domingo, 24 de enero de 2016

La Santa Trinidad

Hay un solo Dios, pero en la unidad de la divina esencia hay tres personas coeternas e iguales en todo, de la misma sustancia, pero distintas en su permanencia.
Palabra compuesta de Tres y Unidad = Tri-unidad o Trinidad. Aunque la palabra “Trinidad” no se encuentra en la Biblia, es la palabra que mejor nos hace entender la forma “Tripartita”, en la cual Dios existe según lo revelado en las Santas Escrituras. Dios no es un Dios de tres cabezas como dicen los Testigos de Jehová, ni es una “trilogía” de tres Dioses como dicen los mormones, ni un Dios sin personalidad. Dios es único y uno, que subsiste y se ha revelado al hombre en sus tres personas; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, tres personas coeternas, separadas pero siempre unidas, independientes pero enlazadas en todo, en propósito, en deseo y voluntad.
La comprensión de la Trinidad va más allá del alcance de la mentalidad humana. La mente humana no puede percibir las cosas de Dios porque le son locura. El Misionero y Maestro Juan Wesley expresó lo siguiente:
“Muéstrame una lombriz que pueda comprender al hombre, y yo te mostraré a un hombre que puede comprender a un Dios trino. Isaías 55:8-9, lo expresa: …Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni mis caminos vuestros caminos, dice el Señor. Porque como los cielos son mas altos que la tierra, así son mis caminos mas altos que vuestros caminos y mis pensamientos que vuestros pensamientos. La lógica humana no puede entender lo que Dios hace y cómo funciona. Cuando queremos aplicar la lógica humana a Dios y a su Palabra (La Biblia), nunca llegamos a una conclusión verdadera porque la mente humana no entiende las cosas de Dios, pues le son locura. El apóstol Pablo escribió:
“Porque ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” I Corintios 13:12
Tal parece que el problema estuviese en la misma Biblia, ya que ella afirma que hay un solo Dios. Deuteronomio.4:35; 6:4; Juan.17:3
Origen de la Doctrina:
A medida que la iglesia crecía, también crecían los grupos herejes y maestros que negaban la deidad de Cristo y la del Espíritu Santo, lo que causó que la iglesia formalizara la doctrina de la Trinidad. En el año 215 DC, Tertuliano fue el primero en establecer esta doctrina usando el término Trinidad a las tres divinas personas.
Falsas doctrinas que se levantaron en aquella época tales como:
1. Gnosticismo (La Ciencia Cristiana de hoy), que existían desde el tiempo de los apóstoles y que fueron condenados duramente por Pablo, en su carta a los Colosenses, y por Juan en su primera Epístola. Los gnósticos negaban la deidad de Cristo y lo presentaban como un Súper-Ángel que emanaba de Dios, que era un ser inferior a Dios.
2. Arrianos (Los testigos de Jehová de hoy), fue esta herejía la que motivó a la iglesia primitiva a formalizar la doctrina de la Trinidad. Los modernos Arrianos o Testigos de Jehová, podríamos decir que son politeístas, pues de acuerdo a la versión del Nuevo Mundo, "su" Biblia, Juan 1:1 se lee de la siguiente manera: “En el principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios”. Si consideramos esta parte, su forma de creer en Cristo como un “dios” y creer en Jehová como el Dios verdadero, los hace politeístas, que creen en más de un solo Dios.
3. Sociniana (Los Unitarios de hoy). Secta que defiende la creencia de que Dios no es trino, y solo aceptan al padre o a Jesús como Dios.
4. Mormones secta contemporánea quienes creen que el Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres dioses separados, además de creer que existen otros dioses.
Todas las antes mencionadas, enseñanzas erróneas, tienen en común que dan a Cristo todo titulo, excepto el que le daría todos los demás títulos, el de Señor, Salvador y Dios.
La fórmula bautismal
“En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, no deja lugar a dudas sobre la importancia capital que los cristianos, desde un principio, reconocían a este misterio. Los primeros padres no contaban ni con el término “Trinidad”, ni con el de “persona” y, así, expresaron su fe con esta terminología para que no se pudiera considerar vacilante.
Monarquismo: Hacia los siglos II y III se difundió la herejía monarquiana, que negaba una existencia propia a las personas divinas. Daba el nombre de Padre a Dios, el de Hijo al hombre Jesús y el de Espíritu Santo a la gracia dada a los apóstoles. Pablo de Samosata fue condenado en un sínodo en Antioquía en el 268.
El modalismo:
Esta corriente filosófica afirmaba que el único Dios se manifestaba de modos distintos, de manera que Cristo es el mismo que el Padre, El Espíritu que el hijo, y el padre es el hijo.
El Concilio de Nicea, en el año 325, quiso dar respuesta a la problemática que causó el presbítero Arrio, quien sostenía que el Hijo no era coeterno con el Padre, pues había sido engendrado y, por lo tanto había sido creado. Arrio aceptaba que Cristo se llamara “Hijo de Dios”, pero solamente por adopción (del nombre) o por gracia, pero no por naturaleza. El Concilio hizo ver en cambio, condenando a Arrio, que el Hijo es “engendrado, no creado, consustancial con el Padre”.

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