¿Le impone a usted el éxito o el fracaso? ¿Se ha preguntado alguna vez por qué no logra lo que se propone? Seguro que se lo ha preguntado, y lo más probable es que no vuelva a hacer un nuevo intento.
El miedo al éxito es el temor a acabar con alguna dependencia hacia algo o hacia alguien. La palabra éxito está asociada a sobresalir, a lograr, conseguir, terminar y acabar con la dependencia de cualquier cosa. Por ejemplo, muchos tienen miedo a salir de la pobreza, o tienen miedo a acabar con una relación en la que se es abusado o maltratado por temor a quedarse solo. Así mismo, muchos tienen miedo al futuro, no llegando a dar los pasos que tienen que dar esperando que las condiciones sean perfectas; es ese punto precisamente, lo que se definiría como miedo al fracaso.
¿Quién quiere fracasar? Seguro que nadie, todos queremos tener éxito. Pero para tener éxito en la vida debemos darnos el permiso de fracasar. Del fracaso podemos sacar varias enseñanzas, pero la principal es aprender a no hacerlo de esa forma.
Seguramente sabe que el invento de la bombilla eléctrica se lo debemos a Thomas A. Edison, porque él nos “dio” la luz, él consiguió que tuviéramos luz en todas partes, que pudiéramos ver este mensaje por Internet … y porque en su vida invirtió todo su tiempo en inventar la lámpara que nos proporciona la iluminación artificial. Fracasó 2000 veces pero dijo “yo no he fracasado ni una sola vez, solamente ha sido un proyecto de 2000 pasos”.
Hágase algunas preguntas: ¿Puede ver claramente qué es lo que impide que usted no logre lo que se propone? ¿De verdad desea lograrlo? ¿Puede imaginar como sería una vez logrado? ¿Qué haría si no tuviera miedo?
Es un tiempo para reflexionar y hay una pregunta que es de suma importancia: ¿Cómo se sentiría una vez que logre sus metas o alcance sus sueños?
¿Sabe usted que una de las razones por las cuales no alcanzamos nuestros sueños es el sabotaje que nos hacemos nosotros mismos?
¿Sabes que cuando Dios te creó, dijo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza” Génesis 1:26 (NVI) Dios depositó en ti Su espíritu y ese espíritu es de ganador.
Hay personas que dicen querer triunfar en la vida y tener éxito, pero al mismo tiempo vemos cómo sabotean sus propios proyectos de muchas maneras, por medio de la postergación, al no tener tiempo o no tener los recursos,... en fin, se crean limites, y los limites están en sus mentes. Otras personas comienzan a dar los pasos, y cuando las cosas no salen como ellos quieren escuchamos la famosa frase: “lo importante es que lo intenté”, y se quedan tal cual. Pero intentarlo no basta, necesitas cambiar tu actitud ante la vida, necesitas comprometerte con tus sueños, que puedas hacerlos efectivos.¿Sabes que cuando Dios te creó, dijo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza” Génesis 1:26 (NVI) Dios depositó en ti Su espíritu y ese espíritu es de ganador.
Tienes todo lo que puedas necesitar: tienes a Dios, tienes la vida, tienes dones, talentos, experiencias, belleza y sobre todo las ganas de salir adelante; no te sabotees a ti mismo, no rechaces la oportunidad que tienes de aprender. El hecho de que fracases no significa que seas un fracasado, porque el fracaso no es tu identidad, tu verdadera identidad es que tú eres quien Dios dice que eres, eres creado por Dios para cosas grandes.
Tienes que soltar tus miedos: el miedo a crecer, el miedo a cambiar, el miedo a la inseguridad, el miedo a la soledad, el miedo a la envidia, el miedo al que dirán, el miedo a lograr, el miedo a perder, miedos que te han dejado paralizado. Aprópiate de esta palabra:
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7 (LBLA)
Recuerda lo siguiente: nada ganas con lamentarte, nada ganas con quejarte, nada ganas con decir "no soy capaz, no puedo, no tengo, pobrecito yo, la vida ha sido cruel conmigo, nadie me ama", porque nada ganas con ser víctima, absolutamente nada ganas con ese tipo de pensamientos derrotistas. Cambia tus pensamientos, conviértelos en victoria, empieza por ver tus fortalezas y tus dones, tus habilidades, ¿Qué experiencias has tenido? ¿Cómo usarás esas experiencias para alcanzar tus sueños? ¿En qué eres bueno/a?
Lo que Dios te ha dado es para que lo uses, para que vivas bien y puedas ayudar a otros a vivir la vida al máximo.
Señor, enséñame a soltar los miedos y a ver todo lo que Tú puedes hacer en mi vida, amén.
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