Acerca de esto tenemos mucho que decir, pero es difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. 12 Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido. 13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño. 14 El alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Hebreos 5:11-14
El ajolote (anfibio de larga cola, endémico de México), es todo un enigma biológico. En vez de crecer y alcanzar una forma adulta, esta salamandra mexicana en peligro de extinción, mantiene el aspecto de un renacuajo durante toda su vida. Escritores y filósofos lo han usado como un símbolo de alguien que tiene miedo a crecer.
Los ajolotes siguen el patrón natural que su Creador estableció para ellos. Sin embargo, los seguidores de Cristo están diseñados para madurar espiritualmente. Cuando lo hacen, descubren que crecer en Él no solo implica tener paz y gozo, sino animar desinteresadamente a los demás. Honramos al Señor cuando crecemos a su semejanza.
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