Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas su reprensión, porque el Señor a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita. Proverbios 3:11-12
Amamos a nuestros hijos así como Dios nos ama… y por Su amor nos disciplina. No temamos disciplinar a nuestros hijos cuando empiezan a apartarse del camino de Dios. Porque sabemos que hay solo dos caminos y a dónde nos lleva cada uno. No nos justifiquemos con el que “todos lo hacen” para ser permisivos o tolerantes. Enseñemos a nuestros hijos a entrar por la puerta estrecha.
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7:13-14
Enseñemos a nuestros hijos a entrar por la puerta estrecha; la que lleva a la vida en abundancia.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:9-10
La Palabra de Dios, Jesús… es la puerta por la que debemos enseñar a nuestros hijos a entrar. Solamente por esa puerta.
Y no le des entrada al ladrón, quien viene a robar tu gozo y paz, a matar tu relación con Dios, a destruir a tu familia. No le abras la puerta de tu casa.
No temamos disciplinar a nuestros hijos, es por su bien y es necesaria la disciplina. No seamos tolerantes ni permisivos cuando deciden “vivir” en pecado. Todos fallamos, caemos una y otra vez; y cuando nos arrepentimos y nos alejamos del pecado Dios misericordioso nos perdona.
Pero cuando hablamos de decidir “vivir” en pecado, Dios nos reprenderá porque nos ama; y si amamos a nuestros hijos no debemos temer disciplinarlos, aunque “corramos el riesgo” de que se vayan. Tarde o temprano regresarán, es la promesa que Dios nos ha dado a los que creemos en Su Hijo Jesús.
Pero cuando hablamos de decidir “vivir” en pecado, Dios nos reprenderá porque nos ama; y si amamos a nuestros hijos no debemos temer disciplinarlos, aunque “corramos el riesgo” de que se vayan. Tarde o temprano regresarán, es la promesa que Dios nos ha dado a los que creemos en Su Hijo Jesús.
porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Hebreos 12:6-7
Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia. Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean, y haced sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane. Hebreos 12:8-12
Es la disciplina en El Señor lo que hará que “esa pierna” coja no se descoyunte lastimando todo el cuerpo, sino que sane.
No temamos disciplinar a nuestros hijos… muchas veces creemos que al disciplinarlos se irán… mas quizá ya se fueron. Pueden estar físicamente con nosotros, pero su corazón está totalmente apartado, y lo vemos cuando ya han dejado de honrarnos.
¿Seremos cómplices y toleraremos el pecado de nuestros hijos o actuaremos como el Señor nos instruye, disciplinando?
En la parábola de hijo pródigo vemos que el hijo decidió apartarse de su padre para vivir en pecado “libremente”; y el padre no impidió que se fuera (estamos hablando de hijos mayores de edad), no lo retuvo, y tampoco le toleró su pecado. El hijo se fue… y viviendo de esa manera, en soledad, sin el apoyo de su padre ni de Dios...; de repente volvió en sí y reconoció el pecado que había cometido contra su padre y contra el cielo (Dios).
Ninguna disciplina es causa de gozo, sino de tristeza y esa corrección nos hace sufrir, tanto al que la aplica como el que la recibe; pero esa es la manera en la que Dios nos muestra Su Amor, el Camino y la Luz: A Jesús, Su Palabra.
El que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia. Proverbios 13:24
Es el tiempo de buscar a Dios: Su Sabiduría, Su Consejo, Su Misericordia, Su Perdón, Su Luz, Su Camino, Su Palabra: a Jesús.
“Padre nuestro que estás en el cielo, perdónanos por hacer las cosas a nuestra manera, sin considerarte. Hoy te pedimos que nos des sabiduría para guiar a nuestros hijos por el camino que deben andar, en tu Palabra… para que puedan recibir la vida en abundancia que Tú Jesús, has venido a darles. Cumple el gran propósito que tienes para su vida y líbralos del mal; porque Tuyo es el Poder y la Gloria por siempre. ¡Bendice nuestra familia! Gracias, Jesús, por escuchar nuestra oración.”
Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Santiago 1:5
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