jueves, 12 de octubre de 2017

Compañero de oración perfecto

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. Romanos 8;34
Pocas cosas suenan mejor que escuchar la voz de un ser querido orando por ti. Cuando oyes que un amigo ruega por ti con compasión y discernimiento espiritual, es como si un anticipo del cielo te tocara.
¡Qué bueno es saber que, por la bondad de Dios, nuestras oraciones también pueden impactar el cielo! A veces, cuando oramos, quizá luchamos para encontrar las palabras pareciendo incapaces de hacerlo, pero Jesús les enseñó a sus seguidores «sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar» (Lucas 18:1). La Palabra de Dios nos muestra que podemos lograrlo porque Jesús mismo «está a la diestra de Dios» e «intercede por nosotros» (Romanos 8:34).

Nunca oramos solos porque Jesús está orando por nosotros. Nos oye orar e intercede ante el Padre a nuestro favor. No debemos preocuparnos por la falta de elocuencia, ya que Él entiende mejor que nadie. Jesús nos ayuda presentando nuestras necesidades ante Dios. También sabe si lo que pedimos es o no es bueno para nosotros, y responde con amor y sabiduría perfectos.
Jesús es el compañero de oración perfecto; el amigo que intercede por nosotros con bondad ilimitada. Sus oraciones son inefablemente hermosas y deben instarnos a orar siempre con gratitud. 
Señor Jesús, gracias por interceder por mí con amor. Ayúdame a amarte y servirte hoy con mis oraciones.
No hay mayor privilegio que orar con Jesús.

Momentos

Hay momentos dulces, hay momentos tiernos, hay momentos grandes, momentos pequeños, momentos altos, anchos, inolvidables, memorables, lindos, especiales, felices, inquebrantables, tristes, hay momentos inalterables, hay momentos insuperables y hay momentos inexplicables… como ahora.
Toda nuestra vida se compone de momentos; algunos llegan a ser la expresión absoluta de la felicidad, pero siempre está el lado contrario, la expresión absoluta de la tristeza.
Resultado de imagen de MomentosPasamos de momentos a momentos, tratando de vivir una vida agradable para Dios. Un día estamos seguros de lo que tenemos y al otro día, en solo un momento, todo cambia de la manera más abrupta, sin pedirnos permiso, sin carta de invitación, sin previo aviso; solo cambia, y cambia todo lo que creíamos seguro, en un solo momento.
Hay momentos en los que no entendemos el porqué de que sean tan difíciles de explicar, momentos en los que la vida da un giro de 180° y quedamos de espaldas a la realidad. Momentos incomprensibles.
Dios tiene definitivamente un propósito, eso es seguro, pero todos en algún momento nos hemos preguntado: ¿Por qué está pasando esto? Y hemos dicho “Dios, por favor, ayúdame, porque no entiendo nada de lo que está pasando en este momento”, momentos inciertos, momentos sin luz.
Muchos, por no decir todos, sentimos impotencia en algo, en alguna área, al no poder comprender qué es lo que pasa, cuál es el propósito, qué es lo que Dios quiere. Momentos pensantes, momentos de solo creer....
Es completamente cierto que Dios es el dueño absoluto de nuestras vidas, pero no todo lo que nos pasa en ciertos momentos es porque Dios tenga algo que ver. Algunos de nuestros momentos son provocados por nosotros mismos, por nuestras actitudes, por nuestra incredulidad, por nuestra desobediencia, por nuestra falta de fe; por eso siempre hay que preguntarnos si estos momentos no son culpa nuestra y examinar cuándo hemos hecho algo para que esto ocurra. Momentos premeditados, momentos inminentes.
Otros momentos vienen de improviso, llegan por sorpresa y cambian todos nuestros planes; momentos que no pensamos volverían, momentos que no esperamos en la melancolía, momentos que negábamos, momentos que estaban borrados; pero que cuando menos lo pensamos aparecen, momentos insolentes.
Para todos los que están pasando por momentos de tristeza, porque para la felicidad no hay cura, Dios es fiel, amigo, Señor, Omnipotente, Omnipresente, Omnisciente, y Él nunca nos ha dejado solos, ni lo hará mientras tengas claro que Él es el Señor de tu vida.

Crecer lleva tiempo

… siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo (Efesios 4.15).
El primer día en preescolar, a la pequeña Charlotte le pidieron que dibujara un autorretrato. Su obra de arte era un redondel para el cuerpo, una cabeza ovalada y dos ojos redondos. El último día de escuela, le pidieron que hiciera lo mismo. Esta vez, mostraba a una niñita con un vestido de colores, un rostro sonriente con sus distintos rasgos y unos hermosos bucles rojos. Era una tarea sencilla que demostraba cómo actúa el tiempo en la madurez.
Aunque aceptamos que se requiere tiempo para que los niños maduren, podemos impacientarnos con nosotros mismos o con otros creyentes al ser lentos para crecer espiritualmente. Nos alegramos cuando vemos el «fruto del Espíritu» (Gálatas 5:22-23), pero nos descorazonamos al tomar una decisión pecaminosa. El escritor de Hebreos habló de esto: «Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido» (Hebreos 5:12).
Oremos unos por otros para crecer en Cristo, y ayudemos con paciencia a quienes aman a Dios pero parece costarles crecer espiritualmente. «Siguiendo la verdad en amor», animémonos mutuamente para que «crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo» (Efesios 4:15).
Señor, ayúdanos a animarnos unos a otros.
La verdad dicha con amor puede guiarnos a madurar en Cristo.

lunes, 9 de octubre de 2017

El vacío en el corazón del ser humano

Génesis 1:2 La tierra era un caos totallas tinieblas cubrían el abismoy el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas.
Dios vino al ser humano y encontró en él una tierra en un total caos (su corazón), en desesperanza,  sin consuelo, abrumado por sus problemas; la oscuridad nublaba su vista y su entendimiento ocasionando en su vida un caos total. Pero había una esperanza para el ser humano. El Señor Espíritu Santo estaba sobre nosotros mirando nuestra situación y dijo Dios: es necesario llenar al hombre de amor, vamos a derramar sobre él nuestra misericordia para que logre alcanzar la salvación.
Juan 3:16 Amó tanto Dios al mundoque no paró hasta dar a su hijo unigénitoa fin de que todos los que creen en él no perezcansino que vivan vida eterna. 17 Pues no envió Dios su Hijo al mundo para condenar al mundosino para que por su medio el mundo se salve.
Hoy en día el ser humano anda buscando saciar su alma, encontrar la paz y el amor, pero no se recuerda que Jesús dijo: Venid a mí todos los que estéis cargados y cansados y yo os haré descansar. Mateo 11;28. Es una promesa de Jesús el hijo de Dios, enviado para poder alcanzar salvación y vida eterna, ya que por la misericordia de Dios y el amor hacia nosotros los seres humanos, preparó el plan perfecto de salvación y vida eterna, enviando a su hijo amado a tomar nuestro lugar, condicionado, eso sí, a que sea una decisión de cada uno el ser libre, feliz y vivir en paz con todos los que le rodean. Tú tienes libre albedrío, y solo tú puedes decidir recibir y aceptar a Jesús como tu único y suficiente salvador.
En el corazón del ser humano hay un vacío, un espacio que aún no ha podido llenar, y éste, con el afán de ser feliz, lo llena con muchas cosas perecederas, cosas mundanas que tienen caducidad; no así el gran amor y la misericordia de Dios, nuestro padre Celestial. El ser humano, en su afán de encontrar la verdadera felicidad, comete grandes errores, llena el vacío de su ser interior con licor, drogas, violencia, marihuana, mujeres fáciles (adulterio, fornicación), armas, malas compañías, actitudes deshonestas (extorsión, tráfico de drogas, niños, mujeres, etc.), ansias de poder (amasar riquezas) y muchas cosas más que un día desaparecerán; y aún así todo esto no lo llena, no lo satisface, no lo hace feliz porque todo esto es pasajero, y todo lo pasajero tiene un tiempo de vida y caduca, y ya no sirve para nada. Pero Jesús nos dejó la enseñanza de que Él era el todo, el complemento de todos, y el único que puede a la perfección llenar el vacío del corazón de los seres humanos.

Mi Amigo Harry

Se ha dicho que los ángeles están en todos lados. Son descritos como seres que vienen a ayudarnos, enseñarnos y protegernos en tiempos de peligro. Pueden ser del género masculino o femenino, jóvenes o viejos. Puede que nos hayamos topado con un ángel en nuestra vida.
Imagen relacionadaPara alguna gente que no conocía a Harry, él era solo un ciudadano más de la tercera edad. Para mí, él era un mentor, un consejero, un buen oidor, pero sobre todo, mi amigo. Harry siempre tenía tiempo para mí cuando lo llamaba por teléfono con algún problema de fontanería. Siempre solía decir: “¿Cómo estás muchacho?”
Siempre sería un muchacho para Harry, quien era lo suficientemente viejo para ser mi padre, pero yo lo veía más como el abuelo que nunca conocí. Era bondadoso, paciente y un buen oidor. Conversábamos a menudo de los buenos tiempos de antaño cuando él era un muchacho y cómo había visto las cosas cambiar.
A menudo hablaba de su abuela y su puesto de periódicos, además de los tiempos en que solía nadar en el Río Oriental, los lugares en los que había trabajado y cosas por el estilo.
Me traspasó mucho de su conocimiento sobre fontanería en nuestras frecuentes charlas, y me inspiraba a confiar en las cosas que había aprendido de él y en el empleo. Aún recuerdo cuando un cliente vino a la tienda en busca de ayuda. Comencé a alejarme sintiéndome inseguro de mí mismo, y Harry dijo: “Adelante, muchacho, tú puedes hacerlo, tienes que dejar el nido alguna vez y ahora es el momento”. Tenía razón.

Fe renovada

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió (Hebreos 10:23).
Cuando nuestro hijo luchaba contra su adicción a la heroína, si me hubieran dicho que Dios usaría nuestra experiencia para alentar a otras familias con este tipo de lucha, me habría resultado difícil creerlo. Pero Dios tiene la forma de sacar cosas buenas de circunstancias difíciles, que no siempre es fácil de ver en el momento.
El apóstol Tomás tampoco esperaba que Dios sacara algo bueno del mayor desafío de su fe: la resurrección de Jesús. Él no estaba con los otros discípulos cuando Jesús apareció después de resucitar, y en su profunda angustia, insistió: —Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré. (Juan 20:25). Pero después, cuando Jesús se les apareció a todos, del polvo de las dudas de Tomás el Espíritu de Dios le inspiró una sorprendente declaración de fe. Cuando Tomás exclamó: «¡Señor mío, y Dios mío!» (verso 28), captó la verdad de que Jesús era Dios en carne y estaba parado delante de él. Su valiente confesión de fe serviría de estímulo e inspiración para los creyentes de todas las generaciones.

Nuestro Dios puede inspirar una fe renovada en nuestros corazones, cuando menos lo esperamos. Podemos depender siempre de su fidelidad. ¡Nada es difícil para Él!
Señor, gracias porque tu amor supera nuestras dudas.
Dios puede transformar nuestras dudas en firmes declaraciones de fe.

viernes, 6 de octubre de 2017

¿Obras o una buena Relación?

Muchas personas intentan obligar a Dios mediante sus obras. Pero no es esto lo que mueve a Dios, porque lo que Dios mira es el corazón.
obras, frases cristianas, charles spurgeonOí una historia acerca del suegro de mi tío, en Jaffa. Era un hombre muy religioso que pensaba que sus obras obligarían a Dios a contestar a sus oraciones por más hijos.
Pensó que la única manera de lograr lo que quería era probarle a Dios que era realmente religioso, y deci­dió demostrar su devoción a Dios yendo de su casa al templo de rodillas. Cuando al fin llegó a la iglesia des­pués de su doloroso recorrido, sus rodillas estaban sangrando y lastimadas. Seguro de que el cielo se había conmovido por su demostración de devoción y reli­gión, le hizo a Dios su petición.
Esperó y esperó, pero no hubo respuesta. Con el tiempo se convirtió en un recalcitrante ateo, cuyo co­razón estuvo lleno de odio hasta el día en que murió. Murió sin darse cuenta de que Dios no estaba buscando una demostración externa de la carne, sino un compromiso interno del corazón.
Cuando los tres jóvenes hebreos estaban a punto de ser arrojados al horno de fuego después de rehusar adorar a la estatua de oro, su amor por Dios y su fe en Él fueron firmes y sin vacilación. Dijeron:
He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará» (Daniel 3.17).
Su amor por Dios hizo fácil el sacrificio porque se mantuvieron firmes en su fe. No se postraron, no se inclinaron, ¡y no se quemaron!

Actitudes que nos llevan a la condenación

Debemos tener claro que hay UNA SOLA ACCIÓN que condena a las personas al infierno eterno: rechazar a Cristo como su salvador.
Veamos cuáles son las actitudes que llevan a las personas a la condenación eterna, actitudes del corazón que llevan a las personas a rechazar a Cristo como su salvador.
Imagen relacionadaI. BUSCAR EL CONSUELO DE NUESTRA VIDA EN LAS COSAS Y NO EN DIOS (Lucas 6; 24)
El versículo nos habla de los ricos, pero no de todos los ricos en general, sino de los ricos que han puesto su corazón en las riquezas, que su consuelo está en las cosas materiales y no en Dios.
Pero tenemos que reconocer que no solamente los ricos tienen su consuelo en las cosas, en el dinero, en las personas, sino que también hay millones de personas que quieren llenar el vacío de su corazón con las cosas y rechazan el amor de Dios para sus vidas.
Son personas que no comprenden que el dolor o el sufrimiento que les ha tocado vivir es parte del plan de salvación de Dios para sus vidas, para que lo busquen, para que encuentren en Dios su consuelo y que Él sane sus heridas del corazón.
Rechazan el amor de Dios y buscan llenar ese vacío con dinero, con bienes materiales, con parejas sentimentales, con títulos académicos, con vehículos, con posiciones laborales, etc., pero desgraciadamente nunca pueden llenarlo, pues no es un vacío material sino espiritual; lo carnal, lo humano, lo material en nada aprovecha para el vacío espiritual del corazón (Juan 6:63).

Siempre se ha tratado de ÉL

Entristece mucho conversar con jóvenes o adolescentes que están “cargados” y se sienten presionados por el hecho de seguir los caminos de Dios. Preocupa lo que hacemos como “adultos” y cuánto nos importa dar un modelo de Iglesia más que de Cristo. Cuando se conoce a Cristo y éste se revela a nuestra vida no tenemos nada más que felicidad y libertad en nuestro corazón, pero cuando después de este importante paso nos llenamos de cargas y obligaciones como creyentes, difícilmente nos vamos a sentir felices o realizados.
Apena ver a jóvenes sobre-exigidos y demandados en la iglesia, cuando están agotados después de una larga y pesada jornada universitaria o escolar, y se les obliga a inscribirse en un horario de oración y ayuno, o bien, a algún curso que se hace cerca de las nueve de la noche, después de haber estado TODO el día lejos de su casa, con hambre y sueño. Enoja que no se entiendan los procesos ni se respeten los llamados, pues todos somos distintos, (¡gracias a Dios!), y nos mueven distintas tareas y cosas dentro de la iglesia, entendida como templo o espacio físico. Sin embargo esta exigencia durante años en círculos cristianos, vemos cómo cada vez aumenta el desencanto por comprometerse con un trabajo eclesiástico que demanda priorizar otras actividades. Frecuentemente vemos que hay muchos jóvenes universitarios, por ejemplo, que son brillantes en sus instituciones académicas, que los promocionan y hablan bien de ellos y, en contraste, muchas veces en las iglesias ni siquiera sus nombres son conocidos. Tal vez los jóvenes y adolescentes experimentan esta realidad con más fuerza, pero parece preocupante que el mismo lugar físico que permitió que alguien conozca a Cristo sea ahora el que lo muestre a un mundo de exigencias y tareas obligadas.