lunes, 25 de enero de 2016

¿Preferencias sexuales o vidas pecaminosas?

Con un nueva vestimenta se ha querido disfrazar a la homosexualidad. Por todas las vías posibles se escucha el término repetido una y otra vez, "preferencia sexual", como para grabarlo en el alma de quienes lo escuchen, de manera que no resulte aterrador y perjudicial para la vida espiritual de las personas. Recuerdo que de joven muchos homosexuales eran encarcelados en Cuba por lo que hoy, algunos de los más vehementes defensores de la individualidad llaman “preferencias sexuales”; era habitual que no se permitiera el acceso a determinadas actividades sociales, y en muchos casos, aquellos que las ejercían, eran llevados a lo que prácticamente eran campos de concentración. Todo eso me pareció entonces, un acto de marginación y excluyente, y me convertí en uno de los más vehementes críticos, pero ante el fenómeno de aceptación que se da hoy, no puedo aplaudir ni mirar con buenos ojos, que se quiera presentar el flagelo del homosexualismo como una práctica inocente, que debe ser aceptada por todos como algo usual y de lo más avanzado del pensamiento del siglo XXI.
Por todo ello, no puedo cerrar filas con el criterio generalizado en algunos medios, de ver como algo normal lo que a los ojos de cualquier persona en su sano juicio no es más que una aberración sexual. Y como redimido por la sangre de nuestro común Señor y Salvador Jesucristo, reconozco que las Escrituras hacen alusión al tema del homosexualismo una y otra vez, refiriéndose a él como una práctica condenada por Dios desde el Antiguo Testamento.

El castigo que no fue

Aquella calurosa mañana de verano perdí la noción del tiempo. Me apoyé en el mango del azadón y dejé que la imaginación me llevara a actividades más emocionantes que arrancar malas hierbas. Entonces vi a mi abuelo que se acercaba rápidamente, entre las plantas de maíz zarandeando una fina y larga vara.
Y pensé: ¡En tremendo lío me he metido! Me puse a darle a la azada tan rápido como me lo permitían los brazos. No me atrevía a levantar la vista mientras oía sus pasos por los surcos, y los tallos de maíz que le rozaban las piernas.
azadonDespistado ante la inminencia de lo que iba a ocurrir, recordé la vez en que me dijo: a veces Jesús lloró, pero sabía ser duro cuando hacía falta. Sentí que por primera vez el abuelo iba a tratarme con dureza.
Aquel verano yo tenía once años. Todavía se dejaban sentir en Tennesse las consecuencias de la Gran Depresión, y la mayoría de los agricultores dependían fundamentalmente de lo que cultivaban y criaban en sus pequeñas parcelas. Se suponía que yo debía remover la tierra con la azada para que el abuelo pudiera terminar de arar. Papá le había dicho: no dejes que pierda el tiempo. Si hace falta, dale unos azotes; no dejes que se ponga a jugar o pierda el tiempo apoyado en el mango del azadón. Últimamente está muy perezoso.
Estaba claro que mi padre temía que el abuelo fuera demasiado blando conmigo.

¿Existe el mal?

Un profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta. ¿Creó Dios todo lo que existe? Valientemente, un estudiante respondió: “Sí, lo hizo!”
“¿Dios creó todo? Preguntó de nuevo el profesor.
“Sí, señor”, respondió el estudiante.
El profesor respondió: “Si Dios creó todo, entonces Dios creó el mal pues el mal existe, y de acuerdo con el principio de que nuestras obras definen quiénes somos, entonces Dios es malo”. El estudiante se quedó callado ante tal respuesta. El profesor estaba bastante satisfecho de sí mismo, y se jactó de que le había demostrado a los estudiantes una vez más, que la fe cristiana era un mito.
Otro estudiante levantó la mano y dijo: “¿Puedo hacerle una pregunta profesor?”
“Por supuesto”, respondió el profesor.
El estudiante se puso de pie y preguntó: “Profesor, ¿existe el frío?”
“¿Qué clase de pregunta es esa? Por supuesto que existe. ¿Nunca has tenido frío?” Los estudiantes se rieron ante la pregunta del joven.
El joven respondió: “De hecho, señor, el frío no existe. De acuerdo con las leyes de la física, lo que consideramos frío, en realidad, es la ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, y el calor es lo que hace que un cuerpo o asunto la tenga o la transmita. Cero grados Cº  absolutos es la ausencia total de calor, y toda la materia se vuelve inerte e incapaz de reacción a esa temperatura; el frío no existe, hemos creado esta palabra para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor”.

Dios nunca llega Temprano

¿Te sientes como si tus oraciones rebotaran en el techo? ¿Te sientes frustrado porque parece como si Dios estuviese distante o no le importase lo que te pasa? ¿Estás cansado de esperar y suplicar? Todos, antes o después, hemos sentido a Dios lejos. Sin embargo, su proximidad a nosotros no depende de si lo sentimos o no. Comprender la manera de Dios de hacer las cosas durante los momentos difíciles, es vital para nuestra vida espiritual.
Nuestro verdadero problema no es que Dios esté distante. Si somos honestos, reconoceremos que la manera en que Dios hace las cosas puede inducirnos a sentirlo lejos porque no lo entendemos, y porque tendemos a querer lo que queremos... ¡ya! Pero Dios nos da lo que necesitamos, cuando lo necesitamos. Ahora bien, hay una enorme diferencia entre querer lo que queremos cuando lo queremos, y querer lo que necesitamos cuando lo necesitamos. La diferencia es la espera.
La realidad es que Dios no tiene prisa. Él literalmente, tiene todo el tiempo del mundo. Dios es eterno, y por consiguiente no hace acepción del tiempo. Si analizas la vida de Jesús te darás cuenta que nunca andaba apresurado. De hecho, podría parecer que se demoraba a propósito, cuando otros sentían que se les acababa el tiempo.

domingo, 24 de enero de 2016

Querer crecer

Acerca de esto tenemos mucho que decir, pero es difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. 12 Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido. 13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño. 14 El alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Hebreos 5:11-14
El ajolote (anfibio de larga cola, endémico de México), es todo un enigma biológico. En vez de crecer y alcanzar una forma adulta, esta salamandra mexicana en peligro de extinción, mantiene el aspecto de un renacuajo durante toda su vida. Escritores y filósofos lo han usado como un símbolo de alguien que tiene miedo a crecer.
En Hebreos 5, vemos que había cristianos que no querían crecer y se contentaban con la "leche" espiritual, aunque ésta estaba predestinada para los nuevos en la fe. Quizá por temor a ser perseguidos, no crecían en la clase de fidelidad a Cristo que les permitiría ser lo suficientemente fuertes como para sufrir con Él, para beneficio de otros (versos 7-10). Corrían peligro de perder las actitudes cristianas que ya habían demostrado (6:9-11), y no estaban preparados para el alimento sólido del sacrificio personal (5:14). Por eso, el autor escribió: Acerca de esto tenemos mucho que decir, aunque no es fácil explicarlo porque ustedes son lentos para entender (verso 11).
Los ajolotes siguen el patrón natural que su Creador estableció para ellos. Sin embargo, los seguidores de Cristo están diseñados para madurar espiritualmente. Cuando lo hacen, descubren que crecer en Él no solo implica tener paz y gozo, sino animar desinteresadamente a los demás. Honramos al Señor cuando crecemos a su semejanza.

Perdió su Tesoro

Bajo un sol esplendoroso, un barco de transporte se deslizaba suavemente por el tranquilo mar.
Cerca de la barandilla un pasajero pasaba el tiempo tirando algo al aire y volviéndolo a recoger. Algo que centelleaba con extraordinaria brillantez al ser tocado por los rayos del sol. El hombre fijaba toda su atención en tan resplandeciente objeto cada vez que lo tiraba. Otro pasajero que le observaba se acercó y le preguntó:
– ¿Qué es lo que tira usted al aire y lo vuelve a agarrar con tanto descuido?
diamantes– Es un diamante. Véalo.
– ¿Vale mucho?
_ Si, valiosísimo. Fíjese en su color y tamaño. En verdad todo lo que poseo en el mundo lo tengo invertido en este diamante. Voy a hacia un nuevo país en busca de fortuna. Vendí todas mis pertenencias, e invertí el dinero en este diamante para poder llevarlo fácilmente.
– Si es tan valioso como dice, ¿no le parece muy arriesgado tirarlo así al aire sobre la barandilla?, preguntó el compañero de viaje.
- No, no corro ningún riesgo. Desde hace media hora lo estoy haciendo.
- Pues podría llegar el momento que lo tirase por última vez, dijo el otro.
El hombre sonrió y volvió a lanzarlo al aire y a recogerlo. De nuevo lo tiró  pero… esta vez cayó muy afuera. El hombre alargó la mano todo lo que pudo sobre la barandilla, pero no pudo agarrarlo. Un leve salto de agua marcó momentáneamente el lugar de su caída. El dueño se quedó atontado por un momento, y luego exclamó angustiado.
¡Lo perdí! ¡Lo perdí! ¡he perdido todo lo que tenía en este mundo!
Seguramente usted diría que nadie es tan tonto, que esta historia no puede ser real, pero, es cierta… y es muy posible que el protagonista pudiera ser usted mismo. El mar es el tiempo, y el destino hacia el que viaja es la eternidad. El barco en que viaja es la vida y el diamante es su alma con la que usted está jugando. 

La Santa Trinidad

Hay un solo Dios, pero en la unidad de la divina esencia hay tres personas coeternas e iguales en todo, de la misma sustancia, pero distintas en su permanencia.
Palabra compuesta de Tres y Unidad = Tri-unidad o Trinidad. Aunque la palabra “Trinidad” no se encuentra en la Biblia, es la palabra que mejor nos hace entender la forma “Tripartita”, en la cual Dios existe según lo revelado en las Santas Escrituras. Dios no es un Dios de tres cabezas como dicen los Testigos de Jehová, ni es una “trilogía” de tres Dioses como dicen los mormones, ni un Dios sin personalidad. Dios es único y uno, que subsiste y se ha revelado al hombre en sus tres personas; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, tres personas coeternas, separadas pero siempre unidas, independientes pero enlazadas en todo, en propósito, en deseo y voluntad.
La comprensión de la Trinidad va más allá del alcance de la mentalidad humana. La mente humana no puede percibir las cosas de Dios porque le son locura. El Misionero y Maestro Juan Wesley expresó lo siguiente:
“Muéstrame una lombriz que pueda comprender al hombre, y yo te mostraré a un hombre que puede comprender a un Dios trino. Isaías 55:8-9, lo expresa: …Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni mis caminos vuestros caminos, dice el Señor. Porque como los cielos son mas altos que la tierra, así son mis caminos mas altos que vuestros caminos y mis pensamientos que vuestros pensamientos. La lógica humana no puede entender lo que Dios hace y cómo funciona. Cuando queremos aplicar la lógica humana a Dios y a su Palabra (La Biblia), nunca llegamos a una conclusión verdadera porque la mente humana no entiende las cosas de Dios, pues le son locura. El apóstol Pablo escribió:
“Porque ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” I Corintios 13:12
Tal parece que el problema estuviese en la misma Biblia, ya que ella afirma que hay un solo Dios. Deuteronomio.4:35; 6:4; Juan.17:3

La Iglesia actual

“Entonces cuídense a sí mismos y cuiden al pueblo de Dios. Alimenten y pastoreen al rebaño de Dios - su iglesia, comprada con su propia sangre- sobre quien el Espíritu Santo los ha designado ancianos.”
La iglesia actualHECHOS 20:28 NTV
La vida dentro de la Iglesia cristiana es en estos tiempos, simplemente gloriosa. La amada de Jesucristo, la Iglesia, se encuentra en tiempos en los que está cosechando el esfuerzo de sus antepasados. La Iglesia primitiva no contaba con la Biblia completa como la conocemos actualmente, sino que tenían parte de ella más algunas copias de las cartas de los apóstoles, al contrario que en la actualidad, tiempo en el que existen bastantes versiones y materiales de estudio de buena calidad. Entonces, ¿por qué no sacamos todos el mayor provecho de ello? Existen muchas vidas de mártires que fueron ofrecidas a DIOS como sacrificio para que existiera la Biblia,no obstante, a menudo lo olvidamos. Escogemos pasar horas y horas en las redes sociales en vez de conocer mejor a DIOS y edificar la Iglesia.
Cada vez más, la Iglesia evangélica y sus miembros ocupan puestos de influencia en sus gobiernos y altos mandos corporativos, sin embargo, no todos hacen uso de esas plataformas para beneficio del reino de DIOS. Escogen la comodidad por encima de la obediencia a DIOS, y al hacer eso el desarrollo de la obra de DIOS es retrasado.

sábado, 23 de enero de 2016

La Iglesia

La gente se pregunta: “¿Por qué es importante la iglesia? ¿Por qué debo ir a la iglesia cuando he sido salvo?”
La Biblia anima a los creyentes, tanto viejos como nuevos, a que “crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18 NVI). El primer paso de este proceso es involucrarse activamente en el ministerio de una iglesia local.
Todos los Cristianos son miembros del cuerpo de Cristo. Es voluntad de Dios que los cristianos se reúnan como un cuerpo espiritual a nivel local, algo que han estado haciendo desde hace 2.000 años. Varias cartas del Nuevo Testamento fueron escritas a grupos locales de creyentes ubicados en diferentes lugares del Imperio Romano. El escritor de Hebreos amonestó a los seguidores de Cristo del primer siglo: “No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca” (NIV). Hebreos 10;25
La importancia de la comunión en la iglesia nunca es enfáticamente, excesiva. Hay algo en la comunión dentro del grupo de creyentes en la iglesia local, que es único y no se puede encontrar en ninguna otra parte. Si una brasa cae fuera del fuego, pronto se enfría. El mismo principio se aplica en el sentido espiritual. Restarle importancia a la comunión en la iglesia es renunciar al aliento y a la ayuda que nos brindan otros cristianos. Nos reunimos para compartir nuestra fe y fortalecernos unos a otros en el Señor.