La gente se pregunta: “¿Por qué es importante la iglesia? ¿Por qué debo ir a la iglesia cuando he sido salvo?”
Todos los Cristianos son miembros del cuerpo de Cristo. Es voluntad de Dios que los cristianos se reúnan como un cuerpo espiritual a nivel local, algo que han estado haciendo desde hace 2.000 años. Varias cartas del Nuevo Testamento fueron escritas a grupos locales de creyentes ubicados en diferentes lugares del Imperio Romano. El escritor de Hebreos amonestó a los seguidores de Cristo del primer siglo: “No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca” (NIV). Hebreos 10;25
La importancia de la comunión en la iglesia nunca es enfáticamente, excesiva. Hay algo en la comunión dentro del grupo de creyentes en la iglesia local, que es único y no se puede encontrar en ninguna otra parte. Si una brasa cae fuera del fuego, pronto se enfría. El mismo principio se aplica en el sentido espiritual. Restarle importancia a la comunión en la iglesia es renunciar al aliento y a la ayuda que nos brindan otros cristianos. Nos reunimos para compartir nuestra fe y fortalecernos unos a otros en el Señor.
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