jueves, 17 de marzo de 2016

¿Cómo, por qué y cuándo cayó del cielo Satanás?

La caída de Satanás del cielo está descrita en Isaías 14:12-14 y Ezequiel 28:12-18. Aunque estos dos pasajes se refieren específicamente al rey de Babilonia y al rey de Tiro, también hacen referencia al poder espiritual que estaba detrás de esos reyes, Satanás. Respecto a cuándo fue la caída de Satanás, estos pasajes describen por qué cayó, pero no dicen exactamente cuándo ocurrió la caída. Lo que sí sabemos es esto: Los ángeles fueron creados antes que la tierra (Job 38:4-7). Satanás cayó antes de tentar a Adán y Eva en el jardín del Edén (Génesis 3:1-14). Por lo tanto, la caída de Satanás debió haber ocurrido en algún tiempo después de que los ángeles fueron creados y antes de que él tentara a Adán y Eva en el Edén. Ya fuera que la caída de Satanás ocurriera pocos minutos, horas o días antes de que tentara a Adán y Eva en el jardín, la Escritura no lo dice específicamente.

Por otra parte, el libro de Job nos dice que al menos por un tiempo, Satanás aún tenía acceso al Cielo y al trono de Dios. “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo; De rodear la tierra y de andar por ella.” (Job1:6-7). Aparentemente, en ese tiempo Satanás aún se movía libremente entre el cielo y la tierra, hablando directamente con Dios y respondiendo por sus actividades. Se desconoce en qué momento Dios suspendió este acceso.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Profundo dolor y pérdida

Hay muchas cosas que nos pueden causar un profundo dolor, como el divorcio, la pérdida de un trabajo, la enfermedad o el óbito de un ser querido., etc. El dolor viene como en oleadas de tristeza que se disipan solo cuando llegan ciclos de sanidad. Reconocer este proceso cuando ocurre en su vida, le ayudará a soportar y aún a crecer a lo largo de esta triste experiencia. Este ciclo de sanidad no siempre ocurre en el mismo orden que viene a continuación, y algunas cosas suceden más a menudo que otras, pero todas son parte natural del proceso de luto. Recuerde que esto es normal y que ayuda mucho buscar auxilio.
-    Impacto inicial: es una intensa experiencia emocional que le puede dejar emocionalmente paralizado.
-    Liberación emocional: tiempo caracterizado por llanto, sollozos y/o sentimientos de profunda tristeza.
-    Soledad y depresión: un sentido de pérdida; la profundidad dependerá de lo dependiente que haya sido de la persona/la gente/las cosas involucradas.
-    Culpa – cuestionar las propias decisiones - “Pude haber hecho más” o “Debí haberlo hecho de otra forma”.
-    Enojo, culpa ajena, hostilidad: “¿Por qué me hicieron esto?” “¿Por qué Dios me hizo esto?”
-    Depresión: un sentido abrumador de apatía y de no poder continuar con la vida.
-    Reconocimiento de la pérdida: entendimiento de lo que perdió. Por ejemplo, quizás no solo perdió el trabajo, sino sus ingresos, su posición y su autoestima.
-    Agradecimiento: si perdió a un ser querido, aprecie los buenos recuerdos y la vida de esa persona.
-    Regreso de la esperanza: “La vida seguirá,” “Puedo lidiar,” o “Dios me sacará de esto.”
-    Regreso a la nueva rutina: aceptar la pérdida y ajustarse a ella.

Dando lo Mejor de Nosotros

Paul Claudel, diplomático y poeta francés, dijo: “la señal de que no amamos a alguien es que no le damos lo mejor que hay en nosotros”. El amor, más que con palabras, se alimenta de acciones, aunque no se puede negar que las palabras le dan sazón y complementan muy bien cualquier relación, no solo la de pareja.
Hay personas enamoradas que dicen que su pareja las hizo ser mejores personas. Es cierto, ya que cuando amamos a alguien sacamos lo mejor de nosotros, porque queremos agasajar y demostrarle a esa persona lo importante que es en nuestras vidas.
Nos arreglamos bien, nos perfumamos, nos engalanamos con lo mejor que tengamos y tratamos de ser de la mejor manera posible, porque deseemos que esa persona se sienta halagada y nos corresponda de igual forma.
Seguramente amamos mucho al Señor, sin embargo hay momentos en que nuestras actitudes y acciones demuestran lo contrario. A veces damos lo mejor de nosotros a los demás, pero a Dios no le dedicamos el tiempo que merece. Nos levantamos temprano porque debemos trabajar, estudiar o hacer deberes y tareas, y muchas veces nos olvidamos de sacar tiempo para orar y dar gracias a Dios por todas sus bendiciones; le comentamos nuestros planes y le pedimos sabiduría, permiso u orientación, cuando realmente ya hemos decidido tomar las riendas de nuestras vidas. Luego decimos: ¡Señor no me muestras tu voluntad! Pero ya hace rato que hemos decidido lo que vamos a hacer.

Decisión equivocada

En el libro de los Hechos se describe la ocasión en la que Pablo era trasladado como prisionero en un barco a Roma, enfrentándose a muchas dificultades durante el viaje debido a los vientos contrarios que los azotaban.
Motivo por el cual él advirtió al llegar a "buenos puertos", que el viaje seria desastroso tanto para el barco como para ellos, si continuaban. Sin embargo, el centurión  que comandaba el viaje, tomó la mala decisión de seguir adelante.
De este relato podemos aprender que existen cuatro factores que influyeron en el centurión para la toma de esta errada decisión:
La impaciencia. Se había perdido mucho tiempo en el viaje, lo que hizo que él se precipitará en seguir adelante desobedeciendo la voz de Dios.
El consejo de los expertos. Él solo oyó al timonel y al dueño del barco, confió en sus conocimientos, puso su fe en ellos y no en Dios.
La incomodidad. El puerto no era adecuado para invernarel centurión no podía aceptar quedarse mucho tiempo en un lugar que no fuera cómodo para él y...
La decisión de la mayoría. Todos, excepto Pablo, decidieron seguir, lo que hizo pensar al centurión que al ser mayoría tenían razón.
Puede que estos cuatro factores, estén presentes en alguna decisión que tengamos que tomar hoy. No obstante, si descansamos en Dios y recordamos que su tiempo es perfecto, si depositamos nuestra fe solo en Él, aceptando sus condiciones y confiando en que tiene y quiere lo mejor para nosotros, y si escuchamos su voz, verdaderamente guiará nuestras vidas y nos llevará a puerto seguro.

La Taza de Té

Un hombre calvo y demacrado se hallaba en su cama con la cara pálida. Le habían trasplantado la médula ósea porque tenía leucemia.
La enfermera Hanne Dina se le acercó, lo saludó y le preguntó si quería sopa. Él dijo que no, que solo quería dormir. Al rato Hanne le llevó la medicina y él se la tomó con cierto disgusto y volvió a hundirse en la almohada.
Hanne fue a la cocina del hospital y preparó para ella una taza de te, cogió una bandeja, colocó en ella la tetera y dos tazas y se dirigió al cuarto del enfermo preguntándole: ¿lo molesto si tomo el té aquí? Quisiera ver aquí las noticias mientras tomo el té.
Claro que no me molesta respondió. Ella enchufó el televisor mientras le decía: Traje una taza extra por si quiere té. Sí, ¿me sirve media taza?, por favor, respondió el enfermo.
Al día siguiente Hanne volvió con la bandeja y dos tazas, y así lo hizo una semana entera. El enfermo a los pocos días se fue: se había restablecido lo suficiente para irse a terminar su convalecencia en su casa. Cuatro meses más tarde, Hanne estaba en un centro comercial cuando oyó una voz potente. ¡Hanne, qué gusto en verla! La enfermera lo reconoció. Era el enfermo de la taza de té. Él la abrazó y presentándole a la esposa, dijo: “Ésta es Hanne, la mujer que me salvó la vida con una taza de té”.

martes, 15 de marzo de 2016

Jesús, Yo Confío en ti

¿Te puedo quitar tres minutos de tu valioso tiempo?
¿Por qué te confundes y agitas ante los problemas de la vida?
Cuando hayas hecho todo lo que esté en tus manos para tratar de solucionarlos, déjame el resto a mí.
Si te abandonas en mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.
No te desesperes, no me dirijas una oración agitada como si quisieras exigirme el cumplimiento de tu deseo. Cierra los ojos del alma y dime con calma... Jesús, yo confío en ti.
Evita las preocupaciones, angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder.
No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con total libertad.
Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro.
Dime frecuentemente “Jesús yo confío en ti”, y no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo.
Déjate llevar en mis manos, no tengas miedo. Yo te Amo.
Si crees que las cosas empeoraron o se complicaron a pesar de tu oración, sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.
Continúa diciéndome a todas horas “Jesús yo confío en ti ”
Necesito las manos libres para obrar. No te ates con tus preocupaciones inútiles, Satanás quiere eso, agitarte, angustiarte, quitarte la paz.
Confía solo en mí, abandónate en mí, así que no te preocupes, echa en mí todas las angustias y duerme tranquilamente…
Dime siempre “Jesús yo confío en ti ”, y verás grandes milagros,
Te lo prometo por mi amor.
Recuérdalo siempre, “Confía en mí”.


La sal de este mundo

MATEO 5:13-16 LA SAL DE LA TIERRA. Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. 
LA LUZ DEL MUNDO. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Reina-Valera 1995) 
la-sal-potencial-antimicrobiana-01¿Qué mensaje se está transmitiendo? Cada persona da testimonio de sus convicciones y prioridades según la manera como vive. Pero Jesús dijo que, para un mundo que nos observa, los creyentes debemos ser como la sal y la luz, que simplemente no pueden ser ignoradas. Si añadimos sal a la sopa, el mejor sabor es evidente; y cuando iluminamos una habitación, la oscuridad huye. Nuestro carácter, conducta y conversación deben constituir una declaración fuerte y clara de la importancia de DIOS, de la necesidad de Jesucristo, y el poder del Espíritu Santo.
Para vivir de una manera que glorifique al Señor, debemos comenzar por la lectura y el estudio de las Sagradas Escrituras. Al meditar en su Palabra, DIOS nos habla, y nosotros asimilamos gradualmente sus principios. Esto nos permite influir positivamente al mundo.

Deseo

Título realmente insinuante para un escrito. Pero la verdad es que la palabra “deseo” está en nuestra naturaleza humana, la gran mayoría de veces con connotaciones que en nada honran nuestra vida. Pero el deseo bien dirigido puede tener grandes resultados.
deseoInherente al deseo hay un gran poder en nuestra vida. El deseo es capaz de movilizarnos hacia una meta, de animarnos y de mantenernos vigentes y con vida para avanzar hacia el cumplimiento de otros deseos, distintos o de la misma naturaleza.
Existen cuatro tipos de deseos: materiales, de realización, relacionales y físicos. Los materiales dan cuenta del anhelo de tener una casa, un coche, cierta vestimenta, algún aparato tecnológico o dinero para emprender un viaje, todos deseos puestos en el corazón por parte de Dios, ya que el gusto por la belleza es de naturaleza divina y el disfrutar de todas estas cosas de la manera correcta, sin que se vaya la vida en obtenerlos, no tiene por qué ser algo malo, ya que es Dios quien nos da la oportunidad de que disfrutemos de estas comodidades y elementos que pueden mejorar nuestra calidad de vida. 
Es acertado este punto de vista porque muchas veces se ha asociado la pobreza al evangelio, o sea, que solo siendo de la condición pobre obtienes los dones de parte del Señor. Esto ha sido durante años una gran mentira que se ha transmitido de manera generacional. No tiene nada de malo desear tener estos bienes y trabajar por ellos, porque una vez que los tenemos podemos honrar a Dios por regalarnos la posibilidad de disfrutarlos.

Estado civil: Emocionalmente abandonada

“Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo”.
(2 Corintios 4:8 – 10 NVI)
Me rindo, bajo los brazos y no lucho más, es la resolución que un corazón roto declara en la medida que llora su frustración y derrota. Sé que hay esperanza, porque antes viví la misma escena oscura en la cual la tristeza ahogó mis emociones, lo que me lleva a pensar que estoy condenada a la soledad, mientras la bruma me cobija del frío intenso del desamor.
abandonadaNací para ser amada y he sido rechazada, humillada, despreciada y traicionada, no una sino varias veces. Sueño con un nuevo panorama en donde el sol brille y me dé su calor sin condiciones, en el que pueda ser valorada sin señalamientos de ninguna clase.
Reconozco mi debilidad y mis faltas, no soy perfecta aunque mi apodo sea "santurrona" y en mis oídos retumben las flechas venenosas del odio, el resentimiento y la desidia, que la falta de perdón construye en el corazón del ser amado.
Sí, aposté y se me olvidó que los juegos de azar son pecado, me arriesgué a creer que podía ser diferente, pero encontré el grito aterrador de la destrucción.
Pasó un huracán por mi vida y arrasó nuevamente lo construido en bases de arena movediza, en cimientos agrietados por los errores del pasado. Me hundí en mi propio vómito, volví al lugar a donde jamás pensé regresaría, al punto inicial de todo, aquella noche en la que renegué de mi fe por la decepción, el desánimo y el abandono.