Tener Fe y Descansar

Vivimos en una época en la que las fórmulas para hacer las cosas son parte de nuestra cotidianidad. Se nos quiere enseñar cuál es la clave para progresar, para salir de deudas, para bajar de peso, etc., todas ellas con la intención de hacer que la vida sea más fácil.
Igualmente pasa con los creyentes; muchos quieren tener la “fórmula” para que su vida espiritual sea plena. Pero tengamos claro que Dios no se lleva bien con las fórmulas, no es un Dios de ellas, pero sí nos dejó claros unos principios que son la clave para el crecimiento espiritual. Todo comienza y termina con la “fe”. Es la fe puesta en Jesús y en su obra; tener fe es depositar la confianza en Él, creyendo que gracias a ese sacrificio de la cruz tenemos acceso al Padre Celestial.

Confiar en Él significa aparcar las angustias, viviendo una vida tal y como nos lo dice la Palabra de Dios en Romanos 4:5 (NTV): “pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores”. La respuesta es siempre la misma para los que están en Cristo Jesús… ¡creer!
Los principios de Dios se activan por fe. La fe nos habilita para aceptar, recibir y acatar los principios. Por fe decidimos tanto ser como Jesús como aprender y seguir sus enseñanzas.

Y tener descanso significa que la fe está por encima de las circunstancias; es decir, que no hay ningún evento que pueda alterar la fe en Dios.
Aprenda esto: “a mayores retos… mayor fe es requerida”. ¿Anhela hacer más cosas?, ¿lograr mayores éxitos?, ¿tener más capacidades?, ¿ayudar a más personas? Si la respuesta es afirmativa usted necesita afincarse en la fe; porque vendrán momentos en los que el descanso en la fe puesta en nuestro creador será el único recurso disponible. Por eso la fe y el descanso van de la mano.
Creamos más para hacer más…

“Señor, confío y descanso en ti. Creo con todo mi corazón en Jesús, confío sin dudas en el poder del Espíritu Santo. Gracias Señor, por fortalecer mi fe. Declaro que Dios es más grande que cualquier dificultad, y que todo lo superaré en Cristo Jesús, amén”.
“Pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores”. Romanos 4:5 (NTV)