domingo, 4 de agosto de 2019

Mira la cruz, Su prueba más grande. Nadie te ama como Dios

Todos necesitamos amor

El ser humano tiene la necesidad imperiosa de ser amado y de amar. A pesar del avance tecnológico a día de hoy, de los ordenadores de alto nivel, de los móviles inteligentes en las palmas de las manos, y de la famosa red mundial de Internet, el hombre de nuestros días no se satisface con nada de esto y continúa en la búsqueda a cualquier precio por encontrar un "amor sincero", un "alma gemela", un compromiso "sincero", una camaradería "excelente", una "sintonía espiritual" con uno de sus semejantes.
El amor de DiosAlgunos de nosotros reconocemos esta sed ansiosa que se anida dentro de nuestros corazones, mientras que otros lo llegan a ocultar o negar irremediablemente; pero lo cierto es que el hombre necesita de un semejante a cualquier precio, con el cual pueda gozar de cierta comunión espiritual y de un amor algo "estable y duradero".

El plan del Dios desde las edades eternas
Dios es persona y en Él hay un componente relacional muy fuerte. Dios desea a todo coste una relación de amor, un lazo eterno, una danza por la eternidad con Sus criaturas. Y la realidad es que desde las edades eternas Él tiene un plan establecido para atraerse algunas almas que, al final de los tiempos, serán atadas y controladas eternamente por las cuerdas de amor del Salvador.

Lo atraje con cuerdas de ternura, lo atraje con lazos

de amor.

Le quité de la cerviz el yugo,
    y con ternura me acerqué para alimentarlo

(NIV, 0seas 11:4)



El pecado original destrozó nuestra relación con el Creador.
Dice la Palabra de Dios que en el paraíso, en el cual se encontraban Adán y Eva, la voz de Dios se paseaba por el huerto, y en tal estado de inocencia, el hombre gozaba de una perfecta comunión con Su Creador. (Génesis 3:8).
Pero el pecado nos ha llevado a un caos tan descomunal, que muchos cristianos en el mundo no tienen una visión amplia y profunda de cuánto hemos descendido debido a ese fallo fatal en el huerto del Edén; y cuando los creyentes no tienen una visión teológica clara de todas las consecuencias del pecado original, tristemente tampoco pueden apreciar la necesidad urgente de que sea Dios en Su Santa Gracia quien nos encuentre, nos rescate y salve, porque el plan de redención de nuestras almas siempre ha sido orquestado por Dios.
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. (Génesis 3:15).

Dios siempre estará contigo (1)

Me llamo Clint y conocí a John durante un viaje pastoral a un país de África, concretamente a Kenia. Realmente hermoso este país. 
Resultado de imagen de : “Cuando no puedas sobrellevar tu carga cuéntaselo a Dios y Él te ayudará”.Este John era, y es, un personaje, realmente pintoresco. Tenía muchísimas experiencias en su vida. Por suerte vivió mucho. Había, no obstante, algo en él que me intrigaba. Algo ocultaba que recientemente le sucedió. Me hice amigo de él a sabiendas que mi intención inicial era saber qué era lo que guardaba para sí. Era un secreto solamente compartido con Dios. Con nadie más. Pretendí, entonces, que adquiriendo confianza, poco a poco, me contara aquello guardado en su corazón. Los dos éramos ministros de la Iglesia Evangélica Bautista, y no tardé mucho en que nuestra confianza mutua hiciera viable que me contara qué le sucedió.

Resulta que un día había quedado con su hijo al cual no veía desde hacía bastante tiempo. Este contaba, ya, con 23 años. Era mayor de edad por consiguiente. Y también era mayor de edad cuando tres años antes participó en la demanda penal en la que figuraba como testigo contra su padre, contra John. No solamente eso sino que, una vez que la parte demandante perdió el juicio por mentirosos, abusadores y por la falta absoluta de pruebas, recurrieron la sentencia. ¡¡¡Sin comentarios!!! 
Resultado de imagen de : “Cuando no puedas sobrellevar tu carga cuéntaselo a Dios y Él te ayudará”.Naturalmente, John, ganó el juicio, amén de por la total falta de pruebas, porque en el mismo declaró que no sentía ningún miedo ya que su mejor amigo, Dios, estaba con él. Y además tenía junto a él la Biblia, la palabra de Dios. Al decir esto, pronto se acabó el juicio y lo ganó. 
Decía que, como consecuencia de todo, la relación con su hijo quedó rota. No existía, entonces, ninguna comunión entre los dos. Igual que como cuando pecamos nos apartamos de Dios. Entonces se produce un cortocircuito en nuestra comunión con Él. Hasta que reconocemos nuestro error y le pedimos perdón sentidamente. Esa era su pretensión con su hijo aquel día que quería hablar con él. Pero ya desde el principio quedó claro que iba a ser imposible porque su hijo, no solamente no reconoció su equívoco sino que lo único que pretendía era hacer culpable a su padre de su toma de decisiones. Decía cosas como que le resultaba totalmente imperdonable su actitud, etc. ¡¡¡Uff!!! Difícil solución tiene esto, se dijo John, que quiso aprovechar el tiempo apartándose de su intención inicial de arreglo, para hacer lo posible para que su hijo se acercara cuanto menos a Dios. Otra misión nada posible en ese momento, más si cabe cuando su hijo calificó eso de “paparruchas e inutilidades”. John aguantó lo inimaginable. En consecuencia, la reunión acabó como antes de empezar. Sin solución ni visos de arreglo, salvo cuando Dios lo considere oportuno.
Estaba sufriendo lo indecible. Le era algo insufrible recordar todo lo que pasó, cuando John reparó en: “Cuando no puedas sobrellevar tu carga cuéntaselo a Dios y Él te ayudará”. Y eso hizo entonces. Humildemente le contó a Dios lo que le había pasado, que no podía más, que necesitaba su ayuda y que delegaba en Él, delegaba en su poder, para cuando lo considerase oportuno solventara el problema. Y ese fue el mayor acierto que cometió ese día. Fue lo más indicado y lo que constantemente leemos bíblicamente: “Dios siempre estará contigo". Cuando con fe le pidamos ayuda y le digamos: Dios, te necesito, Él siempre estará presto para ayudarnos, para ayudar a sus hijos”.
Conseguí que me lo contara y ahora doy gracias a Dios por ello, y con su anuencia os lo cuento a vosotros.
Espero y confío que os sirva.

Bendiciones.
M.G.

Dios siempre estará contigo (2)


Imagen relacionadaSoy Clint de nuevo, y os estaba contando la historia de John cuando reparó en: “Cuando no puedas sobrellevar tu carga cuéntaselo a Dios y Él te ayudará”. Y eso hizo entonces. Dios estaba caminando con él. Humildemente le contó a Dios lo que le había pasado, que no podía más, que necesitaba su ayuda y que delegaba totalmente en Él. 

Con Él estaba y... sintió como si Él le tendiera su brazo por el cuello como su mejor amigo; cual ayuda divina lo abrazó, y una gran paz interior le acogió. Había sentido, inicialmente, la enorme pena de la ruptura de comunicación con su hijo, tal como cuando pecamos nos apartamos de Dios, pero por contra había encontrado en el Señor a Su padre. ¡No!, no nos equivoquemos, Él siempre está ahí y solo espera, que con fe absoluta en Él, le pidamos perdón por nuestras afrentas, que le digamos que lo necesitamos, que no somos nada sin Él, sin su ayuda. Que le amamos.


Un día, mucho antes de que esto sucediera, John me había confesado su firme respuesta ante una pregunta que le hicieron, tal como: -"Tengo dos noticias para ti, una buena y otra mala, ¿cuál quieres primero?"
Y él, según me dijo, siempre decía lo mismo: dime primero la mala y luego la buena. Así siempre me queda el buen regusto, el buen sabor de la buena. Esta, siempre al final.

Pues como está escrito en la Biblia en Apocalipsis cap. 22, (La venida de Cristo está cerca), vers. 6-7: "Me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.
¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro".


John había ganado porque, además, descubrió otra cosa: Descubrió, al fin, cuál era su propósito en esta vida, para qué estaba en este mundo, y que su sitio en él debería ser en un lugar desde donde pudiese desempeñar la misión que para él le tenía encomendada el Señor, y no otro. Y así se iba a quedar en aquel lugar, así me lo confesó, y así os lo digo a vosotros.

En fe, amor y esperanza,
Bendiciones a todos.
M.G.

jueves, 1 de agosto de 2019

Si nuestra salvación es eternamente segura, ¿por qué la Biblia advierte tan severamente contra la apostasía?

Resultado de imagen de Si nuestra salvación es eternamente segura, ¿por qué la Biblia advierte tan severamente contra la apostasía?La razón por la que la Biblia nos advierte tan severamente contra la apostasía, es porque la verdadera conversión se mide por la visibilidad del fruto. Cuando Juan el Bautista estaba bautizando a la gente en el río Jordán, les advirtió a aquellos que pensaban que eran justos, “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:7-8). Y Jesús advirtió a aquellos que lo estaban escuchando mientras predicaba el Sermón del Monte, que todo árbol es conocido por su fruto (Mateo 7:16), y que todo árbol que no produce buen fruto será cortado y echado en el fuego (Mateo 7:19). 

El propósito detrás de estas advertencias, es contrarrestar lo que algunas personas llamarían “creencia fácil”. En otras palabras, seguir a Jesús es más que decir que eres un cristiano. Cualquiera puede afirmar que Cristo es su Salvador, pero aquellos que realmente son salvos producen fruto visible. Ahora bien, uno puede preguntar, “¿Qué significa fruto?” El ejemplo más claro del fruto cristiano se encuentra en Gálatas 5:22-23, donde Pablo describe el fruto del Espíritu (Santo): amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Hay otros tipos de fruto cristiano (tales como la adoración, el ganar almas para Cristo), pero esta lista ya es un buen resumen de las actitudes cristianas. Los verdaderos creyentes manifestarán estas actitudes en sus vidas, cada vez más mientras progresan en su caminar cristiano (2 Pedro 1:5-8). 


Los verdaderos discípulos que dan fruto, son quienes tienen la garantía de la seguridad eterna, y quienes perseverarán hasta el fin. Hay muchas Escrituras que confirman esto. Romanos 8:29-30 delinea la “Cadena Dorada” de la salvación, al señalar que aquellos que fueron conocidos desde antes por Dios, fueron predestinados, llamados, justificados, y glorificados—no hay pérdida por el camino. Filipenses 1:6 nos dice que la obra que Dios comenzó en nosotros, Él también la terminará. Efesios 1:13-14 enseña que Dios nos ha sellado con el Espíritu Santo, como una garantía de nuestra herencia hasta que la poseamos. Juan 10:29 afirma que nadie puede arrebatar las ovejas de Dios de Su mano. Son muchas las Escrituras que dicen lo mismo: los verdaderos creyentes están asegurados eternamente en su salvación. 

Por otra parte, los pasajes que advierten contra la apostasía sirven para dos propósitos principales. Primero, exhortan a los verdaderos creyentes a asegurarse de su “llamado y elección”. Pablo nos dice en 2 Corintios 13:5 que nos examinemos a nosotros mismos para ver si estamos en la fe. Si los verdaderos creyentes son seguidores de Jesucristo que producen fruto, como tales debemos ser capaces de sentir la evidencia de la salvación. Los cristianos producen fruto en diferentes grados, según su nivel de obediencia y sus dones espirituales, pero todos los cristianos producen fruto; y debemos ver la evidencia de ello mediante un auto-examen. 

Ahora bien, hay períodos en la vida cristiana donde no hay frutos visibles. Estos serían períodos de sequía y nos encontramos muchas veces en un desierto donde Dios trata con nosotros. Cuando un verdadero cristiano se examina a sí mismo y ve que no hay fruto reciente, esto debe conducirlo a un serio retorno a Dios. 

En colores

Leer: Apocalipsis 4:1-6
La apariencia del que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe y de cornalina, y alrededor del trono había un arco iris semejante en su apariencia a la esmeralda. (verso 3).
Cuando Xavier McCoury se puso los anteojos EnChroma que su tía Celena le regaló cuando cumplió diez años, estalló en llanto. Al ser daltónico, solo podía ver el mundo en matices de gris, blanco y negro. Sin embargo, con sus nuevos anteojos, vio por primera vez en colores. Su euforia al ver la belleza que lo rodeaba, hizo que sus familiares sintieran que presenciaban un milagro.
Ver el colorido radiante de Dios también generó una intensa reacción en el apóstol Juan (Apocalipsis 1:17). Ante la gloria del Cristo resucitado, Juan describió «un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris» (Apocalipsis 4:2-3).
Siglos antes, Ezequiel tuvo una visión similar: Sobre la bóveda que estaba sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro, y sobre la figura del trono había una semejanza, como de un hombre sentado en él. 27 Y vi una apariencia como de bronce refulgente, como una apariencia de un fuego dentro de ella en derredor, desde la parte de sus caderas hacia arriba; y desde sus caderas hacia abajo, vi que parecía como fuego y que tenía un resplandor alrededor. (Ezequiel 1:26-27). Aquella magnífica figura estaba rodeada de un arcoíris radiante (verso 28).

Un día nos encontraremos cara a cara con el Cristo resucitado. Estas visiones nos ofrecen un pequeño atisbo de la magnificencia que nos aguarda. Mientras celebramos la belleza de la creación de Dios aquí y ahora, vivamos anticipando la gloria que aún nos será revelada.
¡Qué experiencia tan maravillosa, Señor, será verte cara a cara!
¿Cómo reaccionas ante el color y la belleza de la creación? ¿Cómo agradeces a Dios por su maravilloso regalo?

El fundamento del carácter cristiano

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo:
Resultado de imagen de El fundamento del carácter cristiano—No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. 12 Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Lucas 2:8-12
En el prólogo de la carta a los romanos, Pablo dice que el Evangelio es la fuerza de Dios para salvar al mundo, que en él cree. Esta palabra llega hasta nosotros mediante la revelación de Jesucristo que recibe Juan de manos de Dios Padre (Apocalipsis 1:1).
Juan ve una puerta que se abre en el cielo, de donde saldrá la revelación de Dios (Apocalipsis 5:7). Esta Palabra emitida por Dios Padre, y revelada por Dios Hijo, llega a ser audible por el Espíritu Santo (Juan 16:13). La Iglesia ha sido facultada por Dios para que sea portadora del Evangelio, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación (2 Corintios 5:19).

El cristiano

Cuando hablamos de carácter cristiano, nos referimos a la forma de pensar y actuar de una persona, y como ésta entiende el Evangelio de Jesucristo. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos Mateo 5:16. La falta de carácter cristiano nos está llevando a un cristianismo de adeptos a una religión, con muy poco fundamento evangélico.
Lucas nos muestra el panorama de un pueblo que había encuadrado a Dios en esquemas y moldes de pensamiento religioso, los cuales no le permitieron percibir y entender al enviado de Dios. En Apocalipsis, encontramos a una iglesia que ha dejado su primer amor, infiel al proyecto de Dios. Obra que está muerta, y por último vemos a Cristo Jesús tocando las puertas de la iglesia para que lo dejen entrar.
¿Y qué pasa con la iglesia de este tiempo? La biblia, la palabra de Dios, es como una ventana en la que podemos ver el pasado; pero también es un espejo para ver el presente. Retomemos algunos ejemplos:
I. MUCHOS SE PREGUNTAN ¿DÓNDE PODEMOS ENCONTRAR A DIOS?

A. No saben cómo relacionarse con Dios.

1. ¿Dónde está el problema? En la misión de la iglesia, que se ocupa más en obligaciones religiosas que en anunciar el evangelio de Jesucristo. Aquí existe el riesgo de que muchos nunca lleguen a vivir la experiencia cristiana. (Mateo 5:13)
2. Dios está en las cosas pequeñas. No hay por qué buscarlo en lo admirable y majestuoso, sino en lo ordinario, lo cotidiano y en lo pequeño. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre (Lucas 2:12). Dios pasó enfrente del pueblo y no lo conocieron por falta de fe y carácter (Isaías 1:3)
3. ¿Dónde puedo encontrar a Dios? Dios se nos puede ofrecer cuando quiera y como Él quiera; en un anciano despreciado que vive en soledad, o en las lágrimas de un niño indefenso que necesita de nuestra ayuda (Mateo 25:40,45).

B. Visitas no gratas: La religión incapacita para poder encontrar a Dios.

1. Pastores y magos son los que se interesan por Jesús. ¿Dónde estaban los representantes de la fe del pueblo?; “sacerdotes y escribas”, representantes de un pueblo que decía estar al servicio de Dios, pero no conocieron a Dios (Mateo 21:31); les faltó carácter en su fe, la actitud religiosa los desvió de la fe (Mateo 21:43).
2. Nazaret, de donde nadie espera que pueda salir algo bueno, pero de lo insignificante pueden venir grandes cosas. La religión había anunciado a un Dios que causaba temor, pero Lucas trata de cambiar ese concepto, (Lucas 1:28-30) alégrate, el Señor está contigo, no tengas miedo.
3. El pueblo esperaba un mesías majestuoso; pero Dios se despojó de su rango, para hacerse uno de nosotros (Filipenses 2:6-7). Por eso aun su propia familia lo consideró como loco (Marcos 3:21).

lunes, 29 de julio de 2019

¿La Gracia de Dios sana o salva?

En el mundo evangélico de nuestros días se oye mucho hablar de la sanidad del cuerpo. Incluso muchos predicadores hacen uso de la frase “en el nombre de Jesús”, para impresionar a otros con sus aparentes prodigios y milagros.
Viene a cuento la pregunta de si habrán estudiado algo sobre la Divina Soberanía de Dios, pues parecen querer mover el poder de Dios a sus propios caprichos y antojos.
¿Sana Dios a todos? ¿Siempre será la voluntad de Dios sanar nuestros cuerpos de muerte? ¿Es otorgada la sanidad a todos los cristianos?
No hay la menor duda de que Dios tiene todo el poder para sanar y puede hacerlo a quien quiere y cuando Él quiere hacerlo; sin embargo, tenemos que aprender a vivir con nuestras enfermedades y dolores, y en medio de todo dar gloria a Dios quien nos permite respirar y existir todavía.

La mujer con flujo de sangre
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Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. (Mateo 9:20 y 21).
No sabemos la causa de la enfermedad de esta mujer, pero sí sabemos que sufría su pena y molestia en secreto. No se nos dice nada más, sino que se trataba de un "flujo de sangre", o sea de hemorragias, y que ya hacía doce años que padecía de estas. 
El evangelio de Marcos nos dice: y había sufrido mucho, había recurrido a los médicos y había gastado todo lo que tenía y nada le había aprovechado, antes le iba peor. (Marcos 5:26).
Después de muchos años así, hemos de suponer que su salud había decaído, y que se encontraba pálida y decaída. En cambio su fe era firme y enérgica, de tal manera que se había atrevido a mezclarse con la multitud para acercarse a Jesús en público; solo anhelaba tocar el borde del vestido del Señor.
Sabemos que como resultado de su acto de fe, la gracia de Dios fue derramada de una manera inmediata sobre ella, y Jesús le dijo:
Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. (Mateo 9:22). 
La gracia de Dios en este caso, no solo sanó sino que también salvó. Jesús hace un milagro inmediatamente, le concede la sanidad de su cuerpo y le asegura la eterna salvación de su alma. ¿Qué valdrá más: ser sanado en este mundo temporal o ser salvado de la perdición eterna?

Noemí: De la Amargura a la Alegría

“Así regresó Noemí, y con ella su nuera Rut la moabita, quien quería acompañarla de todo corazón. Regresaron, pues, de la tierra de Moab al inicio de la cosecha de cebada”.
(Rut 1:22)
Noemí tenía el corazón triste; se sentía afligida y amargada. Había perdido a su esposo y luego a sus dos hijos. En compañía de su nuera Ruth regresó a Belén de Judá. La ciudad estaba regocijada en volverla a ver, sin embargo, Noemí les dijo: ¡No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura! Rut 1;20
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Ella se había ido llena y años más tarde, regresaba vacía, sentía que no tenía nada. Pensaba que Dios la había afligido y castigado. Sin embargo, a pesar de las cosas tristes y negativas que ocurrieron en la vida de Noemí, algo muy bueno iba a ocurrirle. Dios obró de una manera hermosa en la vida de Rut y Noemí. Rut en verdad amaba a su nuera y la obedecía en todo lo que ella le dijera.
Dios permitió que Rut conociera a Booz y que hallara gracia delante de sus ojos. Este hombre al principio se mostró solidario, compasivo y les brindó alimento. Luego, cuando Rut le pide a Booz que extendiera el borde de su capa sobre ella, por cuanto él era pariente cercano, él estuvo de acuerdo. Booz la redimió, se casó con Ruth y amparó a Noemí. 
«13 Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. 14 Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; 15 el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. 16 Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. 17 Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. “Rut 4:13-17 (Reina-Valera 1960)
¡Qué lindo es nuestro Dios, que hace grandes maravillas! Permitió que Noemí pudiera sonreír en su vejez y que no estuviera amargada, y a Rut la premió por su fidelidad de tal modo que de su linaje vino nuestro querido Salvador Jesús.
Puede que tú sientas un dolor tan profundo que te parezca que ya jamás volverás a sonreír, que no hay posibilidades de que algo bueno te suceda. Pero en Cristo tú tienes un sinfín de esperanza, más que una esperanza sin fin.

Confía y espera en Dios, Él se encargará de obrar para que puedas volver a sonreír y gozarte de las obras que Él hace.

 

El Mesías Salvador

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Juan 3:16 Reina-Valera 1960.
El pueblo Judío le esperaba como el Mesías (significa ungido, debido a que a quienes iban a ser reyes de Israel se les vertía aceite). Quien de acuerdo a las profecías, libertaría a su pueblo y establecería el reino de DIOS. Cuando Jesucristo fue crucificado y el pueblo judío siguió bajo el yugo de los romanos, “el pueblo elegido de DIOS” dio por seguro que Él no era quien el Todopoderoso había enviado. No obstante, los planes del Altísimo iban más allá; por medio del sacrificio del Mesías, toda la humanidad puede ahora ser salva.
Jesus salvaToda la maldad, el pecado, y la enfermedad fueron sobre Jesucristo en la Cruz. Para que todo aquel que crea en Él sea libre de ello:
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53:4-5 Reina-Valera 1960.
El Mesías Salvador es el único que puede sacar de la oscuridad las almas y darles libertad. Solamente Él tiene el dominio y la potestad sobre la maldad. Sin importar cuál sea la cadena o pecado, su poder los quebranta. De igual manera, Jesucristo puede sanar a cualquier persona de sus enfermedades pues Él fue herido en la Cruz para sanarnos.
Todo lo que hay que hacer para recibir su salvación y sanidad es creer en Él y pedirle ayuda.

“Dios, reconozco que Jesús es tu Hijo, que pagó por mis pecados y el precio de mi plenitud. Perdona mis pecados. Líbrame de mis debilidades, enfermedades y cadenas. Lávame Señor Jesús con tu sangre, y déjame blanco como la nieve. Envíame a tu Espíritu Santo, oro esto en el nombre de Jesús, amén.”