Entristece mucho conversar con jóvenes o adolescentes que están “cargados” y se sienten presionados por el hecho de seguir los caminos de Dios. Preocupa lo que hacemos como “adultos” y cuánto nos importa dar un modelo de Iglesia más que de Cristo. Cuando se conoce a Cristo y éste se revela a nuestra vida no tenemos nada más que felicidad y libertad en nuestro corazón, pero cuando después de este importante paso nos llenamos de cargas y obligaciones como creyentes, difícilmente nos vamos a sentir felices o realizados.
El fin de semana conversó conmigo mi líder de jóvenes, y muy sabiamente me dijo que ella creía que si yo no hubiese tenido tiempo para trabajar con los adolescentes lo más probable es que me hubiese ido de la iglesia, no de la que asisto, de cualquier sistema eclesiástico. Y tiene toda la razón. Con esto no estoy diciendo que esté disconforme con mi iglesia ni mucho menos, solo estoy intentando reflejar una realidad con la que todos en algún momento nos hemos encontrado y hemos tenido que tomar una determinación: me alejo o me quedo.
Cuando decido alejarme me decepciono, sufro, me duele, y lo más probable es que me sumerja en una serie de pensamientos que poco o nada servirán para que salga adelante. Sin embrago, si me quedo el desafío es mayor, pues tengo que preguntarme por qué me quedo…mejor dicho, POR QUIÉN ME QUEDO. Ante esta pregunta de alto impacto tomo una determinación: si me quedo por amor a Dios me hago libre de la gente... para poder servir a la gente. No espero estar más de acuerdo que cumplir con aquello que arde en mi corazón.
Lo más relevante de todo esto, es que no se trata solo de ti, se trata solamente de Él. Me encanta un pasaje que sale en el libro de Gálatas 1:10 (NTV) que dice:
“No es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo”
Y aquí está la gran receta para cuando me decepciono o algo no me gusta, entender que no se trata de mí y de que mi intención no es hacer por hacer, sino hacer porque soy un siervo de Dios. Cuando logro entender esto soy LIBRE, pero lo mejor de todo es que puedo servir a Dios sin importar si todos están conmigo o si camino totalmente solo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario