Leer: Apocalipsis 4:1-6
La apariencia del que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe y de cornalina, y alrededor del trono había un arco iris semejante en su apariencia a la esmeralda. (verso 3).

Siglos antes, Ezequiel tuvo una visión similar: Sobre la bóveda que estaba sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro, y sobre la figura del trono había una semejanza, como de un hombre sentado en él. 27 Y vi una apariencia como de bronce refulgente, como una apariencia de un fuego dentro de ella en derredor, desde la parte de sus caderas hacia arriba; y desde sus caderas hacia abajo, vi que parecía como fuego y que tenía un resplandor alrededor. (Ezequiel 1:26-27). Aquella magnífica figura estaba rodeada de un arcoíris radiante (verso 28).
Un día nos encontraremos cara a cara con el Cristo resucitado. Estas visiones nos ofrecen un pequeño atisbo de la magnificencia que nos aguarda. Mientras celebramos la belleza de la creación de Dios aquí y ahora, vivamos anticipando la gloria que aún nos será revelada.
¡Qué experiencia tan maravillosa, Señor, será verte cara a cara!
¿Cómo reaccionas ante el color y la belleza de la creación? ¿Cómo agradeces a Dios por su maravilloso regalo?
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