miércoles, 27 de enero de 2016

Anhelando un hijo

Los hijos son el regalo más hermoso que Dios nos concedió, esos pedacitos de mami y papi que, con el toque de amor y ternura de Dios, alegran las vidas de quienes les rodean. Dios usa a estos pequeños inocentes como instrumento en sus manos, para reconciliar familias derramando lazos de unión y de amor donde había pleitos y división, o como un incentivo de fe para las mujeres que piensan que no pueden concebir. Con fe todo es posible.
Si aún no ha recibido esa bendición debe saber que Dios estableció un tiempo para todo. Eclesiastés 3:1-8.
Ponga en práctica 3 principios de Fe que le ayudarán a entender que no dependemos de ciencia ni apostasía, sino del Poder y Soberanía de Dios:
1. Espere el tiempo de Dios.
En Eclesiastés 3:11 vemos cómo el predicador expresa lo maravilloso que es entender la obra que Dios hace en su tiempo perfectoTodo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre, sin que éste alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin.
Vivimos en un mundo lleno de maldad, por lo que a menudo se cometen injusticias que no son desapercibidas para Dios, como por ejemplo, que en la actualidad sobreabunden niñas desorientadas que a temprana edad se entregan a pasiones, y en su euforia no son capaces de razonar los sucesos que desencadenan sus acciones, y para ocultar sus errores deciden acabar con la vida de un ser inocente apenas formado, cuando es mejor tenerlo y darlo en adopción a otras mujeres que piden a gritos la dicha de ser mamá.
No debe ser fácil estar en tu lugar amada hermana, pero debes comprender que si estás pasando por este proceso es por un propósito de Dios. Sí, de acuerdo, son inexplicables e injustas las cosas que se dan en la actualidad, pero Dios no es ajeno a tu situación.
Ponga en práctica 2 frutos del Espíritu Santo que le enseñarán cómo esperar el tiempo de Dios:
-Fe
-Paciencia
Santiago 1:3 “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.
Tal vez su fe esté siendo probada, entonces espere pacientemente el tiempo de Dios.
En Lucas 1:5-25 encontrará la obra maravillosa que Dios hizo en la vida de Elisabet y Zacarías, quienes en su vejez concibieron un hijo que habían pedido a Dios en sus oraciones.
2. Créale a Dios.

Quizás ha tenido varios intentos fallidos, o ha intentado de todo y no ha pasado nada, pero Dios quiere que crea en ÉL. Muchas veces decimos, sí, yo creo en Dios, pero luego en la práctica salimos reprobados por no creer a Dios. Zacarías fue enmudecido hasta que su esposa concibió, también por falta de fe. Moisés no entró a la tierra prometida, aun habiéndose arrepentido de su pecado (Números 20:8, Deuteronomio 3:23-26).
Cuando ore, tenga la plena seguridad de que Dios le está escuchando, no dude ni por un segundo de su poder, avive su fe en el Señor.
No sea como esas mujeres que recurren a hechiceras para que adivinen su futuro o para que le hagan trabajos demoníacos, porque alejará todas las bendiciones que Dios guarda para usted. La autoridad y el poder son de Cristo, que su FE no desmaye nunca; no se desaliente, manténgase firme en oración y haga oído sordos a comentarios negativos. El Señor es soberano, usted sencillamente créalo a Él.
3. Obedezca a Dios.
En el pasaje que leímos anteriormente está plasmada la característica principal de Elisabet y Zacarías:
“Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”. Lucas 1:6
Si de verdad quiere contar con el favor y la misericordia de Dios, es muy importante que usted sea obediente a su palabra y se guarde en santidad pues Dios se agrada de esto.
Conozca la historia de un hombre que disfrutaba del favor de Dios y por desobedecer, desperdició todo cuanto Dios le había concedido.
Salomón fue hijo del rey David, el tercer rey de Israel, escogido por Dios, distinguido en su tiempo por la gran sabiduría y riquezas que Dios le había otorgado.
¿Cómo obtuvo Salomón su sabiduría?
Él se la pidió a Dios y Dios se la concedió complacido de su obediencia, seguida de muchas bendiciones. Cuando somos obedientes, Él nos sorprende dándonos más de lo que pedimos o esperamos. 1 Crónicas 1:1-12
Es evidente que la bendición de Dios estaba a favor de Salomón, pues Él lo eligió para que guiase al pueblo de Israel durante sus años de reinado, y lo dotó de gran sabiduría y otros talentos para el servicio a Él. Aún así Salomón se rindió ante sus debilidades (la lujuria era una de ellas, fue esposo de mujeres paganas), y dejándose llevar por sus esposas idolatró a dioses paganos deshonrando a Dios, desechando todo cuanto Dios le había dado y el futuro que le tenía preparado. Su corazón se apartó de los preceptos y estatutos que Dios había establecido y cambió su futuro de bendición por nada, porque en la Biblia está escrito que él lo perdió todo a causa de su desobediencia (su historia en 1 Reyes 11).
Estimada hermana, fortalézcase en el Señor y nunca dude de su soberanía. Aunque todo parezca difícil todo tiene su porqué y para qué; quizás en su comunión íntima con el Señor le serán dadas las respuestas que tanto anhela sin cuestionar la soberanía de Dios, busque su presencia en oración, espere con fe y paciencia, crea en las promesas de Dios y sea obediente a su palabra. Recuerde que Él demanda de su pueblo fidelidad.

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