpara a tus pies que impiden que vuelvas a tropezar en la misma piedra; son como una lumbrera a tu diario caminar, que hace que te encuentres con gente que te ayudará y te bendecirá, gente ungida que te indicará cómo hallar la salida.
Tal vez perdiste tu fe porque la descuidaste, te dejaste llevar... en la fe, en la comunión, en las ganas de estar con el Señor. Y hasta que no prendas la luz y empieces a «barrer», hasta que no encuentres eso que perdiste, hasta que no te des cuenta en qué momento no le creíste más a Dios, en qué momento perdiste las ganas de congregarte; o por qué la relación con tus hijos es tan tensa, por qué se llevan mal, cuál fue la palabra o la situación que motivó la rencilla... Hasta que no encuentres el motivo, vas a seguir ansioso buscando respuestas en todas partes.
¿Cómo te das cuenta de que lo que perdiste era de gran valor?
Para darte cuenta, Dios te va a poner una familia para que veas que ellos tienen lo que tú perdiste: finanzas, dones que esas personas usaron para tener lo que tienen, gente más feliz, con mejor salud...; lo hará con la única intención de que abras tus ojos y veas que tú también lo puedes volver a tener.
La mujer dijo: “la voy a recuperar”. Se puso de pie y dijo: “si yo tenía diez voy a volver a tener esas diez”, no se conformó con lo que le quedaba.
¿Por qué diez monedas? Porque tenemos diez dedos. ¡Dios va a llenar nuestras manos de todo bien! Vamos a recuperar viajes perdidos, sueños perdidos, proyectos, etc.
Esta mujer no era teórica, era práctica. Por lo general vivimos explicando todo y no resolvemos nada. Pero hoy nos vamos a disponer a cambiar, vamos a empezar a resolver todo. La mujer cuando encontró la moneda hizo una fiesta, e invitó a las vecinas y a las amigas.
Las llamó para que festejasen con ella. Antes necesitaba que la ayudaran, ahora aprendió a resolver sola cualquier situación.
Señor, dime si vale la pena, y si vale la pena, ¡voy a ir a recuperarlo todo!
A veces perdemos cosas por injusticia, o porque alguien nos estafó o nos robaron. Entonces, la pregunta que nos tenemos que hacer es: “¿me conviene ir ahora a recuperarlo?” David siempre le consultaba a Dios, y un día vino un ejército de amalecitas que le robó hasta su familia; entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Pero David decidió consultarle a Dios: “¿si voy, los voy a vencer? Él no se conformaba con una estrategia de guerra sino que fue a buscar el consejo de Dios; podría decir tengo los suficientes hombres de Dios, pero a pesar de eso le consultó a Dios y Él le dio la estrategia.
Porque hay cosas que si las recuperamos nos empeoran la vida en lugar de mejorarla. Porque cuando vuelven a tu vida te la arruinan, y la pérdida actual es peor que al principio. Por eso siempre pregúntale a Dios: “¿voy ahora o más adelante?”, porque Él sabe los tiempos y la estrategia para que recuperes y hagas de tu vida lo mejor, porque Él siempre está trabajando a tu favor.
¿Lo que recupero le va a aportar algo más a mi presente? ¿Voy a volver a ese trabajo en el que me maltrataban, por orgullo simplemente? ¿Voy a volver con esa pareja que me pegaba cuando Dios me dio una vida mejor? ¡Lo que recupero no debe ser a cualquier precio!
La mujer encendió la lámpara; todas las casas de día y de noche usaban lámparas. Voy a llenarme de las promesas de Dios, eso simbolizan las lámparas. Y también agarró la escoba; que son las decisiones. Los inteligentes a veces no prosperan porque no toman decisiones. Si cobras cierta cantidad de dinero, no te gusta perderlo; así nos pasa en la vida, queremos seguir teniendo cierto nivel de fe y no menguar, pero tenemos que aprender a buscar lo que SE NOS PERDIÓ Y BUSCARLO DONDE HAY LUZ.
¿Qué cosas hiciste que te hicieron perder lo que es tuyo?, ¿qué tienes que hacer para recuperar lo que perdiste? Si empiezas a barrer la casa, y prendes la luz, lo que estaba perdido lo vas a encontrar, NO TE RESIGNES. No dejes que las pérdidas del presente le pongan nombre a tu mañana. No importa si lo que perdiste es mucho porcentualmente, se recuperará todo. Las tres parábolas (oveja, moneda, hijo pródigo) terminan con una fiesta, pues, ¡todo lo que se fue va a volver!
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