sábado, 26 de julio de 2014

El corazón de un orgulloso

En el libro “El corazón de un artista” hay un testimonio impactante de la vida de Rita, una muchacha que canta profesionalmente y tiene una hermosa voz, que fue contratada muchas veces por canales de televisión y radios para grabar espacios publicitarios. 
Un día, Rita decidió que quería desarrollar su talento ingresando al coro de su iglesia. Cuando el director se enteró, se emocionó muchísimo por tenerla en sus filas. ¡Ummm!, tener a alguien de tan alto calibre cantando en la iglesia, verdaderamente sería un gran triunfo personal.
Muchos de los vocalistas la recibieron con alegría, pero otros se sintieron amenazados por tan melodiosa voz, pues varios de ellos sentían que ya no tendrían muchas oportunidades de cantar; sin embargo, le dieron la bienvenida.
Pasó el tiempo, Rita se dio cuenta de que ella tenía la mejor voz comparada con los demás, y pronto llegó a ser la solista más destacada de la iglesia. Lamentablemente, también comenzó a oscurecerse; cada vez que ella cantaba la gente se daba cuenta que era muy arrogante y orgullosa, pues no lo hacía para Dios sino para brillar ella misma.
El pastor de la iglesia habló con ella varias veces acerca de servir en otras áreas más pequeñas, pero ella nunca quiso participar pues para ella eran... insignificantes. Inclusive cuando veía poca gente no cantaba y se retiraba sin dar explicaciones.
Un día, su líder le habló de la importancia de servir a los demás, y Rita se sintió ofendida, pues no entendía por qué su líder se lo decía concretamente a ella. Se sintió herida y pensaba que no era bien valorada en su iglesia, así que se fue y nunca regresó.
La palabra orgullo significa altivez, soberbia, vanidad, autosuficiencia, arrogancia; la persona orgullosa no reconoce su dependencia de Dios, es altivo y esta altivez lo lleva a exaltarse a sí mismo y a apartarse completamente de Dios.
Todos, de alguna forma, hemos pasado por la situación de Rita, pues cuando alguien nos dice: ¡qué bien que has hecho tu trabajo!, ¡qué buen estudiante es tu hijo!, etc., nuestro ego sube, hasta ahí normal, pero algunos piensan que son la última maravilla de este mundo, su corazón empieza a enorgullecerse, comienzan a alabarse a sí mismos y no le dan la gloria a Dios por los triunfos que obtienen.
Rita no comprendió que el maravilloso talento que tenía se lo había dado Dios, y también Él se lo podía quitar, como sucedió con el rey Saúl quien perdió el trono por permitir que su orgullo creciera y creciera; a Dios no le agradó su actitud y lo sustituyó con el rey David.
A Dios no le agradan los soberbios sino personas como el rey David, pues él era un varón conforme al corazón de Dios.
Si tú tienes un talento innato que tal vez otros no tengan, no permitas que el orgullo y la vanagloria se apoderen de ti. Primero dale gracias a Dios por aquello que solamente tú puedes hacer, y no menosprecies a aquellos que se esfuerzan por hacer las cosas mejor y tratar de llegar a tu nivel, al contrario ayúdalos a desarrollar sus propios talentos y dones.
“Tras el orgullo viene el fracaso; tras la altanería, la caída. Más vale humillarse con los pobres que hacerse rico con los orgullosos”. Proverbios 16:18-19 (DHH).

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