sábado, 25 de enero de 2020

Dar cada vez más

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. (Mateo 10:8).
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20;35
-¡Te traje un regalo!, gritó entusiasmado mi nieto de dos años, mientras presionaba una caja contra mis manos. 
-Lo eligió él solo, dijo sonriendo mi esposa.
Abrí la caja y me encontré con un adorno navideño de su personaje de historietas favorito. 
-¿Puedo tenerlo?, preguntó ansioso. Y después jugó con "mi" regalo el resto de la tarde.
Mientras lo observaba, sonreí porque recordaba regalos que yo había dado a mis seres queridos; como el álbum de música que le regalé a mi hermano mayor —cuando yo estaba en la escuela secundaria— y que realmente quería escuchar yo (y lo hice). Entonces, me di cuenta de que años después, Dios seguía enseñándome a dar con más generosidad.

El dar es algo que vamos desarrollando. Pablo escribió: Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en conocimiento, en toda solicitud y en vuestro amor por nosotros, abundad también en esta gracia. (2 Corintios 8:7). La gracia llena nuestro dar cuando comprendemos que todo lo que tenemos es de Dios, y Él nos ha mostrado que más bienaventurado es dar que recibir (Hechos 20:35).

Dios nos dio generosamente el mayor regalo de todos: su único Hijo, quien moriría en la cruz por nuestros pecados y resucitaría. Todos los que reciben este regalo supremo son ilimitadamente ricos. Cuando nuestro corazón se enfoca en Él, nuestras manos se abren con amor hacia los demás.
Padre, ayúdame a dar con generosidad.
 

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