sábado, 26 de julio de 2014

Crecimiento En El Cambio - Crecimiento personal-espiritual

Al despertar hoy al aire fresco de la mañana, supe que había llegado. 
Al llegar septiembre comenzamos a ver las pistas del otoño más nítidamente. ¡Ah sí!, los autobuses escolares, la temporada de fútbol, y la inminente liga de baloncesto. Y otra clave: ¡nos vamos despidiendo de aquellas largas noches de verano con tristeza! ¡Llegó el otoño! ¡Mi estación favorita del año!
¡Se puede percibir la frescura del aire que nos recuerda que estamos vivos! Pronto veremos las hojas de los árboles decoradas en una variedad de colores, saludadas por ocasos tempraneros; es la forma en que la naturaleza nos recuerda que las cosas cambian.
Es el flujo normal de la vida, en el que la naturaleza irrumpe y cierra la puerta con gracia al verano, lentamente, abriendo la puerta al otoño. La rueda de la vida gira continuamente, recordándonos que la abundancia nunca está fuera de nuestra vista, que está a nuestro alcance.
Estamos aquí para ver la belleza que nos rodea diariamente. Podemos verla no solo en lo que nos rodea sino en cada persona. Las oportunidades siempre se nos presentan alcanzándonos y esperando que las consigamos. Las oportunidades de ver la bondad, la belleza, la gratitud en una persona, lugar o cosa que no quisimos o no pudimos reconocer antes de este momento. Las cosas cambian.
Somos bendecidos en que, “entendemos que cualquier cosa la podemos hacer mejor”. Nadie tiene el poder de quitarnos eso. Igual que no podemos detener la transición del verano al otoño, podemos aprender y crecer, como las estaciones, en gratitud y amor.
Pensemos en quiénes, qué o dónde hayamos podido experimentar recientemente un cambio. ¡Quizás fue algo que nos entristeció, frustró, o nos iluminó con gozo! ¿Dónde está el crecimiento en ese cambio?
¿Podemos ver las bendiciones que se crearon en esos momentos, ofreciéndonos la oportunidad de fluir con la corriente en vez de en contra?
¿Podemos sumergirnos en la emoción, abrazarla, agradecerla y luego dejarla ir, como las estaciones que pasan? Permitamos al cambio enseñarnos y veamos maravillas en ello. Maravillas que nos traigan paz mientras nos recuerdan toda la abundancia que nos rodea; ¡y lo volverá a hacer!
Somos seres de amor, compasión y gratitud. ¡Feliz otoño a todos!  Recordemos que hay poder en los comienzos, y que con cada nuevo comienzo hay siempre un cambio.
No es difícil captar una orientación existencialista y humanista en esta reflexión, pero no por ello debemos dejar de disfrutar de la belleza del pensamiento que transmite. Porque la vida nos presenta definitivamente la constante del cambio, incluso la creación de Dios nos lo recuerda periódica y constantemente, sin ir más lejos, con el cambio de estaciones, aunque haya países que por su latitud, no tengan la misma oportunidad de presenciarlos de manera tan evidente como los situados más al norte o al sur.
Cada cambio nos presenta oportunidades para crecer como individuos y comunidades… ¿por qué no abrazar las mismas como dádivas de parte del Señor para ser bendecidos y bendecir a otros?

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