sábado, 14 de mayo de 2016

Luz en mi Jardín

Marta le había pedido a Juan durante un año, que le preparara la tierra para un jardín. Finalmente, él accedió. Prepararon juntos la tierra mezclándola con los mejores fertilizantes y aditivos para su terreno.
A Marta no le gustaban las flores que había en el vivero de la zona, por lo que le pidió a su esposo que le dejase encargar por catálogo algunas variedades únicas. Eligió entusiasmada cada una, casi todas las plantas muy caras. ¡Va a ser el jardín más lindo de todo el barrio!, pensó. Nadie podrá igualar estas bellezas.
Las delicadas plantas llegaron por correo, y Marta empezó a trabajar inmediatamente. Plantó y regó, puso fertilizante, observó y esperó.. Pero no pasaba nada, salvo que... una por una, las hojas se fueron poniendo amarillas y se caían.
Al terminar la primavera, no le quedaba ni una sola planta. Todas se habían marchitado y muerto.
Entonces, Marta le escribió una carta al vivero que le había enviado las plantas, exigiendo que le devolvieran el dinero.
Dos semanas después, recibió la respuesta.

Nunca se olvida

… yo nunca me olvidaré de ti. Isaías 49;15
Durante la celebración de los 50 años de su madre, ante la presencia de cientos de personas, Kukúa, la hija primogénita, relató lo que su progenitora había hecho por ella. Recordaba que habían sido tiempos difíciles y los recursos en el hogar escaseaban. No obstante, su madre soltera se privó de comodidades personales, y vendió sus joyas y otros bienes para que ella pudiera estudiar. Con lágrimas en los ojos, declaró que su madre nunca la había abandonado, ni a ella ni a sus hermanos, a pesar de lo difícil que era todo.
Inline image 1Dios comparó su amor por su pueblo con el de una madre por sus hijos. Cuando Israel sintió que el Señor lo había abandonado durante el exilio, se quejó: Me dejó el Señor, y el Señor se olvidó de mí (Isaías 49:14). Pero Dios afirmó: ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (verso 15).
Cuando estamos angustiados o decepcionados, puede que nos sintamos abandonados por la sociedad, la familia y los amigos, pero Dios no nos abandona. Las palabras del Señor son un gran aliento: He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida (verso 16), con lo que indica cuánto sabe y nos protege. Aunque la gente nos dé la espalda, Dios nunca abandona a los suyos.
Señor, gracias por acompañarme siempre.
Dios nunca se olvida de nosotros.

Las debilidades del diablo

¡Usted cuenta con armas contra el diablo! Él quiere poseerlo y zarandearlo como si fuese trigo; pero la Biblia revela sus puntos débiles. Vamos a examinar la manera en que usted puede descubrir estas debilidades y usarlas para resistir al tentador. En primer lugar:
-El diablo no lo sabe todo
Es decir, Satanás no es omnisciente. La omnisciencia de Dios es un hecho señalado claramente en las Escrituras: “…su entendimiento es infinito” (Salmo 147.5). Dios conoce todas las cosas que tienen que ser sabidas. Sin embargo, esto no es así con el diablo.

Es obvio que no sabía donde estaba la tumba de Moisés. En Judas 1;9 se dice: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a preferir juicio de maldición contra él”. ¿Cuál era la disputa que tenía Satán con Miguel? No es otra cosa sino que el diablo estaba tratando de localizar el cuerpo de Moisés. Dios mismo había enterrado a Moisés en un lugar que “ninguno conoce” (Deuteronomio 34.6). ¿Y por qué quería el diablo conocer el lugar? ¡Pues para darle la noticia a los hombres! Sabiendo la tendencia que los judíos tenían de adorar a las cosas terrenales, Satanás pensó que ellos harían un santuario de su tumba. Harían peregrinajes a la tumba de Moisés en lugar de adorar al Dios de Moisés.
Satanás también falló en comprender Génesis 3.15, la primera profecía del evangelio. Él leyó, sin entender, que un día la simiente de la mujer heriría la cabeza de Adán, pero no supo como sería. Si lo hubiera sabido, no hubiera impulsado a los hombres a crucificar a Cristo. Cuando Jesús murió, el diablo pensó que había ganado la batalla. Sin embargo, esto fue únicamente una herida del talón, una herida temporal. Cuando nuestro Señor fue levantado de la tumba, infligió un golpe mortal al diablo, quitándole el poder sobre la muerte. Satanás no supo esto antes.
Hay otro ejemplo de la ignorancia del diablo: Apocalipsis 12 pinta con nítidas imágenes la batalla entre el dragón (el diablo) y las huestes celestiales al mando de Miguel (la verdadera iglesia). Los versículos 7 – 9 dicen que hubo guerra en el cielo, y que el diablo fue lanzado fuera. Esto no se refiere a una guerra literal en el cielo, porque la voluntad de Dios se hace perfección allí. Ciertos estudiosos bíblicos creen que es una representación de la lucha entre la Iglesia verdadera y el Imperio romano, durante los primeros tres o cuatro siglos. Seguramente así es. El lanzamiento del diablo a la tierra no se refiere a una expulsión literal del cielo en un pasado lejano, sino a su humillación y desgracia al ver que su vaso escogido para la destrucción de la iglesia, el Imperio romano, se convirtió oficialmente al “cristianismo”. Satanás no comprendió los indicios que hablaban de su derrota. Otra cosa que el diablo no sabe es la fecha del retorno de Cristo (Mateo 24.36).
-Satanás no puede estar en varios lugares a la vez
Una de las características de Dios es su omnipresencia. “¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?” (Jeremías 23.24). Todo lo que existe está delante de la presencia de Dios.
Ningún poder semejante es atribuido al diablo en las Escrituras. Más bien se le presenta como yendo rápidamente de un lugar a otro, rodeando la tierra y andando por ella (Job 1.7; 2.2; 1 Pedro 5.8). Satanás es uno de los ángeles creados, y por lo tanto sujeto a sus limitaciones. En Daniel 9.21 se dice que Gabriel vuela rápidamente hacia Daniel con un mensaje. Su vuelo era rápido pero no instantáneo. La implicación aquí, es que el diablo no puede estar aquí y allá al mismo tiempo. Sin embargo, no hay que olvidar que él cuenta con una legión de ángeles o agentes malvados por todas partes, cuyo objetivo es engañarnos.

El síndrome de la pecera

Las vidas de los líderes son visibles para todos. Por lo tanto, quienes están en el liderazgo tienen que ser ejemplo en todo, tener vidas ejemplares. De hecho, los líderes necesitan ser ejemplos de piedad y santidad, ya que Jesús hizo lo mismo con sus discípulos. Todo líder debería vivir, de forma transparente y sincera, una vida de franqueza, de manera que no tenga pecados escondidos, ya que un líder no puede guiar a otros eficazmente de una forma oculta. De hecho, aquellos a quienes guiamos necesitan ver que lo que enseñamos funciona en nosotros y también en ellos. Necesitamos estar siempre listos.
Esto significa que nuestras vidas deben ser algo así como una pecera, donde los peces sean constantemente observados por la gente. Esto es parte del coste de ser un líder. Necesitamos decidir si estamos realmente dispuestos a esto, antes de aceptar esta responsabilidad.
Sentir la  experiencia por primera vez, de ser el centro de atención, es especialmente importante; y en medio del éxito, cuando todo parece marchar bien, debemos mantener nuestros ojos en el Señor y no en la gente. Necesitamos aprender esta lección rápidamente, porque si no lo hacemos, la soberbia ganará terreno en nosotros, y esto está entre las cosas que el Señor realmente detesta.
Desde el momento en que nosotros cedemos a la soberbia, desde ese mismo instante, es cuando empezamos a caer. Necesitamos permitir que Dios nos prepare para que esta prueba, tan severa y difícil de manejar, no provoque nuestra caída (Proverbios 11:2; 16:18).
El éxito parece que nos hace olvidar la necesidad de obedecer a Dios y de depender de Él. Pero pensemos que los tiempos de bendición y de plenitud cuando todo marcha bien, son realmente tiempos de tentación al dejar al Señor y bajar la guardia.
Muchos cristianos, con un liderazgo exitoso, quedan tan atrapados en su vanidad que tristemente terminan anhelando pasiones que ya habían dejado mucho tiempo atrás; es porque ellos bajaron la guardia y cayeron en pecado.
En consecuencia, los líderes de Dios deben asegurarse de que nunca caerán en la trampa de pensar que ellos se las pueden arreglar sin Dios, especialmente cuando las cosas les salen bien. El éxito es una prueba realmente difícil de tratar. Dios quiere que seamos capaces de manejar tanto el éxito y la bendición, como también el fracaso. Todo esto es parte de nuestra preparación para Cristo. Continuamente debemos mirar hacia Dios y darle a Él toda la gloria, cualesquiera que sean las circunstancias que atravesamos.

viernes, 13 de mayo de 2016

¿Miedo al éxito o al fracaso?

¿Le impone a usted el éxito o el fracaso? ¿Se ha preguntado alguna vez por qué no logra lo que se propone? Seguro que se lo ha preguntado, y lo más probable es que no vuelva a hacer un  nuevo intento.
El miedo al éxito es el temor a acabar con alguna dependencia hacia algo o hacia alguien. La palabra éxito está asociada a sobresalir, a lograr, conseguir, terminar y acabar con la dependencia de cualquier cosa. Por ejemplo, muchos tienen miedo a salir de la pobreza, o tienen miedo a acabar con una relación en la que se es abusado o maltratado por temor a quedarse solo. Así mismo, muchos tienen miedo al futuro, no llegando a dar los pasos que tienen que dar esperando que las condiciones sean perfectas; es ese punto precisamente, lo que se definiría como miedo al fracaso.
¿Quién quiere fracasar? Seguro que nadie, todos queremos tener éxito. Pero para tener éxito en la vida debemos darnos el permiso de fracasar. Del fracaso podemos sacar varias enseñanzas, pero la principal es aprender a no hacerlo de esa forma.
Seguramente sabe que el invento de la bombilla eléctrica se lo debemos a Thomas A. Edison, porque él nos “dio” la luz, él consiguió que tuviéramos luz en todas partes, que pudiéramos ver este mensaje por Internet … y porque en su vida invirtió todo su tiempo en inventar la lámpara que nos proporciona la iluminación artificial. Fracasó 2000 veces pero dijo “yo no he fracasado ni una sola vez, solamente ha sido un proyecto de 2000 pasos”.
Hágase algunas preguntas: ¿Puede ver claramente qué es lo  que impide que usted no logre lo que se propone? ¿De verdad desea lograrlo? ¿Puede imaginar como sería una vez logrado? ¿Qué haría si no tuviera miedo? 
Es un tiempo para reflexionar y hay una pregunta que es de suma importancia: ¿Cómo se sentiría una vez que logre sus metas o alcance sus sueños? 
¿Sabe usted que una de las razones por las cuales no alcanzamos nuestros sueños es el sabotaje que nos hacemos nosotros mismos?
¿Sabes que cuando Dios te creó, dijo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza” Génesis 1:26 (NVI) Dios depositó en ti Su espíritu y ese espíritu es de ganador.

Tener Fe y Descansar

Vivimos en una época en la que las fórmulas para hacer las cosas son parte de nuestra cotidianidad. Se nos quiere enseñar cuál es la clave para progresar, para salir de deudas, para bajar de peso, etc., todas ellas con la intención de hacer que la vida sea más fácil.
MAYORES RETOS MAYOR FEIgualmente pasa con los creyentes; muchos quieren tener la “fórmula” para que su vida espiritual sea plena. Pero tengamos claro que Dios no se lleva bien con las fórmulas, no es un Dios de ellas, pero sí nos dejó claros unos principios que son la clave para el crecimiento espiritual. Todo comienza y termina con la “fe”. Es la fe puesta en Jesús y en su obra; tener fe es depositar la confianza en Él, creyendo que gracias a ese sacrificio de la cruz tenemos acceso al Padre Celestial.
Confiar en Él significa aparcar las angustias, viviendo una vida tal y como nos lo dice la Palabra de Dios en Romanos 4:5 (NTV): “pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores”La respuesta es siempre la misma para los que están en Cristo Jesús… ¡creer!

¿Cuál es tu Religión?

Se dice que hablar de política, deportes y religión es normal entre amigos y no debe aplicarse con enemigos.
Según el país hay ideales y tendencias, formas democráticas, aristócratas, demócratas, republicanos, moderados, de izquierda, derecha, centro…. hay del partido rojo, amarillo, bicolor, tricolor, azul y demás. La persona apolítica termina diciendo que todos son iguales, que una vez que llegan al poder todos se corrompen igual.
CUAL ES TU RELIGIONEn deportes ni qué decir, aquí en mi tierra se vive el clásico de manera fervorosa. La pasión futbolera termina a veces haciendo pedazos a la familia, vecinos, etc. 
En cuanto a la religión, que si eres de la iglesia zutana, mengana, perengana, que si protestas, que si eres testigo, católico, renovado, metodista, adventista, etc. La verdad es que siempre le vamos a ver defectos a todos los que no son de nuestra religión, por ejemplo decimos — ¡mmmm y eso que son cristianos!
En una ocasión hablando con una persona le dije: -tienes vecinos cristianos, a lo que ella me dijo que sí. Y continuó mencionando: la verdad es que no se portan del todo bien, a veces discuten y fallan. Mi pregunta fue: -¿Qué sentirías si yo hablara de ti?, ¿que dijera... y eso que es católica? No cabe duda que buscamos la paja del vecino y dejamos de lado la viga nuestra.

La increíble compasión de Cristo

Hace unos tres mil años, el rey Salomón atestiguó de un molesto incidente en su ciudad. Por medio de la inspiración del Espíritu Santo, lo describió como una advertencia a los demás para evitar situaciones similares. El séptimo capítulo de Proverbios ofrece un vistazo poderoso sobre cómo opera el espíritu de la lujuria, y en la actualidad, la advertencia de Salomón puede ser altamente útil para nuestro beneficio y aprendizaje.
Salomón empezó exhortando a sus oyentes a vivir una vida sabia y prudente. En la actualidad, éste también debe ser nuestro objetivo como creyentes. Vivir sabiamente no se suele promocionar en la cultura popular; sin embargo, la Biblia no ha cambiado su exhortación con el paso del tiempo. “Atesora mis mandamientos contigo”, escribió Salomón: “Guarda mis mandamientos y vivirás,…para que te guarden de la mujer extraña, de la desconocida que lisonjea con sus palabras”(Versículos 1-2, 5).
Como puede ver, Salomón le escribió específicamente a la audiencia masculina. Aun así, vivir de manera inmoral e imprudente no está reservado solo para los hombres, y estos mandamientos bíblicos se aplican a las mujeres de igual manera. Aunque Salomón habló acerca del peligro generado por una “desconocida”, el problema que abordó en realidad era el espíritu de lujuria, el cual puede influenciar a ambos géneros.
Empezando en Proverbios 7:6, Salomón describió estar viendo por la ventana y notar a “un joven falto de juicio” (versículo 7)Aquí, él no está menospreciando a los jóvenes, solamente está describiendo a una persona joven en particular, quien no vivió una vida sabia y prudente. El joven ya estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado; se había colocado allí por elección.
¿Por qué alguien se pondría a sí mismo, intencionadamente en peligro? Se debe al espíritu de lujuria que roba la sabiduría y el entendimiento de la gente. Cuando está bajo la influencia de este espíritu, la gente actúa de manera ilógica. Esto siempre pasa en la gente que está atada a la lujuria. Y cuando las personas meditan verdaderamente sobre sus acciones, saben que lo que están haciendo está mal y a pesar de ello, continúan haciéndolo. El apóstol Pablo describió esta desconexión de la lógica en Romanos 7:15: “No entiendo qué me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco” (RVC).
El discipulado y la liberación van de la mano. Si creemos estar atados espiritualmente, el discipulado (aprender más acerca de Cristo y aprender a andar en sus caminos) reformará nuestra manera de pensar, y la liberación consecuente nos librará de la atadura espiritual.

jueves, 12 de mayo de 2016

Alabar y celebrar

Alabad al Señor, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Salmo 118:1
Alabaré al Señor con todo el corazón en la compañía y congregación de los rectos. Grandes son las obras del Señor. Salmo 111:1-2
Celebrar es participar de un acontecimiento importante, por ejemplo una boda. En todas las culturas encontramos la necesidad de celebrar, de festejar, y nuestra época, nada ajena a ella, trata de satisfacer esa necesidad mediante grandes actos deportivos, musicales…
Pero, ¿responden ellos a las necesidades de nuestro corazón? Pensemos por ejemplo, que en la presencia de Dios y ante su grandeza, el cristiano se siente motivado a alabar a su Dios.