viernes, 29 de enero de 2016

Deja que el Río corra

El Mar Muerto, situado entre Israel y Jordania, es famoso por ser el punto más bajo de la superficie terrestre. Es también una buena atracción turística por sus saludables balnearios, a los que se dirigen muchos para tomar baños de agua salada, y comprar cosméticos elaborados con el lodo de ese mar.
¿Por qué lo denominan Mar Muerto? Diferente a la mayoría de los grandes lagos, este no tiene salida. El río Jordán fluye hacia el Mar Muerto pero no hay circulación a la inversa. Sin compartir lo que recibe, muere.
Lo mismo se aplica a los seres humanos. Cuando recibimos dones de talento, educación, capital financiero, u otros recursos, podríamos pensar que al compartirlos con otros, quedaría menos para nuestro disfrute personal.
Sin embargo, cuando no ofreces de ti mismo a otros, una parte de tu ser muere.
Como el Dr. David Livingstone comentara en una ocasión:
Las personas hablan del sacrificio que he hecho, pasando
en África gran parte de mi vida. ¿Puede esto ser llamado
sacrificio, cuando solo es admitir una gran deuda con nuestro
Dios que nunca podremos pagar? ¿Es un sacrificio algo que te
recompensa con salud, con la conciencia de estar obrando bien,
con paz mental y la esperanza de un glorioso
destino? Enfáticamente, considero que no es un sacrificio. Más bien es un
privilegio…  De esto no podemos ni hablar, si recordamos
el gran sacrificio que Él hizo, dejando el trono de Su Padre
en lo alto para darse a Sí mismo por nosotros.

Permitamos que el río del amor de Dios fluya de nosotros hacia todos los que nos rodean.
Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios. Hebreos 13:16

jueves, 28 de enero de 2016

¿Dios aún realiza milagros? ¿Por qué Dios ya no hace milagros como los hizo en la Biblia?

Cuando Dios realizó poderosos y asombrosos milagros para los israelitas ¿lograron estos milagros que ellos lo obedecieran? No, los israelitas desobedecieron una y otra vez y se rebelaron contra Dios, a pesar de presenciar todos esos milagros. La misma gente que vio a Dios abrir las aguas del Mar Rojo, dudó más tarde si Dios sería capaz de llevarlos a dominar a los habitantes de la Tierra Prometida y conquistarla. Veamos la parábola en Lucas 16:19-31. En ella, un hombre en el infierno le pide a Abraham enviar a Lázaro de entre los muertos para advertir a sus hermanos. Abraham le dijo al hombre que, “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31).

Jesús realizó incontables milagros, sin embargo, la gran mayoría de la gente no creyó en Él. Si en la actualidad Dios realizara milagros como los que hizo en el pasado, ocurriría el mismo resultado. La gente quedaría asombrada y creería en Dios por un corto tiempo. La fe sería superficial y desaparecería en el momento en que algo inesperado o amenazante ocurriera. Una fe basada en milagros no es una fe madura. Dios realizó el milagro más grande de todos los tiempos al venir al mundo en la forma humana de Jesucristo, para morir en la cruz por nuestros pecados (Romanos 5:8), para que pudiéramos ser salvados (Juan 3:16). Dios aún realiza milagros, aunque muchos de ellos simplemente pasan inadvertidos o son negados. Sin embargo, no necesitamos más milagros. Lo que necesitamos es creer en el milagro de la salvación a través de la fe en Jesucristo.

¡Bienvenido a casa!

… cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia… Lucas 15; 20.
Cuando estábamos atravesando un desafío muy particular con nuestro hijo, un amigo me llamó después de una reunión en la iglesia y me dijo: Quiero que sepas que oro por ti y por tu hijo todos los días. Y agregó: ¡Me siento culpable!
¿Por qué?, le pregunté.
Porque nunca tuve que lidiar con hijos descarriados, respondió, encogiéndose de hombros. Mis hijos se ajustaron bastante a las reglas. Pero no fue por lo que yo hiciera o no. Ellos toman sus propias decisiones.
Quise abrazarlo. Su compasión fue un regalo de Dios que me recordó que el Padre entendía mi lucha.
Nadie comprende mejor la lucha los con hijos descarriados que nuestro Padre celestial. La historia de ese joven, en Lucas 15, es la nuestra y la de Dios. Jesús la relató para beneficio de todos los pecadores que necesitan desesperadamente, volver a la casa de su Creador y descubrir la calidez de la comunión amorosa con Él.
Jesús es Dios encarnado, quien nos ve desde lejos y nos mira con compasión. Es Dios corriendo hacia nosotros para abrazarnos. Es el beso del cielo que da la bienvenida a casa al pecador arrepentido (verso 20).
Dios no solo deja la luz encendida en la entrada, sino que está afuera observando, esperando y llamándonos para que volvamos a casa.
Señor, que nuestros hijos descarriados vuelvan a ti.

Tu amor, tu perdón, mi Salvación

Cuando era niña, una pregunta invadió mi mente durante todo ese tiempo: si Dios creó al hombre y a la mujer y luego ellos le desobedecieron, ¿por qué el Señor no los hizo caer en un sueño profundo del cual no volvieran a despertar? ¿Por qué Dios no volvió a crear al hombre y a la mujer sin que conocieran el pecado? Puede que hoy todo fuera diferente, tal vez no estaríamos aquí.
Repasando el libro de Génesis, encontré que:
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
(Génesis 1:27 RV60)
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
(Génesis 2:16-17 RV60)
Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
(Génesis 3:22-23 RV60)
Nuestro Señor estaba enojado con Adán y Eva, que por haber desobedecido su mandamiento fueron expulsados del Edén, y junto a ellos arrastraron en su caída a toda la Creación. Pero el enojo de nuestro Señor no duró para siempre, pues su amor fue más grande y envió a su único Hijo a morir por nuestros pecados.
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
(Isaías 9:6-7 RV60)
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
(Mateo 1:21 RV60)
En estos versículos está resumida la respuesta. La Biblia fue inspirada por su Autor (II Timoteo 3:16) para que hoy podamos leerla, recibirla, entenderla, y aceptar los mensajes que nos deja y entrega nuestro Padre para afrontar la vida, esta vida. La biblia es la Palabra que el Señor tiene para nosotros; cada hecho, cada historia que hay en ella, son mensajes de amor para nosotros. Jehová Dios, Nuestro Señor, nos creó semejantes a su imagen en cuerpo, alma y espíritu. Enfadado, sí, mas su enojo con nosotros no duró para siempre, pues su amor fue mucho más grande y eterno; tuvo compasión, misericordia de nosotros.
No permitió que Adán y Eva probaran del árbol de la vida, pues viviríamos para siempre en el pecado y eso no es lo que quiere el Señor, por eso los desterró del Edén. Vivimos en un mundo donde el pecado se expande cada vez más de generación en generación. Viviremos una vida aquí en este mundo, pasaremos por el desierto, por pruebas, por tormentas, y el enemigo tratará de confundirnos, de engañarnos, mas la justicia, el amor y la protección de Dios estará con nosotros. No somos merecedores de su misericordia, de su amor; por desobediencia estamos aquí.

¿Cómo servir a Dios?

Cuando se nos presentan oportunidades de servir a Dios, no siempre reaccionamos de la manera que Él merece. Quizá sea por creer que nuestra agenda está demasiado saturada o por sentirnos poco capaces.
Estas respuestas cierran la puerta antes de que sepamos si el Señor quiere o no que la atravesemos. Quizá nunca haya pensado que negarse a servir a Dios es una forma de idolatría, pues eso es doblegarse a sí mismo en vez de someterse a Él.
flores rojas
El Señor quiere que sus siervos estén dispuestos, primero, a hacer lo que sea; y después, a buscar y conocer su plan específico para ellos. Una vez sabido el plan, Dios dota de manera especial a sus seguidores para que le sirvan conforme a su voluntad, pero cuando ya hemos decidido que no podemos hacerlo, que no lo haremos, o que no estamos bien preparados, estamos actuando de acuerdo con nuestra voluntad, y eso no está bien.
Usted puede servir al Señor como buen padre, o como quien habla del evangelio a sus compañeros de trabajo, o como amigo que escucha a quienes estén sufriendo. No hay ninguna restricción en lo que Dios puede hacer con un ayudador dispuesto. Y el poder de su Espíritu supera las limitaciones humanas. ¿No se siente usted lo suficientemente valiente? Dios puede cambiar eso. ¿No tiene las aptitudes adecuadas? Dios puede cambiar eso.
Dejar a un lado las excusas es lo más sabio que podemos hacer para servir a Dios. Confíe en que el Señor le capacitará para hacer lo que Él le pida, y que se ocupará de dotarlo y prepararlo debidamente (Efesios 2.10; 2 Timoteo 3.16, 17). Lo único que Él le pide es que diga “Sí”.

miércoles, 27 de enero de 2016

Anhelando un hijo

Los hijos son el regalo más hermoso que Dios nos concedió, esos pedacitos de mami y papi que, con el toque de amor y ternura de Dios, alegran las vidas de quienes les rodean. Dios usa a estos pequeños inocentes como instrumento en sus manos, para reconciliar familias derramando lazos de unión y de amor donde había pleitos y división, o como un incentivo de fe para las mujeres que piensan que no pueden concebir. Con fe todo es posible.
Si aún no ha recibido esa bendición debe saber que Dios estableció un tiempo para todo. Eclesiastés 3:1-8.
Ponga en práctica 3 principios de Fe que le ayudarán a entender que no dependemos de ciencia ni apostasía, sino del Poder y Soberanía de Dios:
1. Espere el tiempo de Dios.
En Eclesiastés 3:11 vemos cómo el predicador expresa lo maravilloso que es entender la obra que Dios hace en su tiempo perfectoTodo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre, sin que éste alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin.
Vivimos en un mundo lleno de maldad, por lo que a menudo se cometen injusticias que no son desapercibidas para Dios, como por ejemplo, que en la actualidad sobreabunden niñas desorientadas que a temprana edad se entregan a pasiones, y en su euforia no son capaces de razonar los sucesos que desencadenan sus acciones, y para ocultar sus errores deciden acabar con la vida de un ser inocente apenas formado, cuando es mejor tenerlo y darlo en adopción a otras mujeres que piden a gritos la dicha de ser mamá.
No debe ser fácil estar en tu lugar amada hermana, pero debes comprender que si estás pasando por este proceso es por un propósito de Dios. Sí, de acuerdo, son inexplicables e injustas las cosas que se dan en la actualidad, pero Dios no es ajeno a tu situación.
Ponga en práctica 2 frutos del Espíritu Santo que le enseñarán cómo esperar el tiempo de Dios:
-Fe
-Paciencia
Santiago 1:3 “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.
Tal vez su fe esté siendo probada, entonces espere pacientemente el tiempo de Dios.
En Lucas 1:5-25 encontrará la obra maravillosa que Dios hizo en la vida de Elisabet y Zacarías, quienes en su vejez concibieron un hijo que habían pedido a Dios en sus oraciones.

Mi Vida se Acabó

 “El único lugar donde tu sueño se vuelve imposible es en tu pensamiento.”

Hace poco tuve una conversación con alguien que me dijo: “mi vida se acabó, no le encuentro sentido, soy un fracasado en todo, perdí la ilusión…” Cada una de sus palabras estaban marcadas por la frustración, y como esta persona hay muchas que piensan que sus vidas no están yendo a ninguna parte.
Personas que han perdido o están a punto de perder su matrimonio, su familia. Personas que han perdido su trabajo o negocios. Personas que han perdido su ministerio... Para ellos la vida se ha acabado, piensan que no pueden volver a tener una relación, que nadie los va a contratar, que no tendrán oportunidad de servir. Sus pensamientos les hacen volverse más temerosos, desconfiados, pesimistas y deprimidos.
Estas personas que han perdido sus sueños, lo que en realidad han perdido es la falta de propósito. Necesitan descubrir su propósito para no pasar el resto de sus vidas cometiendo errores, sintiéndose con sentimientos de fracaso. Necesitan entender que su propósito debe ser mayor que los desafíos que se les presentan en la vida.
Mi propósito tiene que ver con la misión especifica en mi vida, que exige un cumplimiento por mi parte. Nadie más puede hacerlo. Cada uno de nosotros ha sido creado con un propósito.
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.” Efesios 2:10 (NVI)
Somos hechura suya, somos poesía, somos un regalo, somos su obra maestra, creados para buenas obras, para grandes cosas, para resultados extraordinarios.
Mi responsabilidad es poder identificar mi propósito, y algunas preguntas son claves para identificarlo:
¿Qué estoy buscando? ¿Qué es lo que me apasiona? ¿Para qué fui creado? ¿Cuáles son esas buenas obras que debo realizar?
Estas son algunas buenas preguntas, no son todas pero pueden ayudarte
 a clarificar tu propósito y te llevarán a disfrutar la vida.

La Preocupación Produce Olvido

La preocupación hace que uno se olvide de quién es el que manda, y cuando te enfocas en ti mismo… te preocupas. Te pones ansioso por muchas cosas.
Te preocupas porque tus compañeros de trabajo no te aprecian, porque tus líderes te hacen trabajar en exceso, tu jefe no te comprende, o tu congregación no te apoya.
Con el paso del tiempo tu agenda llega a ser más importante que la de Dios.
Estás más preocupado en agradarte a ti mismo que en agradarle a Él. Y puede que cuando te des cuenta estés dudando del discernimiento de Dios.
Dios te ha bendecido con talentos y ha hecho lo mismo con tu prójimo. Si te preocupas por los talentos de tu prójimo, descuidarás los tuyos. Pero si te preocupas por los tuyos, podrás ser de inspiración para ambos.
Preocuparse significa ocuparse antes de tiempo. Lo mejor es que hoy descanses en la manos de Aquel que tiene control de todo en tu vida. Asegúrate, de que sientes que Él realmente está en control de todo.
1 Pedro 5.7
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Juan 14.1
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
 

Jesucristo

Muchas veces la gente pregunta: “¿Qué es lo que hace diferente a Jesús de todos los demás líderes religiosos que hayan vivido?”
La Biblia, la palabra autorizada de Dios, deja muy claro que Jesús fue más que un maestro religioso o un profeta común. Nos dice, en cambio, que Jesús era único.
¿De qué manera era único Jesús? Primero, era único en su persona. No era solo un hombre extremadamente espiritual. Era más que eso; era Dios en carne humana. Sí; era completamente hombre; pero también era completamente Dios. La Biblia lo expresa de esta manera: “Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo” (Colosenses 2:9, NVI). Esto es lo que celebramos en Navidad, que Dios vino a la tierra en forma de hombre.
Segundo, Jesús era único en su propósito. ¿Para qué vino a la tierra? Vino por una única razón: para salvarnos de nuestros pecados. Como Él mismo dijo: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10, NVI). Lo hizo al convertirse en el sacrificio final por nuestros pecados, por medio de su muerte en la cruz.
Sabemos de su promesa de vida eterna porque Jesús hizo algo que ninguna otra persona ha hecho jamás: resucitó de los muertos. Le invitamos a conocer a Jesús como Él es presentado en las páginas del Nuevo Testamento, y luego a darle su vida a Él.